No hay razones
que me inciten a querer saber
qué me puede deparar el destino...
ya lo sé y no se puede cambiar.
Lo supe la noche en que te conocí,
me lo dijeron tus ojos,
aunque quisiste evitar que te los viera.
Hasta ese día me engañaba,
me decía inútilmente;
tengo que vivir.
Sí, fueron tus ojos,
esos que nunca supieron mentir.
Vi todo el miedo,
incertidumbre y dolor y...
¡Me hablaban a mí!
nunca había sentido en mis carnes
una "punta de flecha" clavada en mi pecho
tan honda y tan profunda.
Pero, no nos engañemos,
no fue la flecha clavada en mi pecho
lo que me dolió... no,
lo que realmente acabó con mi vida
fue... tu desconfianza y desamor.
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Duele la memoria (poemas en el aire)
ŞiirLa poesía como medio de alejar las situaciones que me producen dolor, soledad o miedo.