Capítulo 254

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Aún en el interior de aquella bañera situada en uno de los mejores hoteles de Santiago de Chile...

- Esos besos sé que los tengo más que asegurados por el resto de mi vida...; decía el joven ofreciéndole un tierno piquito.

- Yo lo que quiero... Yo lo que te pido es un beso en el último concierto de RBD; suspiraba el muchacho temeroso de la respuesta de su novia.

- Chris... ¿Por qué? Tú sabes que yo no puedo...; exhalaba la chica rehusando la proposición de su pareja.

- ¿Por qué no puedes?; preguntaba el greñudo apenado.

- Pedro, Pablo, los fans...; respondía ella abatida.

- Tú no has asumido nada. Por el momento todo son puros rumores. ¿Y qué quieres que te diga? Me da exactamente igual lo que piense la gente de nuestra historia. Además, el beso te lo daría yo. Tú simplemente te tendrías que dejar querer. Si hay bronca, yo asumiría todas las culpas...; imploraba él.

- ¿Pero por qué es tan importante ese beso para ti?; lo cuestionaba la pelirroja envuelta en un mar de dudas.

- Lo necesito, necesito gritar mi amor por ti a los cuatro vientos. Durante los próximos meses lo único que haré será ver una y mil fotos de tu nuevo novio, y será él el que te coma a besos frente a las cámaras. Sólo uno, necesito un solo beso... La decisión está en tus manos; rogaba Uckermann.

- Sí...; suspiró Dulce María envolviéndose en un tierno abrazo, aferrándose a su cuello mientras él entrelazaba sus manos a su cintura. No podía negárselo, no podía después de todo lo que hizo y lo que estaba haciendo por ella. Cualquier otro la habría despreciado tras firmar aquel contrato. Él, aunque le dolía, seguía al pie del cañón día tras día. No podía, simplemente no podía. Y en el fondo, ella sabía que anhelaba gritarlo tanto como él. Al fin y al cabo, ellos mismos habían dicho aquello de "Si lo sabe Dios, que lo sepa el mundo", y ambos sabían que no formaba parte de los libretos que les habían entregado los guionistas de aquella serie.

- Lo sabía, sabía que no ibas a fallarme. Son estos gestos los que me indican cuánto vale la pena amarte como yo lo hago...; confesaba el joven, chocando su frente con la suya, envolviéndose en un tierno beso que continuó bajo aquella espuma, que se alargó durante aquella noche...

Al día siguiente, en aquel Arena Santiago, quince mil personas serían testigos de su particular show del amor. El culmen se daría en "Este corazón", cuando ambos se acercaron y aquella conexión de almas hizo vibrar el escenario que los sostenía. Christopher entrelazó sus manos a su cintura, Dulce se aferró a su cuello. Él intentó besarla. Ella interpuso el micrófono, escondiendo su pícara sonrisa. Se separaron por un instante, y ahí comenzó su jugueteo. Ella quitó un hilo de su camiseta, él una pestaña de su mejilla. Se dedicaban aquella letra, mirándose a los ojos,tomándose de las manos. De repente, Uckermann se soltó, levantando tres dedos,sonriendo cómplices. Ambos sabían lo que ocurriría en apenas tres conciertos. La canción continuó, sus arrumacos lo harían también...    

2.2. Before the moon... (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora