10. Un nosotros.

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Lía

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Lía

No sé en qué momento mi vida se complicó tanto. Primero, estaba la situación en mi hogar, mis padres alejándose cada vez más. Segundo, Noah embobado de Melody. Y tercero, Bruce me invitaba constantemente a salir luego de estudiar con él.

¿Podría haber algo peor? ¡Claro que sí! Un corazón roto.

El día de la fiesta algo dentro de mí se desquebrajo y cayo pedazo por pedazo sobre el suelo. No solo mi corazón, sino que también mis sentimientos por Noah, ya no quería sufrir, debía de una buena vez olvidarlo y darme mi lugar. Y para que todo eso fuera posible debía dejar de pasar como abeja a la miel, con Noah.

Pero era muy difícil, ¿cómo logras alejarte de tu mejor amigo?, ¿de tu otra mitad?, porque eso era Noah para mí: mi otra mitad. Pero había algo que me ayudaba, y era recordar esa noche y en específico su beso con Melody. Quizá era masoquista tomarme de un recuerdo que provocaba que mi corazón sangrara, pero me daba las fuerzas suficientes para cada vez que me dirigía con la disposición de buscarlo, girar sobre mis pies y alejarme.

—Lía... Lía... —Sacudí mi cabeza intentando regresar al presente—. ¿En qué planeta te encuentras? —Volví a verlo sonriendo.

—Quizá la pregunta correcta sería: ¿En qué galaxia me encuentro? —Bruce echo su cabeza hacia atrás riendo.

—Eres adorable. —Ladeo su cabeza y tomo una de mis manos, la cual contenía un lápiz. Inmediatamente sentí el calor subir a mis mejillas, así que fije mis ojos en la lectura.

—Ehh, repite: los lípidos son sustancias formadas por carbono, hidrógeno y oxigeno... —Hizo lo que había pedido. Estábamos estudiando química, pues habíamos hecho el trato que yo lo ayudaría con economía y química, y él a mí con cálculo y biología avanzada. Si ese chico era un cerebrito en esas materias—... bien, mañana estudiaremos química orgánica y nomenclaturas.

—Como usted diga maestra. —Negué con la cabeza divertida. Siempre era así con él, lograba sacarme una sonrisa—. ¿Vamos por un helado? —pregunto, mordí mi labio inferior, anticipando el delicioso sabor de un helado de chocolate con trozos de galleta, se me antojaba demasiado. Giré para verlo y estaba muy cerca de mí, demasiado.

Me quede estática, sintiendo como mis mejillas se calentaban aún más, al observar como sus ojos estaban fijos en mis labios, junto a su boca levemente abierta invitándome a besarlo.

¡Jesús!, hace calor.

Pero como era de esperarse; al destino le gustaba jugar mucho con mi estabilidad emocional.

—Lía, ¿podemos hablar? — ¡Santo mango con chile!, me aleje de inmediato y atrás de Bruce estaba Noah, viéndonos con el ceño fruncido y su quijada desencajada.

—Yo... yo... —balbuceé con torpeza hasta el infinito.

—Lía y yo íbamos a tomar un helado, creo que será después... —Bruce dijo. Se acercó a nosotros y no parecía él, sino que un gorila furioso.

—Lía, ¿podemos hablar?, es importante.

Me levante de mi banca y mire a Bruce disculpándome.

—Será rápido —dije y medio intentaba sonreír, pero era más una horrorosa mueca. Se hizo a un lado y camine a unos metros de distancia junto a Noah. Y algo dentro de mí me gritaba que era el momento de correr y huir, pero claro nunca escuchamos esas advertencias—. Dime. —Él suspiro y bajo su cabeza por segundos, y con cada uno de ellos las campanas de alerta en mi cabeza sonaban con mayor fuerza al igual que el letrero de RUN! con letras de neón parpadeantes.

—Verás... no sé cómo decir esto. —Rasco la parte posterior de su cabeza—. Pero... —Me miro fijo a los ojos—... ¿estás enamorada de mí?

Que quería convertirme en avestruz y hundir mi cabeza era poco, deseaba correr y buscar el inframundo para esconderme.

—Eh, eh, eh... —Y también existen la a, i, o y u.

— ¿Es cierto? —Y ese día encabeza mi lista de momentos más incómodos de mi vida.

¿Qué debía decir?, al parecer la máquina de mentiras que yacía en mi cabeza se había estropeado porque nada más que la verdad de mis sentimientos rondaba en mi cabeza.

— ¿Qui-quién te dijo? —pregunte en un intento de esquivar la anterior.

—No importa. Respóndeme, ¿es eso cierto? —Observe sus ojos chocolate, esos que tanto me gustaban. No por nada amaba el helado de chocolate.

—Noah... yo... —Sentía las palabras atorarse entre mis dientes.

— ¿Es cierto? —inquirió. Y justo ese día, debajo de aquel árbol, con el viento danzando sobre nosotros, entendí que ya no tenía por qué callar una verdad que era parte de mi vida, y que pronto ya no lo sería. Así que solo asentí con la cabeza y escuche como soltaba un gran suspiro de exclamación—. ¿Por qué nunca dijiste nada?

— ¿Para qué? Nada hubiera cambiado, ¿no es así? —Y espere atenta con el último gramo de esperanza de un nosotros, pero su silencio lo decía todo. Respire y saque toda la valentía que poseía—. Pero descuida ya lo estoy cubriendo, no te sientas mal, tú nunca hiciste nada para que yo me confundiera, todo fue mi culpa... y yo... —Las lágrimas ardían en el interior de mis ojos, pidiendo salir—... yo estaré bien. —Fue lo último que dije para luego correr.

Sintiendo como mi pecho ardía como el mismo infierno, al igual que las lágrimas quemarme como si fuese lava recorriendo mi rostro. Mi corazón dolía, pero sabía que por más doloroso que fuese, era lo correcto.

Noah

Esperaba que solo fuera un malentendido, pero el silencio de Lía lo decía casi todo, pero nada en comparación a que ella lo confirmara.

Pero lo que más me paralizo fue su pregunta, ¿habría en verdad cambiado algo si ella me lo hubiera confesado antes?

—Perfecto Noah. —Gire y Bruce me miraba victorioso—. Ahí dejaste ir tu ultima oportunidad con Lía, y gracias porque ahora estoy yo y créeme ella me interesa y luchare porque te olvide... —Sus palabras eran como golpes en el estómago. El aire comenzaba a faltarme.

—Yo... no lo sabía —dije defendiéndome. El bufo.

—Si, claro. Que tú no te hayas querido dar cuenta es muy diferente —espeto—. No entiendo, ¿por qué nunca hiciste nada, si tanto se gustaban?

— ¿Gustaban? —cuestione, pero era más una pregunta para mí mismo, ¿en verdad yo estaba enamorado sin saberlo de Lía?

—Como sea. —Se encogió de hombros y comenzó a caminar en la dirección se fue Lía—. Recuerda, ahora estoy yo y no me daré por vencido. 

Número de palabras: 1063

N/A:  Soy una maldita, lo sé jajaja , bueno... que puedo ser peor >:D Muchas están en este momento: ¡Estúpida, mis sentimientos, idiota! Y... ¿qué les digo?, ¡Ah sí!, nos leemos pronto ;) chaito pajarito🐦

PD: Solo faltan cuatro o tres capítulos más y tal vez un epílogo. 

Besos fugaces © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora