PARTE SIETE

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Estaba terminando de recoger los platos de sus mesas cuando un piquete bastante paralizante lo atajó por la espalda, le dolía tanto que decidió sentarse en una de las sillas y dar un respiro.

El Sr. Cha lo había ayudado a conseguir empleo de mesero, y diario atendía cerca de 30 mesas. Era cansado pero al menos estaba lejos de Leo y sus puños.

Miró por el ventanal que daba a la calle y observó la vida en esa ciudad. Llevaba a penas un mes viviendo en la casa de acogida de Hijos y Hermanos pareciendole que todo iba mejorando. La espalda aun lo mataba pero ya no estaba en ese infierno que soportó tantos años.

-Hyuk, deberías hacer eso cuando todo este recogido, el Sr. Jael te matará.

A Ravi le habían encomendado ayudar a Hyuk a acoplarse a la ciudad y a su nuevo trabajo, algo así como su ángel de la guarda. Ambos se cayeron bien desde el principio y fue fácil poder acoplarse uno con el otro a pesar de la diferencia de edad, se llevaban 3 años.

-Lo se pero la espalda... por favor no le digas. -Lo miró como se mira a una madre para que le perdone un error.

-Te odio pero todo por eso tu invitas las cervezas esta tarde.

-Hecho.

Ravi dio la vuelta y se alejó cargando la charola con los platos que le correspondían.

Hyuk se quedo otro rato viendo por la calle esperando que el dolor pasara, pero no. Al menos ya no orinaba sangre.

Dejó que pasarán unos minutos más y se levantó para regresar a trabajar, ya sólo le faltaban limpiar las últimas mesas para que él y Ravi pudieran ir a tomar algo.



El pequeño pero bonito bar que estaba cerca del restaurante donde trabajan, era centro de reunión de puros hombres, no se veía nunca a una mujer por lo que el lugar era totalmente masculino. El olor le recordaba mucho a la preparatoria.

-Es difícil que te lo diga alguien quien aún no supera sus propios traumas pero, deja ya de pensar en él. Estas a miles de kilómetros lejos y es muy difícil que pueda dar contigo en esta ciudad tan grande.

Ravi era un gran conversador y siempre tenía una buena frase para animarte a pesar de que su pasado estuviera marcado por tanto dolor.

-Es justo lo que intento pero... no sabes. Aún cuesta creérmelo.

A Hyuk le gustaba poder salir y platicar con alguien más, se había echo amigo de la mayoría de los chicos que vivían en HyH, a pesar de ser muy tímido.

-Da igual, me largo que debo pasar por unas cosas que me pidió el líder Cha.

-Lo dices como si fuéramos un culto. -Hyuk dio los últimos sorbos a su bebida mientras veía a Ravi levantarse de la silla y ponerse su chamarra.

-Y lo es, un culto a poder amarnos nuevamente. Deberías comenzar a pensar más en ti, ya no eres un niño.

"Sigues siendo igual de tonto que un niño pero haz demostrado valor".

Una vez que su amigo se fue, salio despacio del bar y camino hacia la parada de autobús, quería regresar a la casa y poder recostarse en el catre que le habían dado junto a otro par de chicos menores que él. Uno de ellos lloraba cada noche hasta quedarse dormido, intentaba poder pensar en palabras de aliento que lo reconfortaran, pero su vida también había sido miserable por lo que sólo se recostaba de lado y dejaba que llorara hasta desahogarse.



Se estaba acostumbrando a los nombres de las calles y de las avenidas, eran demasiadas pero sólo así podía moverse libremente sin la necesidad de que Ravi le estuviera recordando en que parada bajarse o entre que calles están los supermercados o su trabajo.

Camino hasta la esquina y se paró en la línea de peatones esperando el alto para poder cruzar a la acera de enfrente. Su mente comenzó a divagar en lo solo que estaría si no hubiera conocido al Sr. Hakyeon y lo mal que tal vez estaria sin su ayuda. No tenía a nadie más cuando salió de esa casa sólo con la ropa que traía puesta y un montón de sueños y huesos rotos. Jamás se dio cuenta de lo vacía que era su existencia a lado de Leo y de lo monótona y horrible que era su vida sólo sirviendole. No continuó estudiando porque sus celos le hacían creer que se acostaba con todos sus amigos del salón o incluso con los profesores, tampoco lo dejó trabajar por que según era peligroso que un chico tan lindo anduviera trabajando si lo tenía a él para mantenerlo.

-¡Hey! No lo hagas. Detente.

Una mano lo sujetó fuertemente del brazo jalandolo hacia atrás. Se dio cuenta que estaba demasiado cerca de la orilla de la banqueta y que los autos y camiones pasaban muy cerca de él. Tal vez a la vista de cualquiera, parecería que estaba intentando aventarse hacia los autos y no sólo perdido en sus tristes pensamientos.

Miró al hombre que lo tenía bien sujeto y le dedico una sonrisa nerviosa.

-Lo siento, estaba distraído. Gracias.

El sr. dejo su brazo y sin decirle nada siguió caminado pero no sin antes voltear a verlo y mirarlo con cara de escepticismo.

"Hubiera dejado que te arrollaran, así nos ahorrariamos tanto".

En un acto reflejo, se llevó la mano hacia el cuello donde tenía una cadena de oro que sujetaba un anillo que también era de oro con un pequeño diamante regalo de su novio. "No me compre la motocicleta que deseaba sólo para que pudieras tener algo lindo colgado del cuello" le había dicho esa vez que Hyuk se había escapado con él y se escondían de sus padres, que aún vivían, en la casa de los padres de Leo. "Te daré siempre lo mejor por que te amo". El saber que tenía en el cuello un anillo tan costoso como una motocicleta siempre le dio pavor, nunca comprendió por que le había regalado algo tan caro, pero bueno, por aquel tiempo, Leo le daba besos a cada rato y no dejaba de darle abrazos cada que podía sin mencionar que le recordaba lo mucho que "lo amaba". Todo cambio tan de repente que la primera vez que le pego creyó y se auto convenció de que se lo merecía, ya que Leo no le había demostrado más que amor...

Se desabrocho la cadena y puso el anillo en sus manos, era sencillo pero la pequeña piedra brillaba como un pequeño sol.

Levantó los ojos y miró hacia el otro lado de la calle buscando entre los comercios una tienda de empeño. Era tiempo de desacerse de esa joya, el dinero le caería bien además de que sabía que no era bueno conservar cosas que le recordaran su pasado.

Cruzo con cuidado la avenida y se paró enfrente de la única tienda de empeño que vió, se metió esperando ver un lugar lleno de brillo o de lujo ante las antigüedades y joyas preciosas que mucha gente iba a dejar con la esperanza de poder usar el dinero en algo mejor, pero en vez de eso se encontró con una sencilla y muy limpia casa de empeño. Miró el mostrador en busca de alguien a quien preguntar pero sólo se encontró a un chico recargado sobre una mesa llena de pequeños anillos y cadenas que revisaba minuciosamente a través de un lente de aumento para joyería. El hombre estaba absorto en su labor que no se dio cuenta de su presencia hasta que le habló y se giró sobre su silla para mirarlo.

-Buena tarde, ¿En qué le puedo ayudar?

Hyuk vio al guapo chico del otro lado del mostrador sonriendole de forma calida dibujando un par de hoyuelos sobre sus mejillas.

¥ESTERDAY (VIXX Fanfic Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora