Atenea ¿Dónde estás? __ Helen tenía más de quince minuto esperando a Atenea en el lugar donde habían quedado para probar unos bocadillos griegos para ver si ella los podía preparar para la fiesta. Fiesta que estaba ya a las puertas de ser realizada y aún faltaban muchos detalles y al verse sola por la ausencia de Manuel, se le estaba complicando el asunto.
Atenea avergonzada le confesó a Helen lo mucho que le dolía haberse prestado para ofenderla, por la cuestión del beso, la pobre se hizo una maraña de disculpa que no dejo ni siquiera hablar a Helen de explicarle la relación verdadera de Manuel y ella.
Lo siento Helen, lo que pasa es que estoy atorada en el tránsito, hubo un accidente__ hubo un silencio prolongado __ discúlpame, me demoro como unos diez minutos, ¿Podrías esperarme?
Si, por el momento voy mirando y pido algunos postres para ver de que son __ Dijo Helen mientras miraba con atención la gran vitrina llena de postres griegos.__ Bueno entonces nos vemos.
Ya con los pastelitos servidos y un periódico Helen se sentó en una de las mesas a esperar a Atenea, distraída veía por la gran ventana pasar a las personas.
Señora Doskas __ un mesero se le acerco __ ¿Desea algo más?
Ella levanto la mirada y se lo quedo mirando sorprendida __ ¡Lo siento, pero me está confundiendo!
No, su esposo me envió a preguntarle que si desea algo más__ y el caballero le señalo a la persona en cuestión.
Al otro lado de la elegante cafetería se encontraba Giles sentado con un traje negro, camisa blanca y una corbata roja, colores que resaltaban su masculinidad y al encontrarse con la mirada de Helen le sonrió de manera maliciosa levantando la taza de café.
No gracias, por favor la cuenta __ dijo al mesero lo más cortes que pudo.
El joven se marchó buscar la cuenta, el lugar estaba con pocas personas apenas habías unas pocas mesas ocupadas, lo cual se podía observar de un lugar a otro.
¿Y para dónde va mi esposa? __ la voz profunda de Giles hizo que los nervios de Helen se crisparan, ¿Por qué siempre él tenía que provocar en ella esas sensaciones? __ ¿Puedo? __ dijo al tomar el espaldar de la silla e hizo el ademán de halar la silla.
No, no puedes __ dijo rápidamente, debía huir de ahí pronto __ y te recuerdo que no soy tu esposa.
Ella se levantó de la silla y tomo el bolso para irse del lugar.
Helen tarde o temprano vamos a tener que hablar, porque no lo hacemos ahora o quieres que me presente en tu pequeño apartamento donde vives o también lo podemos hacer delante de tu "Novio" en Delicias, por mí no hay problema__ dijo sentándose y cruzando las piernas de manera elegante.
Yo que sepa tu y yo no tenemos nada de qué hablar__ se colgó el bolso en el hombro __ los papeles del divorcio ya te los firme, nuestra aberrante historia finalizo, así, que yo sepa no tenemos absolutamente nada de qué hablar __ lo miraba con odio y resentimiento.
Él muy calmado saco un sobre amarillo y lo arrojo sobre la mesa__ ¿Divorcio? ¿Cuál? __ con la mirada fija en ella, que aún permanecía de pie agarrando con fuerza el asa de su bolso, para así ocultar el temblor de sus manos y con una sonrisa, que parecía mas una mueca continúo hablando__ Estos documentos demuestran que eres mi esposa y como ya te lo había dicho antes en mi familia nadie se divorcia y mucho menos yo__ la mirada fría de esos ojos negros alertaron a Helen, algo estaba mal.
En cuanto a la aberrante historia de nosotros, si eso lo fue para ti, pues de malas, porque la vas a seguir viviendo __ el gesto que hizo le hizo comprender que Giles estaba furioso__ Por lo tanto, la aventurita que tienes con Manuel, a partir de hoy se acaba __ se levantó y quedaron frente a frente y con su mano le extendió el sobre que estaba sobre la mesa __ y tienes exactamente un mes para ir a vivir conmigo por las buenas o miramos que estrategias empleo para hacer que tomes en serio tu papel de esposa.
Oye, pero tú sí que tienes la cara bien dura__ Helen respiraba furiosa mientras miraba el sobre con curiosidad __ te atreves después que desapareciste seis años a imponerte ante mí, como si tuvieras el derecho a...
¡Los tengo! __ la corto bruscamente ___ Tengo todos los derechos, porque eres mi mujer, eres mi esposa y vas a cumplir con ese papel hasta el final, además quiero que me des hijos, los que me prometiste.
Eso está en el pasado, entre tú y yo no hay nada__ comenzó a caminar hacia la salida.
Recuérdalo Helen, solo tienes un mes y regresaras a mi lado__ ella le dio la espalda y se limitó a caminar y a marcar en el teléfono.
Atenea, lo siento se me presento un imprevisto y no te puedo esperar, de verdad lo siento, yo te llamo apenas tenga tiempo__ dijo rápidamente y no espero respuesta y colgó.
Camino lo más rápido que sus pies se lo permitieron, y cuando estaba a punto de entrar al taxi, el joven de la cafetería la detuvo y le entrego el sobre que Giles le había colocado en la mesa __ Señora Doskas, su esposo le manda estos documentos, que es muy importante que los firme.
Ella sorprendida los tomo y miro en la dirección de la cafetería pero no lo vio por ningún lado, no los iba a recibir pero el único que estaría en problemas seria el joven que había utilizado de mensajero, así que los tomo y los guardo en el bolso.
Al llegar a su pequeño apartamento saco el sobre y pudo ver que eran copias de los documentos que hacía seis años atrás ella había firmado, estaba igual pulcramente escrito en griego y abajo estaba la firma de ella, pero algo si le llamo poderosamente la atención eran las palabras escritas en su propio idioma. "Jamás te lo voy a permitir" y era la caligrafía de Giles.
Helen abrumada por los acontecimientos de la mañana no quiso ir a trabajar ni llamo tampoco a Atenea, quería estar sola, estaba muy confundida por el extraño comportamiento de Giles, él actuaba como si fuera ella la que hubiera terminado la relación y hacerla sentir culpable y no se lo iba a permitir.
Haría lo que estuviera de su parte por acabar de una vez por toda esa relación, tanto que su amigo Javier le dijo que no le convenía y ella se empecinó en hacer su voluntad.
Un mes, tenía un mes para solucionar, pero trataría de hacerlo por las buenas, porque ella mejor que nadie sabía lo testarudo y duro que era Giles.
Lo primero que debía hacer era terminar los arreglos de la fiesta de Atenea, y luego hablaría con Manuel, le pediría que se casaran, aunque solo lo hicieran para disimular ante Giles, y luego se divorciarían, la pregunta sería ¿Manuel aceptaría su descabellada idea? Y por otro lado estaba Atenea, que aunque ellos no habían reconocido el amor que se tenían, la podría lastimar por la decisión que ellos tomaran.
Pero... ¿Qué debería hacer? Enfrentar a Giles, no, aun reconocía que el verlo la ponía nerviosa y actuaba como tonta sin madre, se volvía una estúpida, para su dolor y vergüenza aun amaba a ese estúpido hombre.
ESTÁS LEYENDO
Fuego y Cenizas.
RomanceLa mentira de una mujer celosa y envidiosa, una situación fuera de control, la inexperiencia de la juventud, hacen que dos personas que se aman, se separen y que con el tiempo se odien, pero la verdad es otra. Helen se ha centrado en pagar su deuda...