Papás

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Papás

Era una tarea para la clase de arte de mi escuela. La maestra nos había dado a cada estudiante un marco de fotografía sencillo hecho de cartón y nos había dicho que lo adornáramos con lo que quisiéramos; sería un regalo para nuestros padres. Yo no sabía qué hacer con el mío y no quería preguntarle ni a mami ni a papi porque debía ser una sorpresa, así que fui con él para pedir su opinión. Su respuesta fue más rápida de lo que imaginé.

—No sé, no me preguntes.

—Pero... ¿Nunca hiciste regalos para tus papás cuando estabas en la escuela?

—Nunca tuve padres.

Abrí los ojos sorprendida y luego lo miré con tristeza. No tenía padres; a lo mejor por eso era tan serio y callado... No, pero eso no podía ser. Papi tampoco tenía y era muy sonriente y hablador mientras que mami era lo contrario y sí tenía papás. Lo que sí supe cuando sentí ganas de llorar fue que no tener papás debía ser algo muy feo, porque entonces ¿a quiénes les regaló esas tareas en la clase de arte? A nadie; siempre estuvo solo.

—Oye, ¿por qué lloras? —me preguntó extrañado al ver mis lágrimas.

—Porque no tienes padres —respondí con voz gangosa.

—Da igual, no importa.

—Es triste.

—Te digo que no importa. Ya deja de llorar.

Su voz irritada me obligó a limpiar mis lágrimas y a tranquilizarme o estaba segura de que volvería a dejarme sola o a ignorarme. Miré el marco unos mementos ya sin pensar en nada, cuando él volvió a tomar la palabra.

—Diseca unas flores, pégalas al marco y fórralo con plástico. Así puedes adornarlo.

Lo miré con asombro unos segundos y luego volví a ver el marco, imaginando cómo quedaría si hacía lo que él me decía; sería hermoso. Mis ojos brillaron de emoción y sonreí ampliamente.

—¡Muchas gracias!

Y con su consejo en mente, di media vuelta y me alejé a paso veloz de él, dispuesta a ir a casa y comenzar con mi regalo.

El Jardinero y yo [II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora