Los niños a los que Vanessa les había estado dando clases, le prepararon una presentación tan original, porque dentro de dos días los voluntarios regresarían a su hogar, a Vanessa le fascinó tanto que lloró de emoción porque iba a extrañar mucho a sus pequeños alumnos. Ellos le entregaron cartas y dibujos que tenían la indicación de no abrirlo hasta llegar a casa.
A la hora del almuerzo y una vez que terminó de contarle todo a Cassy, ella le comentó lo feliz y alegre que se sentía por su mejor amiga, quien había encontrado una linda historia de amor en otro continente muy lejos de casa, sólo tenía una pequeña duda que Vanessa no había tomado en cuenta. — ¿Qué van a hacer mañana que regresemos a casa?— preguntó con inocencia sin intención de arruinar la felicidad de su amiga. E inmediatamente su semblante cambió a uno de preocupación. —Eso no lo tomé en cuenta, quiero conocerlo más, pero sabes que no podré seguirlo a Canadá, tengo que seguir estudiando y no sé qué piense él— musitó como si lo pensara a conciencia. —Bueno, creo que lo veré hoy y le preguntaré qué piensa de esto— comentó finalmente. Se acabó el tiempo del almuerzo y cada una se fue a su siguiente actividad. Al terminar su clase, Derek la estaba esperando fuera de su salón con un helado —Vamos a caminar y a comer este helado, ¿te parece?— sugirió el chico de extraordinarios ojos verdes. —Claro que sí— exclamó con una sonrisa gigante y tomó el helado.
Vaya que Derek se había enamorado de ella en tan poco tiempo como nunca antes le había ocurrido. Era alta, no tanto como él, claro está, el cabello de color castaño oscuro, ondulado a la altura de sus hombros, tez clara y unos ojos oscuros que hablaban cuando ella callaba; eran lo que lo tenía perdido pensando en ella antes de irse a dormir. Cuando caminaban y comían su helado, el de Vanessa sabor fresa y el de él de vainilla, ella decidió sacar el tema que la inquietaba —Mañana se acaba esta experiencia, ¿regresarás a Canadá?— preguntó casi no queriendo saber la respuesta. —Sí, así es, todos regresaremos a casa— comentó volviendo a la realidad que no tomaba en cuenta. — ¿Y nosotros? Quería que nos conociéramos mejor— expresó preocupada. —Supongo que tenemos que regresar a casa, opino que por el momento hay que mantenernos en contacto, no quiero que esto quede en el olvido y termine aquí, ya encontraré la manera de ver que el destino nos reúna de nuevo— dijo bastante confiando de sí e intentando ser lo más positivo posible. Terminaron de caminar y hablar de otras cosas para no tener un momento incómodo y no pensar en mañana cuando tendrían que despedirse y no era seguro que volvieran a verse. No querían que la tarde terminara aún.
Ningún momento es eterno, a pesar de haber utilizado lo más que pudieron su tarde e incluso parte de la noche, aun así llegó el momento de irse a dormir porque sus vuelos saldrían temprano al día siguiente. Derek le dio una carta con su nombre completo, número de teléfono, correo electrónico y sus redes sociales para que se mantuvieran en contacto, Vanessa hizo lo mismo incluso cuando su madre siempre le había aconsejado nunca compartir esa información con extraños. Todos los chicos parte del voluntariado se dirigieron al aeropuerto y ahí empezaron las despedidas de todo tipo, en mayor cantidad las dramáticas: llenas de llantos, berreos y mocos. Vanessa y Derek no lloraron ni exageraron, pues aunque sentían algo especial por el otro no tuvieron tiempo suficiente para llegar a esa situación. —Ya bonita, nos veremos muy pronto— dijo Derek mientras tomaba su barbilla para levantarle la cara y verla a los ojos. —Eso espero, quiero agradecerte por este pequeño tiempo Derek y espero que sigamos en contacto— contestó Vane intentando restarle importancia. << Vuelo 734 con destino a México favor de abordar por la puerta C>>, anunciaron los altavoces y Vanessa abrazó fuertemente a Derek quien no la quería soltar. —Nos veremos pronto— dijeron al unisonó antes de que ella partiera corriendo para alcanzar su vuelo. Justo a medio camino recordó algo muy importante, entonces volteó para ver a Derek quien no apartaba su mirada de ella, y regresó para darle un beso en la mejilla —Adiós— repitió antes de volver a correr. Él no pudo pronunciar palabra alguna y movió su mano de lado a lado en señal de despedida, sonrojado y con una enorme sonrisa. Una vez dentro del avión, creyó que estaría junto a Cassy, no obstante hubo cambios y estuvo al lado de Carlos, lo cual no le causó molestia pero a Cassandra sí, pues hacía berrinche unas cuantas filas atrás, no había razón para que exagerara tanto. Desde el incidente en el restaurante y su acuerdo de paz entre Carlos y Cassy habían logrado entablar una amistad bastante cordial, según el criterio de Vanessa, por lo cual ya no estaba segura de si estaba molesta por no ir a su lado o al lado de Carlos. De igual manera el viaje pasó rápido y al llegar, Fernando la esperaba, esto le causó mucha sorpresa porque ahora que él había decidido alejarse de los dramas característicos de la familia Andrade apenas si lo veía. Sólo le lleva 3 años de diferencia a Vane y aunque al crecer se la vivieran peleando, una vez que crecieron se unieron bastante, hasta que él decidió abandonarla a su suerte en la "casa de los gritos", así es como llaman a su hogar por ser tan ruidoso y en ocasiones hasta problemático. — ¿Qué hay enana?— dijo Fernando muy feliz de ver a su hermana, ella corrió a abrazarlo — ¡Hola enano!— contestó después de terminar el abrazo. Fer cargó su equipaje, ella se despidió de Cassy y Carlos quienes tomarían un taxi juntos para dividir el pasaje, se dirigió al coche de su hermano y emprendieron el largo camino hasta su casa. — ¿Qué tal el viaje? Te extrañé demasiado— preguntó interesado. —Me fue bastante bien y aprendí demasiado, ah sobre todo te extrañé— respondió con alegría en su voz. — ¡Mentirosa! Ni te acordabas de mí —. Vanessa se rió despreocupadamente y su hermano le desarregló el cabello de forma cariñosa. — No me trajiste a mi australiana— se quejó Fer haciendo pucheros como bebé. — ¿Y tu novia?— le recordó a su hermano. —Bien, gracias— respondió en forma burlona. — ¡Ya Fer! Mejor cuéntame de qué me perdí— cambió de tema. Hablaron el resto del camino y nada nuevo o interesante había ocurrido: su hogar seguía siendo ruidoso, Karla estaba a punto de cumplir 15 y querían organizarle algo sorpresa, ella iniciaría sus clases en dos semanas y el mundo continuaba girando como de costumbre.
Al entrar a su casa, que por primera vez parecía estar en silencio,sintió un gran alivio de haber regresado. Justo cuando creyó que la paztranquilizante reinaba en su hogar, salió de las escaleras saltando hacia ellaKarla, —¡¡Sorpresa!!— le gritó al oído por tenerla atrapada entre sus brazos. Ycomenzaron a salir los invitados de su escondite gritando sorpresa de maneramuy desordenada, tantas personas, los familiares de parte de su madre y de supadre e incluso algunos amigos, estaban reunidos para festejar su regreso. Unavez que Karla la soltó antes de asfixiarla, sus padres llegaron a abrazarla tanfuerte que se sentía aplastada entre tanto cariño, la besaron y abrazaronmucho. —Te extrañamos mucho cariño— expresó su madre cuando finalmente lasoltaron. —Ni siquiera se imaginan cuánto los extrañé yo a ustedes— reconoció yabrazó a sus padres una vez más. — ¿Qué tal tu viaje hija? —indagó su padre.—Fabuloso papi, aprendí muchísimo y también me divertí. —Me da mucho gusto hija, pero me da más gusto que ya estés de regreso— agregó y besó su frente. —¡Qué comience la fiesta!— exclamó Karla al mismo tiempo que subía el volumen de la música y todos los invitados emocionados se acercaban a ella para saludarla o iban al centro de la sala de estar, que estaba despejada, para bailar al ritmo de la salsa, merengue, cumbia y muchos otros géneros latinos más.<<Qué bueno es estar de regreso>>, pensó Vane mientras veía a todas esas personas importantes para ella, disfrutar de la reunión. Una vez que todosla saludaron quiso subir para poder tomar una ducha y cambiarse, de manera quepudiera disfrutar mejor. Por mucho que su familia y todo lo relacionado con "la casa de los gritos" la estresara en ocasiones, no podía estar más feliz de haber regresado. Karla la acompañó para que pudieran hablar a solas de lo que aconteció durante el viaje, tanto en casa como lejos de esta. — ¿Y dónde dejaste al galán?— preguntó al fin Karla, lo que le causó asombro a Vanessa, puesno había comentado nada, sin embargo su hermana la conocía mejor que nadie y lo notó en su mirada al instante. Guardó silencio mientras continuaba alistándose para bajar y pensando en cómo responder a eso, finalmente le contó lo sucedido con Derek, ocultando su emoción porque estaba resignada a olvidarlo y continuar con su vida ya que jamás lo volvería a ver o estar con él. Karla no pudo descifrar los sentimientos de su hermana y prefirió interrogarla a profundidad otro día, hoy debía dejarla disfrutar de la fiesta. Había variedad de comida y bebida, ella se entretenía viendo a sus tías bailar emocionadamente, de repente llegó Fer, la tomó del brazo y la llevó a bailar una de esas canciones típicas las fiestas en las que nadie se debe quedar sentado, bailaron un par de canciones más hasta que Fer se cansó. Ambos fueron por un vaso de agua a la cocina, donde se encontraban unos viejos amigos de Vane; en particular Alex, su amor platónico, la saludó muy bien y la invitó a bailar con él, ella estaba muy emocionada pero procuraba ocultarlo, llegaron a la sala y comenzaron a bailar cumbia, luego el ritmo de la música cambió y llegaron a las canciones lentas,Vane creía que Alex le pediría que dejaran de bailar, al contrario, la acercó más a él para seguir. Realmente fue lindo bailar con él, esa fue la última canción de la fiesta ya que todos los invitados se habían marchado y ellos no lo notaron. —Parece que es hora de retirarme para permitirte descansar un poco—comentó educadamente Alex al despedirse de ella. —Muchas gracias por venir fueun precioso detalle— respondió al comentario mientras lo acompañaba a la puerta.Estaba más que exhausta y sólo quería dormir hasta el próximo año, eso no fue posible pues su celular sonó incontrolablemente muy temprano por la mañana, adormilada aún, logró contestar.
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17 y contando
Teen FictionVanessa Andrade, una simple adolescente que vive en un entorno ordinario según su perspectiva con una vida aparentemente normal mas no perfecta, atraviesa una serie de eventos, algunos grandes y otros pequeños pero todos significativos a su manera...