Capítulo VII: Broken and defeated

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Todo sucedió demasiado rápido. Lo siguiente que supo fue que Frank se debatía en una feroz pelea con Bert, la furia del moreno era impasible e incontenible. Le proporcionó a este tal golpiza que le hizo tambalearse, algo de sangre salió de su boca, pero Bert rápidamente volvió a reincorporarse, y atacó a un Frank desprevenido sujetándolo violentamente por el cuello. Sin embargo, Frank usó el peso del castaño en su contra provocando que ambos cayeran al piso en un enredo de extremidades.

En esa ocasión, Bert había sido más veloz y había vuelto a recuperar su poderío sobre Frank, el sujeto era más fornido y grande que este, no estando dispuesto a dejarlo ir con facilidad. Bert le dio unos cuántos golpes en la cara que de seguro hubieran noqueado a Gerard de inmediato, pero se trataba de Frank y él era capaz de aguantar grandes cantidades de golpes, era su naturaleza. Sin embargo, este luego comenzó a estrangularlo con ambas manos en su cuello y no aguantaría mucho sin aire. Gerard reaccionó y se movió de su lugar, tomó lo primero que encontró; una vieja lámpara de cómoda que en realidad había dejado de funcionar hacía tiempo, y golpeó de lleno con está a Bert en la cabeza. La lámpara se rompió en cientos de pedazos con un ruido sordo y Bert soltó a Frank de la conmoción, pudiendo este volver a respirar. Hilos de sangre comenzaron a originarse de la frente de Bert, debido a los pequeños cortes productos de la cerámica.

El castaño volcó nuevamente su atención en él, con una mirada asesina en su rostro. Gerard soltó un alarido y corrió cuando Bert fue tras él, mientras Frank aún seguía en el piso, abatido por la falta de oxígeno. Justo cuando creía que podría escapar de este, Bert le hizo una traba que provocó que cayera al suelo, sintiendo en consecuencia un terrible dolor en su brazo y abdomen. Gritó de terror y luchó por incorporarse, pero Bert le detuvo y le impidió moverse.

— Eres una maldita perra —rugió Bert con odio a centímetros de su cara, se llevó una mano a su frente y examinó la sangre con la cual quedó impregnada está— Vas a pagar muy caro lo que has hecho.

Levantó un puño en el aire pero este nunca llegó a su destino, pues Bert no había contado con que Frank lograse recuperarse tan pronto, pero lo hizo, y antes de que pudiera terminar su acción el moreno le atacó por detrás y comenzó a golpearlo brutalmente. Un golpe tras otro, sin detenerse. La sangre emanaba de su rostro con más intensidad a medida que los golpes continuaban. Gerard se arrastró y recostó contra la pared, sujetando su brazo magullado y manteniéndose alejado del lugar de los hechos. Observó que los otros hombres y mujeres presentes miraban la escena en desarrollo desde la sala, sin atreverse a hacer nada.

Llegó un momento en el cual el rostro de Bert se encontró cubierto de sangre en su totalidad, y este quedó inconsciente. Fue allí cuando Frank decidió detenerse. Se alejó de este respirando con dificultad.

— Llévense a su amigo si no quieren que lo maté aquí mismo. Luego váyanse de mi casa —se dirigió hacía las personas de la sala, sin siquiera mirarlos. Los dos hombres se movieron y entraron al dormitorio, por un momento Gerard pensó que también le harían frente a Frank, pero en su lugar solo tomaron a su amigo inconsciente en silencio y lo arrastraron entre ambos fuera de allí, seguidos por las mujeres. Poco después se oyó el conocido sonido de la puerta. Se habían ido.

Gerard aún arrullaba su brazo contra su pecho cuando Frank se dirigió hacia él. Además de un pequeño corte en el labio y otro cerca de su ojo, no parecía tener mayores daños visibles. Examinó su brazo provocándole aún más dolor en el proceso, y luego soltó un bufido.

— Solo está dislocado, no seas tan cobarde. Deja de lloriquear —sin darle tiempo de siquiera pensar, Frank sujetó su brazo y le dio un tirón. Sus huesos se acomodaron con un sonoro crack y Gerard sollozó de dolor, clavando sus uñas en la madera del suelo— ¿Llegó a tocarte? —Frank le preguntó seriamente, a lo que Gerard negó con la cabeza, aún sufriendo. Para su suerte, Frank había llegado antes de que Bert pudiera pasar a la siguiente base.

— Gracias —Gerard se abalanzó a su salvador, agradecido. Este se estremeció bajo su toque y mantuvo sus manos fuera de él— Gracias, gracias.

Para su sorpresa este no lo empujó inmediatamente como esperaba que hiciera, pues Frank era arisco al contacto y lo repudiaba en todo su ser. Podía sentir el latir de su corazón bajo su pecho, Gerard no había estado tan cerca de él en esa forma desde... Ni siquiera podía recordarlo. Aún tenía un corazón latiendo debajo de toda esa frialdad, después de todo. Frank inhaló el aroma del cabello de Gerard, siempre prevalecía en él y no desaparecía jamás, era algo así como una esencia de Gerard y solo de Gerard y la amaba.

— Si, bueno... No podía permitir que te tocara —lo alejó bruscamente de él, volviendo a ser el Frank de siempre — Eres mío, solo mío —como si quisiera aclarar las cosas atacó sus labios. Gerard sintió como el poco agraciado sabor a sangre y sudor entraban en su boca.

— Ve a limpiarte. Quiero que te pongas bonito para mí —le ordenó con lujuria evidente en sus ojos una vez que lo soltó. Frank se levantó y luego le dedicó una última mirada antes de desaparecer por la puerta. Gerard se limpió la sangre de la boca con la manga de la camiseta. Un nuevo escalofrío recorrió su columna. Conocía esa mirada y sabía lo que quería esa noche; terminar el trabajo que Bert no pudo concluir, y eso implicaba mucho más sufrimiento para él.

Scars on my skin ↠ FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora