Todos somos como la luna brillante, todavía tenemos nuestro lado oscuro.
Khalil Gibran
Hermione no hacía más que caminar rápidamente por el medio del bosque. No tenía miedo, no le preocupaba ni un poco que alguien o algo pudiera atacarla, simplemente debía de alejarse todo lo posible de Draco y de los sentimientos que despertó su presencia en ella.
¡Ridículo!
No existía otra palabra para describirlo. ¡Era ridículo! Ella sabía muy bien que él le gustaba, que podía estar teniendo sentimientos por él, que le atraía, que lo deseaba incluso, pero nunca pensó que su corazón pudiera acelerarse de ese modo, que sentiría que su estómago estaba lleno de mariposas, que sus manos dolerían al tener que contenerse para no ir a tocarlo como tanto había querido.
Hermione nunca pensó que todo fuera tan intenso, tan abrumador, que ese sentimiento la dejara tan atontada. Así que cuando recobró un segundo de su lógica hizo lo más razonable: huir antes de cometer uno de los mayores errores de su vida.
Habían pasado tres días desde que llegó a aquella realidad y a penas se estaba acostumbrando a la idea de que su padre era Fenrir y que en realidad este hombre era bastante amable con ella, amoroso incluso. Él la había ido a buscar a aquella mañana para ir a pescar río arriba. Había temido que como una bestia tuviera que saltar al río y atrapar los peces con las manos pero se había sorprendido al descubrir un par de cañas. Pasaron un buen rato sentados a la orilla hasta que ambos lo sintieron...
Había sido un aroma poco natural que inundó el bosque, intenso, aunque lejano. Ella no lo había descubierto al comienzo pero luego se dio cuenta que se trataba de un perfume hecho con algunos químicos. Hacía que cosquilleara su nariz. Su padre, a su lado, había juntado su caña y le había ordenado hacer lo mismo. Había tomado los peces que habían sacado y había corrido nuevamente al pueblo por unos cuarenta minutos más o menos. Estaban lejos pero ellos eran veloces pero cuando llegaron la dueña de aquel perfume ya había llegado también...y no venía sola.
Se preguntó porqué no fue capaz de sentirlo antes.
Él no usaba perfumes ridículos que hacían picar su nariz pero aún así tenía un aroma muy característico que había sentido en otras realidades aunque jamás le había prestado verdadera atención: yerbabuena y rosas. Frescura. Limpieza. Natural. Le daban ganas de aspirarlo profundamente después de un día agotador, preferentemente recostada contra su pecho, y retenerlo dentro de sus pulmones por unos segundos, como si pudiera también retenerlo en su memoria.
— ¿Hermione? ¿A dónde vas?
Hermione se sobresaltó al escuchar la voz de su madre. Giró y se sorprendió al darse cuenta que se encontraba a poca distancia de ella, junto a la anciana que había visto tan sólo durante la celebración de cumpleaños de su hermano y que le había llamado tanto la atención. Ambas tenían unas canastas colgando de sus brazos llenas de diferentes flores y hierbas.
—Yo... sólo...—intentó explicarse pero se sintió repentinamente avergonzada.
La anciana le hizo una seña a la madre de Hermione y señaló hacia el pueblo, sin decir ninguna palabra. Pero eso pareció ser suficiente porque los ojos de la mujer brillaron repentinamente llenos de comprensión y se voltearon a ver a su hija.
— ¿Es cierto? ¿Lo has encontrado?—le preguntó con una enorme sonrisa y caminó hacia ella, tomándola de la mano.
Hermione la miró sin comprender.
— ¿Qué he encontrado?—quiso saber.
— ¡A tu compañero!—exclamó sin dejar de sonreír—Nunca imaginé que fuera el hermano de Meissa pero es una maravillosa noticia—acomodó maternalmente el mechó de cabello de su hija que caía sobre su rostro, comprendiendo por su expresión que se sentía sorprendida— ¡Oh, mi amor! No te preocupes. Sabes que él te corresponderá.

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Realidad alternativa
FanficUn accidente en la clase de Runas Antigua obliga a Hermione Granger y a Draco Malfoy a viajar de realidad en realidad, tomando los papeles de diferentes personas: monarcas, sirvientes, a veces magos, otras muggles. Ambos deberán aprender a vivir con...