El Jardinero y yo [II]

Mujer

Mujer

—Las personas hacen cosas por la gente que quiere, ¿verdad?

El jardinero y yo estábamos en los jardines más alejados de todos los edificios de apartamentos, regándolos. Aquella zona no tenía aspersores, así que él debía mantenerla húmeda manualmente con la manguera. Él no dejó de hacer su labor ni me miró cuando comenté aquello, tan sólo me preguntó como quien no quiere la cosa:

—¿Por qué lo dices?

—Porque papá se hizo un gran empresario por mami y por mí, y ella es maestra sustituta en las mañanas para estar conmigo en las tardes. ¿Tú te hiciste jardinero por alguien?

Tardó en responder, más de lo que pensé; de hecho, creí que ya no me respondería o que no había escuchado mi pregunta y cuando iba a repetírsela, habló:

—Sí, podría decirse que sí.

—¿Por quién? —Quise saber más que curiosa.

—Una mujer. A ella le encantaban los espacios abiertos como los parques y jardines.

Sonreí al oír eso; a mamá y a mí también nos gustaban un montón.

—¿Tú la amas? —le pregunté ahora todavía más curiosa.

La respuesta de él tardó una vez más.

—Sí, la amo.

—¿Y dónde está ella?

—Lejos.

—¿Por qué?

—Porque así debe ser.

—Pero si la amas deberías estar con ella, ¿no?

—No en este caso —Su voz ahora se oía enojada.

—¿Por qué?

Él sujetó fuertemente la manguera y se movió de lugar velozmente para regar otra zona, alejándose de mí y sorprendiéndome un poco. Mi intención fue seguirlo y apenas di un par de pasos hacia él, cuando me detuvo con ese tono molesto:

—No vengas. Vuelve a casa.

—Pero...

—Vuelve —repitió irritado, mirándome con el ceño fruncido.

Retrocedí ese par de pasos, asustada por aquella mirada tan dura, sintiéndome mal. Lo vi alejarse con una pose diferente a la recta de siempre; esta vez lucía abatido. Parecía ser que no le gustaba hablar de aquella mujer; tal vez le era doloroso. Con la culpabilidad sobre mí, fui a casa. Ya no volvería a preguntarle sobre aquella persona; no quería que nuestros encuentros fueran tan desagradables.