El duque

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"La corona de la verdadera nobleza es una corona de espinas"

Thomas Carlyle

Hermione se tuvo que sostener por la pared más cercana cuando un mareo la recorrió, sin darse cuenta que en la otra mano balanceaba una bandeja con una taza té, rodajas de pan y mantequilla.

—¡Cuidado, niña tonta!—la reprendió la voz de una mujer, tomando la bandeja antes de que terminara en el suelo—¡Has volcado todo el té del Señor!

Parpadeó varias veces para adaptarse a la luz que entraba por la ventana. Era tenue y fría, casi como del amanecer. Miró a su alrededor, confundida, y se descubrió en una cocina anticuada, con una cocina a leña, una mesa de madera en el centro, muchos estantes y una gran chimenea encendida.

—¿Qué te sucede?—preguntó la mujer—Miss Sara dijo que eras rápida y ágil.

Hermione contempló a la mujer, descubriendo que era algo regordeta y con el cabello lleno de canas atado en un ajustado rodete. No tenía idea de quién demonios era.

—Nada—murmuró—Lo siento—se disculpó, recordando que debía seguir en su papel, aunque preguntándose quién rayos sería Miss Sara.

La mujer frunció el ceño, claramente molesta.

—Rápido, ven, llenaré de nuevo la taza. Tú limpia la bandeja. ¡Rápido!

Hermione caminó hacia la mesa, dejando allí la bandeja, pero en vez de limpiarla como le habían ordenado, se quedó mirando sus piernas. Estaban cubiertas por una larga falda negra. Sorprendida, se miró en el reflejo de la ventana.

—¡¿Y ahora qué?!—oyó que preguntó la mujer pero ella no le hizo caso.

¡Era una sirvienta! Tenía la misma vestimenta que la mujer mayor. Con el cabello recogido en un rodete y vistiendo un largo vestido negro con un delantal blanco que se ataba en la parte de atrás de su cintura.

—¡Hermione!—le gritó, tomándola del brazo con brusquedad—¿A caso quieres que el señor te reprenda?

—No—musitó.

—¡Entonces ponte a trabajar inmediatamente!

Asintió, aún asustada por la realidad a la que había decidido mandarla la profesora. ¿Cómo se le había ocurrido aquello? ¿Y dónde rayos estaba metido Malfoy? Comenzó a limpiar la bandeja mientras la mujer se daba la vuelta y cargaba la taza nuevamente, sintiéndose totalmente molesta. Ella siempre se había considerado a sí misma una persona servicial pero nunca imaginó que podría terminar siendo, literalmente, una sirvienta.

—Sé que eres nueva pero no tienes que cometer errores—dijo la anciana volviéndose con la taza llena—El Duque es un hombre paciente pero no acepta tener ineptos trabajando para él.

Hermione intentó controlar su expresión de sorpresa. No sólo era una empleada, sino que trabajaba para un Duque. Como sabía que en el mundo mágico tenía un Primer Ministro, asumió que se encontraba en el mundo muggle ya que era allí donde se destacaba la monarquía. Luego debería de probar, cuando se encontrara a solas, si podía realizar algún hechizo. Sin embargo, tras hacer un recorrido mental por su cuerpo, se dio cuenta que no tenía su varita consigo.

—Ahora, vamos—dijo la mujer—Te mostraré, como es tu primera vez, dónde queda las alcobas del señor pero después te las tendrás que arreglar sola. Déjale el desayuno sobre la mesa, despiértalo, pásale la bata y mientras él desayuna arréglale su cama. No olvides abrir las cortinas antes.

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