Capítulo 20: Fuego

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Toda yo estaba envuelta en fuego, y era un fuego que me quemaba.

Notaba crecer en mí la parte más salvaje, la parte que veía a esos hombres tras el cristal y solo anhelaba su completa aniquilación. Sentía que no podía pensar con claridad, nada de lo que veía a mí alrededor resultaba ser lo que mi mente percibía, lo veía todo difuso y lo veía todo con demasiado detalle. Sentía que podía percibir como cada mota de polvo que se aproximaba a mí ardía al instante.

Y eso era lo que más quería en ese momento. Consumirme en estas llamas. Que el dolor del eterno y ardiente dolor que sentía se acabara de una vez, aunque eso implicara mi muerte. Mi mente no estaba clara, solo quería dejar de sentir, solo quería paz y calma... anhelaba que el dolor acabara de una vez por todas.

-Quiero salir.-Susurro y la garganta me duele, es como si todo lo que hiciera, cada movimiento, cada pestañeo doliera demasiado.

El cristal vuelve a ser transparente y hay siete hombres vestidos de arriba a abajo con trajes ignífugos, con máscaras anti gas y gafas encajadas a sus cuencas, preparados para el incendio. Entonces veo sus armas, apuntando en mi dirección.

-Tranquila, Even, las balas no llegarán a tocarte, se fundirán antes de acercarse siquiera.-Sonrío, no sé qué aspecto debo de tener ahora mismo, pero debe de ser de lo más... intimidante.

Mi cuerpo es mucho más ligero, apenas toco el suelo al caminar hacia el cristal y ponerme justo a unos 50 cm. El fuego que me rodea empieza a crecer y crecer, llenando toda la sala blanca de llamas ardientes. Era demasiado blanca y demasiado limpia.

Cierro los ojos porque queman.

-Apaga ahora mismo esas llamas o tomaremos represalias.-Escucho la voz a través de un megáfono. La ignoro. Solo quiero fundir el cristal. Me concentro un poco más y abro de nuevo los ojos.

Me quedo petrificada al ver ante mí solo a uno de esos enmascarados. Quiero matarlo y golpeo el cristal con tanta fuerza y furia que me extraña que no se quiebre, pero no retrocede, se queda allí mirándome. Se acerca muy despacio y pone la mano en el cristal. Debe de arder, puede que el guante le proteja. Entonces me fijo en sus gafas, y veo sus ojos... son grises.

-Garrett.-Sonrío y pongo la mano sobre la suya.-Has venido a por mí.-Siento mi aliento arder entre mis labios. Todo era demasiado. Demasiado ardiente, demasiado calor. Demasiado fuego.

Se quita las gafas y la máscara de gas. Mira de arriba a abajo el cristal y me hace señales para que me aparte. Le hago caso y vuelvo al centro de aquel lugar. Casi lloro de verle otra vez de nuevo, con ese rostro que adoro, y esos ojos que... necesito ver de nuevo sus ojos.

Entonces veo como crea una fina capa de agua que envuelve el cristal por fuera.

-El chico es muy listo.

Por supuesto, el cambio de temperatura, el cristal no soportará ese cambio de temperatura tan brusco. Aparece una grieta en el centro que se va alargando a lo ancho y largo hasta que la barrera de vidrio que nos separaba desaparece en cientos de trozos cortantes. Me cubro la cabeza en un intento por protegerme. Todo se vuelve confuso, el agua se evapora y yo intento reducir el fuego de mí alrededor. Todo se ha convertido en un torbellino de vapor, agua, fuego y cristales. Escucho sus pasos al crujir con los cristales bajo sus pies, cada vez más cerca hasta que incluso puedo escuchar su respiración agitada. ¿A qué espera para abrazarme?

-Even, apaga las llamas, vamos.-Me pide y cierro los ojos. Todo duele demasiado.

Las rodillas, las manos, me duelen la cabeza y los pies al tocar el suelo. Es suficiente.

Forget [Sin terminar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora