CAPITULO II PARTE DIECINUEVE

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Subió los dos primeros peldaños tirando de Bin, que intentaba pedalear para ayudar; tal vez incluso ayudaba, al menos un poco. Al alcanzar el segundo escalón, Hyuk extendió la mano izquierda y derribó el perchero sobre la escalera para bloquearla. Cuando Leo chocó contra él y empezó a mascullar juramentos, Hyuk soltó a Bin, que se dobló, pero sin caer al suelo. Seguía teniendo arcadas, y Hyuk notó que aún intentaba recobrar el aliento, lograr que su conducto respiratorio volviera a funcionar. 

—Aguanta —murmuró—. Aguanta un poco, Bin.

Subió dos peldaños más y bajó por el otro lado de él para poder usar el brazo izquierdo. Si tenía que subirlo por la escalera necesitaría todo el poder del brazalete de oro. Deslizó el brazo en torno a la cintura de Bin y de repente le resultó muy fácil tirar de él. Empezó a subir con él, respirando con dificultad e inclinado hacia la derecha, como si intentara contrarrestar un gran peso, pero sin jadear ni doblar las rodillas. Tenía la sensación de que podría subir con él por una escalera de mano enorme si hacía falta. 

De vez en cuando, Bin apoyaba un pie en el suelo y empujaba en un intento de ayudar, pero por lo general, sus piernas se deslizaban inertes sobre los peldaños enmoquetados de la escalera. 

Cuando llegaron al décimo escalón, a la mitad, según los cálculos deHyuk, empezó a ayudar un poco más. Eso estaba bien, porque desde abajo les llegó un crujido de astillas cuando los ochenta y cinco kilos de Leo aplastaron el perchero. Hyuk lo oyó dirigirse hacia ellos, pero no corriendo, al menos eso era lo que creía, sino a gatas. 

—No te conviene jugar conmigo, Hyuk—jadeó.

¿A qué distancia? Hyuk no lo sabía, y aunque el perchero le había cortado el paso durante unos instantes, Leo no estaba arrastrando a un hombre herido y medio inconsciente. 

—Quédate quieto. Deja de intentar escapar. Sólo quiero hablar conti...

—¡No te acerques! 

Dieciséis... diecisiete... dieciocho. La luz tampoco funcionaba en el primer piso, y puesto que el rellano carecía de ventanas, estaba más oscuro que la boca del lobo. Hyuk dio un traspié cuando el pie que buscaba el decimonoveno escalón no tocó más que aire. Al parecer, sólo había dieciocho peldaños en el rellano. Qué maravilla. Habían conseguido llegar a lo alto de la escalera antes que Leo. Al menos habían conseguido eso. 

—¡No te acerques, Le...!

En aquel instante se le ocurrió una idea tan terrible que lo dejó paralizado. Se tragó la última sílaba del nombre de su novio como si le hubieran asestado un puñetazo en el estómago. 

¿Dónde estaban sus llaves? ¿Las había dejado en la cerradura del portal? 

Soltó a Bin para poder rebuscar en el bolsillo izquierdo de la chaqueta que le había prestado, y en aquel momento, la mano de Leo se cerró suave y persuasivamente sobre su pantorrilla, como la cola de una serpiente que aplasta a su presa en lugar de inyectarle su veneno. 

Sin pensar en lo que hacía, Hyuk le propinó una patada con el otro pie. La suela de su tenis se estrelló de lleno contra la nariz ya maltrecha de Leo, quien profirió un aullido repugnante de dolor. El aullido dio paso a un chillido de sorpresa cuando buscó la barandilla, no la encontró y cayó de espaldas por la escalera oscura. Hyuk oyó dos golpes cuando Leo dio dos saltos mortales antes de desplomarse.

"¡Espero que te rompas el cuello!", pensó Hyuken el momento en que su mano se cerraba en torno a la silueta redonda y tranquilizadora del llavero. Se las había guardado en el bolsillo a fin de cuentas, gracias a Dios, gracias a todos los ángeles del Reino de los Cielos. 

¥ESTERDAY (VIXX Fanfic Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora