Estoy envuelto en velos negros de trapo...

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No me dejes caer en el abismo de la insidia,

ni consientas que me vuelva a desvirtuar la razón.

Soy lobo solitario, lo sé, aunque no lo soy por convicción.

Soy la batalla abierta contra la desidia,

perdida de antemano por la desilusión.

Tu sabes que en verdad me aislé para protegerte,

para no juntar mis nauseas con las de la desolación,

tampoco quise unirla con la tétrica deformidad del alma,

de aquel ser que una vez, sin pedirlo, le llamaron, Dios.

No me dejes no, caer por entre la agria disputa de la mente,

la que fuera olvido, y que, como repelente insecto,

vivió años alimentándose de mi podrida y emponzoñada sangre.

Estoy envuelto en velos negros de trapo...

preparado para saltar mi último obstáculo;

el muro inquebrantable de la obcecación,

sayo doloroso e inevitable de aquellos que, como yo...

vuelven habiendo sido vencidos, a caer en brazos de la muerte

Duele la memoria (poemas en el aire)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora