PARTE QUINCE

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Mientras Hyuk hacía la compra, Jung Taek Woon  yacía sobre una cama del hotel Whitestone en ropa interior, fumando un cigarrillo y mirando al techo. 

Había empezado a fumar como tantos otros niños, robando cigarrillos del paquete de Pall Mall desu padre, arriesgándose a recibir una paliza si lo sorprendían, pensando que el riesgo bien merecía la pena si se tenía en cuenta la categoría que daba ser visto en el centro, en la esquina apoyado contra un poste telefónico delante de la droguería de y la oficina de correos, con el cuello de la chaqueta subido y ese cigarrillo colgado del labio inferior. 

Mira, muñeca, mira qué genial que soy. 

Cuando tus amigos pasaban en sus coches viejos, ¿cómo iban a adivinar que habías robado el cigarrillo del paquete que tu viejo guardaba en el ropero, o que la única vez que habías hecho acopio de valor suficiente para ir a comprar un paquete en la tienda, el viejo de la tienda había resoplado y te había dicho que volvieras cuando te creciera el bigote? 

Fumar había sido lo más asombroso a los quince años, lo mejor, algo que lo compensaba por todas las cosas que no podía tener, como por ejemplo, un coche, aunque fuera una cafetera vieja como las que conducían sus amigos, coches con parches de selladora en la carrocería y «acero de plástico» blanco alrededor de los faros y los parachoques que se sujetaban con alambre retorcido, y a los dieciséis años estaba enganchado a dos paquetes diarios y una tos de campeonato por las mañanas. 

Tres años después de que se juntara con Hyuk, toda la familia de él, es decir, su padre, su madre y su hermano de 22 años, habían muerto en aquella misma carretera 49. Volvían de pasar la tarde nadando en la Cantera de Philo cuando un camión de grava se había desviado y se los había merendado como si tal cosa. Habían encontrado la cabeza seccionada del viejo Han en un surco a treinta metros del lugar, con la boca abierta y un cuervo en el ojo (por entonces Taek Woon ya era militar, y los militares se enteraban de aquellas cosas y mas en ese pequeño pueblo). 

Aquel accidente no había alterado a Leo en lo más mínimo; de hecho, había quedado encantado. Por lo que a él respectaba, el sr. Han había sido propenso a preguntar a su hijo cosas que no le incumbían en absoluto. Hyuk ya no era hijo de Han, a fin de cuentas, no a los ojos de la sociedad. A los ojos de esa gente se había convertido en la pareja de Jung Taek Woon. 

Dio una profunda chupada al cigarrillo, exhaló tres anillos de humo y los siguió con la mirada mientras flotaban hacia el techo en fila india. Afuera, los coches rugían y tocaban el claxon. Sólo llevaba medio día en aquella ciudad y ya la odiaba. Era demasiado grande. 

Tenía demasiados escondrijos. Aunque no importaba, porque iba por buen camino, y muy pronto, una pared de ladrillos muy pesada y muy dura se desplomaría sobre el hijito descarriado del sr. Han, 

Hyuk. En el funeral de sus únicos familiares, una ceremonia triple a la que había asistido la práctica totalidad de los habitantes del pueblo, Leo había empezado a toser y ya no había podido detenerse. La gente había empezado a girarse para mirarlo, y Leo odiaba aquella clase de miradas más que cualquier otra cosa en el mundo. Con el rostro enrojecido, furioso y avergonzado (aunque incapaz de dejar de toser), Taek Woon había salido de la iglesia cubriéndose inútilmente la boca con la mano, dejando atrás a su joven y sollozante novio. 

Se había quedado delante de la iglesia, tosiendo con tal intensidad que se había visto obligado a apoyar las manos en las rodillas para no caer desmayado, mirando con ojos lacrimosos a las personas que habían salido a fumar un cigarrillo, tres hombres y dos mujeres que no habían podido aguantar el ansía ni durante la miserable media hora que duraba el funeral, y de repente había decidido que nunca más fumaría. Así de fácil. Sabía que el acceso de tos podía deberse a sus habituales alergias estivales,pero no importaba. Era un hábito estúpido, tal vez el hábito más estúpido del universo, y no iba a
permitir que un forense escribiera Pall Mall en la casilla de su certificado de defunción destinada a la causa de la muerte. 

¥ESTERDAY (VIXX Fanfic Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora