Lía
Luego que todo quedara al descubierto, decidí alejarme por un buen tiempo de Noah, quería que siempre fuera mi amigo, pero hasta que no lo mirara como tal, no podía pasar mucho tiempo a su lado. Puede que fuera absurdo, que pareciera una cobarde, pero debía protegerme, debía olvidarme de él. Y solo lo lograría dando un respiro de Noahlandia.
Y era tan difícil. Habían días en que deseaba pasar el recreo con él, irme en el autobús con él, pero cuando recordaba que no me había buscado luego que le confesara todo, que no hubiera hecho nada por seguir en contacto conmigo; entendí de la forma más dolorosa que él deseaba distancia.
Lo entendí, lloré como nunca antes, pero luego comencé asimilar todo y a recoger pedazo por pedazo de mi corazón.
Estaba en casa estudiando bilogía avanzada con Bruce, él necesitaba esta materia al igual que yo para la universidad, él estudiaría medicina y yo veterinaria.
— ¿Cómo vas? —preguntó Bruce, alcé mi cabeza para verlo—. ¿Has hablado con Noah? —Inmediatamente mis ánimos se fueron en picada—. Lo siento, lo siento. No quise hacerte sentir mal. —Asentí, sabía que no era su intención. No era el primero que hacia esa pregunta, y aunque llevaba ya varias veces respondiendo, eso no ayudaba a que el dolor y la incomodidad de la situación fuera mermando.
—Pues... —Me encogí de hombros—... nada. Él está bien supongo. —Recordé todas esas veces que lo vi con Melody. Doloroso.
— ¿Y tú cómo estás? —Las lágrimas comenzaban a picar en el borde de mis ojos. Lo amaba y no sabía cómo dejar de hacerlo—. No respondas. —Acercó su silla a la mía y me abrazo—. Estarás bien, eres fuerte y mereces ser feliz. Mírame —pidió y lo hice—, eres una chica fuerte, saldrás bien de todo esto, créeme. —Hipeé y Bruce me abrazó con más fuerza—. No estás sola, ¿sí?, yo estoy contigo. —Lo abracé con más fuerza y sorbí mi nariz—. Solo no dejes mocos en mi abrigo te lo suplico —dijo divertido, me alejé empujándolo.
—Tonto. —Lo miré y sonreí.
El resto de la tarde de ese día estuvimos estudiando y a la vez divirtiéndonos con las ocurrencias de ambos, me gustaba pasar tiempo con Bruce. Estar con él era fresco y podía ser yo, en mediana forma a como lo era con Noah.
—No te rías. —Se quejó.
—Estás loco —dije a penas, debido a la incontrolable risa. Me miraba divertido.
— ¡Es la verdad! —Se defendió—. Soy el hijo perdido de Tom Cruise. —Lo miré mordiendo mi labio tratando de contener la risa—. Solo mírame —dijo al tiempo que posaba sosteniendo su barbilla y haciendo una extraña mirada—. Ser sexy no es para todos. —No soporté más y comencé a reír como foca.
—Búrlate. Pero bueno... no me preocupo nuestros hijos serán sexys. —Mi risa ceso de golpe dando paso a que mis mejillas se tiñeran de rojo escarlata. ¡Odiaba que lograra ponerme así de nerviosa!
—Las cosas que dices. —Acomodé mi cabello, cubriendo mi rostro.
—Me gusta verte así. —Apuntó mi cara—. Sonrojada y nerviosa —dijo sonriendo de lado. ¡Malditos hombres!
— ¿Yo? —Negué con la cabeza—. Son ideas tuyas.
— ¿Lo negaras? —Acercó su cuerpo al mío. Comencé a ver a todos lados dándole a entender que mi madre podría aparecer en cualquier momento. ¡Pero claro! Cuando más la necesitaba espiando, no lo hacía. Iba a responder cuando mi madre habló:
—Hija, Noah ha venido. —Abrí mis ojos como platos. De pronto él apareció en mi campo de visión, despertando a los Halcones que vivían en mi estómago.
—Buenas noches. —saludó, Bruce solo movió su cabeza.
—Estás en tu casa —dijo mi madre hospitalaria, sin saber que estaba avivando el fuego de Troya.
—Muchas gracias. —Noah sonrió, luego me enfocó—. ¿Podemos hablar?
Volví a ver a Bruce quien estaba con la quijada desencajada. Y me sentí mal, él no merecía que cada vez que Noah apareciera lo dejara. Además, ¿por qué ahora?, ¿por qué había esperado tanto para buscarme?
—Lo siento Noah, pero estoy ocupada —dije. La cara de quien era mi mejor y el amor de mi vida mostró asombro. Era obvio que no esperaba que me negara.
—Lía. —Bruce llamó, volví a verlo—. Habla con él —dijo sonriéndome conciliador—. Yo estaré bien. Ya es tarde... debo irme. —Se levantó y comenzó a recoger sus cosas.
—No tienes por qué irte —dije.
—Tranquila, estoy bien. —Acarició mi brazo.
Minutos después se fue, dejándome sola con Noah.
—Disculpa no quería ocasionarte ningún inconveniente con Bruce —dijo Noah. Entrecerré los ojos, confundida.
— ¿Qué querías hablar? —pregunté.
Noah
Llegamos al jardín para tener un poco de privacidad.
—He estado pensando mucho en nosotros... —dije, moviendo mis manos nervioso. Miré el cielo que comenzaba a tornarse azul oscuro y como las estrellas hacían su aparición—. No te busqué antes porque no sabía qué decir...
— ¿Y ya lo sabes? —cuestionó. Volví a verla, sus hermosos ojos azules brillaban como estrellas, pase saliva ansioso, anhelando tenerla más cerca.
—No, pero vine aquí en busca de respuestas. —Frunció el ceño.
—Lo siento, no sé cómo ayudarte.
—Solo déjame hacer algo... —Di un paso hacia ella y acaricié sus brazos.
— ¿Q-qué haces? —balbuceó.
La aferré y comencé a sentir como temblaba. Sonreí, ¿cómo nunca me había percatado del efecto que tenía en ella?, ¿por qué nunca pude ver lo que ella sentía?, la observé en silencio, absorto en cada uno de los detalles de su rostro: sus ojos brillantes cual diamantes tras esas espesas pestañas, su respingada nariz, sus mejillas y pecas que eran como pringas de miel, sus labios rosados listos para ser probados y explorados. Toda ella era perfecta; dulce, amable, bondadosa y caritativa, divertida, gruñona y caprichosa como una pequeña niña.
Cerré los ojos y pude sentir como mi corazón latía desenfrenado. Solo con ella me pasaba eso, solo con ella me sentía completo. Abrí los ojos y poco a poco fui bajando la cabeza hasta quedar a centímetros de su boca, sintiendo la respiración de ambos entrecortada, mezclándose, haciéndose una.
Y en aquella noche estrellada, mientras el viento soplaba y las copas de los arboles bailaban. La besé... esa noche fue cuando descubrí lo que era el amor. Ese rose sutil sucumbió mi corazón; enviando choques eléctricos hasta lo más profundo de mi interior.
Con tan solo con esos dos besos fugaces, logré descubrir lo que en verdad sentía por Melody, y aún más importante reconocer que por Lía sentía amor.
Número de palabras: 1061.
N/A: ¡Oh sí!, al fin pasó lo que tanto esperábamos jajaja pero... (yo y mis malditos peros), hay que esperar y ver sino es demasiado tarde, no sé... mi Lía ya ha sufrido mucho y pues me gusta el TeamBrulía :3 o ¿Cuál prefieren ustedes?
TeamNoalía
o
TeamBrulía
jajaja nos leemos pronto, besos :*
PD: Después del 20 pienso subir "Contigo, siempre".
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Besos fugaces © [COMPLETA]
Teen Fiction"Quien diría los problemas que un beso podía ocasionar" Noah Smith; esta en su último año de instituto. Él acostumbra a motivarse diariamente con una frase diferente. Amalía Clark; es la incondicional mejor amiga de Noah, pero su cora...