Parte. 350- El portador de la Serenidad

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En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución de salud mental o centro de reinserción social a donde puedas llegar. Cuando alcances el escritorio principal, pregunta si puedes ver a aquella que se hace llamar "El portador de la serenidad". El trabajador debería suspirar y frotar su frente con fastidio, pero se pondrá de pir y te pedirá que lo sigas.

Serás llevado a una puerta de vidrio que dirige hacia algún tipo de patio trasero. Una ve abras la puerta, estarás envuelto de una impenetrable oscuridad, con la única luz en existencia muy tenue y distante. Ve hacia la fuente de esa luz. Mientras te acercas, comenzarás a notar varios ruidos a tu alrededor. Son nostálgicos; el sonido de niños riendo, de timbres de bicicleta, ruidos de grillos, entre otros. No desvíes la atención de la luz ni siquiera por un momento, pues si lo haces, verás que la superficie sobre la que estás caminando y que no puedes ver, es completamente antinatural y su desvanecimiento implica una caída eterna, rodeado por un perforante y agónico silencio.

Si llegas a la luz sin ser tentado por la curiosidad, estarás en medio de un campo infinito en medio de la noche, iluminado por la luna en cuarto creciente. A tu alrededor habrán flores pálidas, balanceándose ligeramente con la cálida brisa de verano. Frente a ti estará una chica de pelo largo y rubio y un vestido blanco, dándote la espalda. En su mano hay una flor, pero es de un púrpura oscuro y se ve claramente que está muerta.

Acércate a la chica pero no la toques. Dile: ¿Cuál es Su objetivo final? Una risita escapará de sus labios, y ella se volteará para encararte, revelando los restos putrefactos de su rostro: sus dientes amarillos y manchados, su boca congelada en una sonrisa esquelética, y un ojo colgando de su órbita. En su frente yace la empuñadura de una daga incrustada permanentemente en su cráneo. El viento soplará y un grito debería oírse a lo lejos, haciendo eco por todo el prado. En este punto, sentirás miles y de cuchillas clavándose en todo tu cuerpo, pero no te inmutes; el dolor es sólo una alucinación, y entregarse a ella te volverá loco.

Luego de varios agonizantes segundos, el dolor se detendrá. Una ráfaga de intenso viento empujará a la chica hacia ti, y su mano tocará la tuya, sintiéndote en absoluta paz. Luego te encontrarás fuera de la institución donde fuiste. En tu mano tendrás la flor púrpura, ahora vibrante de vida.

La flor es el Objeto 350 de 538. Su mera presencia tranquiliza el alma.

Los portadodes (the holders) 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora