Fingiendo que no existo ni vivo aquí

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Vivo pendiente del destino,

justificándome ante mi ruindad,

por ella sufro mil batallas,

en la intrínseca mentira de mi verdad.

Me escondo esperando no encontrarme,

fingiendo que no existo ni vivo aquí,

que soy solo fruto de mi mente,

pura ilusión, imaginación y vanidad.

Mis ojos cierro entonces para no verme,

iluso e inocente de mí,

pues solo logro saber,

que soy solo una burla, un desatino,

un enano tan pequeño que,

hasta el destino se ha burlado de mí.

Dejo entonces que mi reloj siga con su tic, tac,

deseando incluso que estalle

y me rompa el alma,

total, rota, maltrecha y quebrada, ya lo está.

Duele la memoria (poemas en el aire)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora