Antes de que las preguntas iniciaran, la mamá de Cassandra las llamó a comer, al finalizar ella se dirigió a entregar los regalos. Apenas cerró la puerta de la cochera Cassandra se escabulló para sacar una botella de tequila ya abierta de uno de los cajones más altos de la cocina, hasta fue necesario subirse a una silla y ponerse de puntillas, quizá todo hubiera sido menos complicado y sencillo si Julia la tomaba, ya que era la chica más alta. Vane se espantó al ver que hablaban en serio sobre brindar con bebidas alcohólicas, definitivamente no era el mejor plan para un lunes por la tarde en temporada de clases normales, aunque sin protestas aceptó el primer trago –– ¡Salud! –– gritó Julia eufóricamente levantando el caballito lleno de tequila con rumbo a sus labios –– ¡espera! –– la detuvo Cassy terminando de servirle a Vane y servirse ella –– Listo–– anunció –– ahora debemos brindar por algo ––agregó ––Hagámoslo por nuestra amistad ¿no?, por seguir siendo unidas a pesar de tantos momentos difíciles, por estar en los buenos y para seguir siendo amigas por un largo tiempo–– sugirió Vane, ––excelente idea mocosas, me agrada –– aprobó Julia y todas levantaron sus bebidas para chocar el cristal de los caballitos –– ¡salud! –– dijeron las tres para posteriormente beber el líquido sin detenerse hasta terminarlo, –– ¡quema! –– chilló Cassandra, observando las muecas de Julia para después ver a Vane tan serena pareciera hubiera tomado un vaso de agua, –– vamos al chisme, ahora–– ordenó Julia. De esa forma Vane les relató los sucesos que se perdieron antes del sábado anterior. Entre cada anécdota volvían a tomar sin objeciones, de manera que pronto perdieron la noción del tiempo y cerca del final, cuando comentaba lo acontecido el sábado por la tarde, se sirvieron el último trago de la botella. Comenzaron a sentir los efectos del alcohol en su cuerpo y débilmente recordaron la promesa que le hicieron a la señora Bárbara –– debemos llevarte a casa – dijo Julia haciéndolas bajar y para su suerte amablemente la señora Dueñas se ofreció a llevarlas sin notar el estado en que se encontraban. Justo a las 7:00 Vane buscaba las llaves de su casa con dificultad frente a la puerta, logrando entrar pudo ver a su mamá tomando el teléfono –– He llegado mami–– saludó velozmente evitando acercarse y huyendo a su cuarto –– ¿Cómo te fue cariño? –– se interesó –– de maravilla, sólo me encuentro bastante agotada y creo que me iré a dormir ya –– engañó a su madre –– está bien hija–– habló y continuó con sus labores. Al llegar a su cuarto todo giraba y se sentía muy relajada, decidió sentarse sobre su cama para recobrar el equilibrio.
A la mañana siguiente muy temprano una estruendosa alarma sonaba a todo volumen martillando su cerebro dolorosamente o al menos eso parecía, no se acordaba claramente qué pasó luego de haber entrado a su recámara, sin embargo sí podía recordar que era martes y debía asistir a la escuela de manera que se levantó a prepararse: se bañó, peinó, vistió, incluso se maquilló un poco para ocultar su semblante de cansancio sin conseguir deshacerse de las ojeras, desayunó, se tomó un par de pastillas para aliviar su dolor de cabeza, agarró su mochila y sus lentes de sol favoritos, besó a sus padres despidiéndose y se marchó. El medicamento tardó mucho enhacer efecto, lo que le ocasionó un humor espantoso y optó por ocultarse con sus gafas. Llegando a la escuela se topó en la entrada con Julia quien tenía un aspecto peor que ella, era evidente que ambas sufrían una terrible resaca. –– Fue la peor idea que he tenido en meses –– declaró Julia frotándose la frente –– definitivamente lo fue–– aceptó con un tono serio –– mi garganta está tan seca–– dijo tomando un gran trago de una botella de agua tamaño inmenso y luego ofreciéndosela a su amiga ––prometí no volver a aceptarte ninguna botella y mírame, nunca entiendo–– bromeó copiando sus acciones –– Cassandra es una suertuda durmiendo ahora mismo–– dijo Julia con pesadez en su voz, mientras Vane revisaba la hora en su celular, ella lo arrebató y le marcó a la chica dormilona, la dueña del teléfono carecía de energía para intentar detenerla, esperó a que alguien hablara y colgó sin decir nada, –– ten por seguro que ya despertó y nos odia–– rió forzadamente Vane, –– tonta resaca–– musitó Julia despidiéndose con la mano para llegar a clases. Durante el receso Alex apareció en la puerta del salón de Vane con una gran sonrisa que rápido cambió al verla con una cara de pocos amigos, ella se apresuró a llegar hasta él para abrazarlo sin decirle nada todavía con los lentes puestos. –– Vamos a desayunar, ¿te parece? –– propuso éste y ella asintió aunque fue casi imperceptible. Salieron tomados de la mano hasta llegar a un establecimiento de comida donde ordenaron y sin contratiempos obtuvieron sus alimentos, –– ¿dónde te perdiste ayer gruñona? –– preguntó curiosamente y entonces la chica le comentó que estuvo en casa de su mejor amiga con su otra mejor amiga bebiendo y ahora sufría de una resaca mortal, esto le causó muchísima risa al joven, –– no es nada gracioso–– comentó irritada sin dejar de comer, –– claro que lo es, y tu hambre voraz también––añadió sin obtener otro comentario por parte de su novia, únicamente lo miró por unos segundos con la expresión más seria sobre su rostro que había visto, internamente agradeció que no se hubiera quitado las gafas pues de haberlo hecho su mirada lo hubiera pulverizado, –– lo lamento–– dijo con un poco de risa en su voz, –– no, yo lo lamento, estoy de un humor insoportable, naturalmente no es mi forma de ser –– confesó tragando el bocado final justo a tiempo para volver a las clases. Antes de regresar a sus respectivos grupos Vane le dio un tierno beso en la mejilla, el resto del día le pareció eterno, como si los segundos duraran más de lo establecido, y escuchar el timbre de salida le provocó gran alivio. Cuando se encontraba ya guardando sus libros enel casillero se volvió a encontrar con su amiga, que ya mostraba un mejor semblante, Alex le había comentado que la llevaría hasta su casa así que se despidió de ella y corrió hasta el estacionamiento donde ya la esperaban. El camino a casa fue muy callado, no del tipo de silencio incómodo, más bien de aquel en el que te sientes tranquilo y lo disfrutas con comodidad, –– oye Vane–– habló su novio para terminar con ese momento lo que provocó que ella dejara de observar hacia la ventana y volteara a verlo poniéndole toda su atención –– ¿te gustaría acompañarme a una reunión familiar el domingo? ––ofreció tímidamente y dejando una sonrisa sincera en el rostro de Vane ––claro me encantaría, sólo tengo que pedir permiso con mis padres–– dijo justo cuando el coche se estacionó frente a su casa, –– gracias–– dijo simplemente y salió para entrar a su casa. De ahí Alex prosiguió su camino a su hogar pensando en lo mucho que adora a Vane, realmente se encuentra enamorado y espera que acceda a ir con él a la fiesta familiar, aunque significa algo importante y podría ser un poco aterrador para ella, sabe que con su compañía sobreviviría a la tediosa obligación de asistir. Los señores Andrade aceptaron con la condición de que regresara a una hora considerable. El domingo después del medio día una camioneta se detuvo del otro lado de la calle esperando a Vane, y desafortunadamente no estaba lista aún, unos detalles del peinado que Karla le había estado arreglando faltaban, de modo que invitaron a Alex, a sus padres y a su hermano mayor a pasar.
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17 y contando
Teen FictionVanessa Andrade, una simple adolescente que vive en un entorno ordinario según su perspectiva con una vida aparentemente normal mas no perfecta, atraviesa una serie de eventos, algunos grandes y otros pequeños pero todos significativos a su manera...