Capítulo 238

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Pasaron dos semanas desde que Dulce María firmó aquel contrato, desde que aceptó aquellas condiciones en la oficina de Pedro Damián. Condiciones que sólo conocía su familia y sus amigas más íntimas. Aún no había tenido el valor de explicárselo a su pareja. Él sabía que su novia protagonizaría la novela, pero todavía desconocía que pronto tendría que comenzar una relación amorosa con su hermano en la ficción.

Dubitativa y temerosa, la mujer retrasó el momento hasta que no pudo más. Eran mediados de agosto, estaban de promoción en Argentina. Apenas un par de días antes habían anunciado de manera oficial la separación del grupo. Un aluvión de cámaras los acompañaba en cada viaje. Tras el comunicado, el número de periodistas que los seguían en busca de respuestas se había multiplicado de manera considerable.

Tras grabar su participación en un conocido programa de la televisión argentina, la banda y su equipo ya regresaba a su hotel en aquel bus que había rentado la producción.

- Dulce, ¿no tienes nada que contarme?; preguntaba Christopher desde su cama, cuando las primeras informaciones ya habían llegado a sus oídos.

- ¿Qué?; titubeaba la joven sintiendo cómo se encogía su estómago, dejando caer sobre aquel lavabo el rímel con el que se estaba retocando.

- ¿No tienes nada que decirme?; insistía el muchacho nuevamente, viéndola a través del espejo.

- Chris... Firmé el contrato, pero Pedro puso una condición que acepté sin consultarte; respondía la chica mostrando su nerviosismo.

- ¿Qué condición?; la cuestionaba el greñudo visiblemente molesto.

- Chris...; exhalaba ella sentándose sobre la cama, echando las manos a sus ojos llenos de lágrimas.

- Dímelo; pedía él, tomándola de las manos.

- Tengo que fingir una relación con el vocalista de la banda; se sinceró la pelirroja, clavando su vista en el suelo envuelta en un mar de lágrimas.

- ¿Por qué? ¿Por qué lo aceptaste?; gritaba Uckermann soltándose de sus manos, clavando sus ojos furiosos en su novia, quien seguía con la vista puesta en la madera que cubría el suelo de aquel hotel bonaerense.

- Pedro me lo pidió, y yo le debo mucho...; respondía Dulce María alzando su vista llorosa hacia él.

- ¡Pedro, Pedro, siempre Pedro! ¿Y yo? ¿Dónde me dejas a mí? ¿Dónde dejas nuestra relación?; chillaba el joven fuera de sí. 



2.2. Before the moon... (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora