La magia del circo

3K 256 31
                                    

"La vida es un espectáculo magnífico, pero tenemos malos asientos y no entendemos lo que estamos presenciando"

Georges Clemenceau

Hermione se sobresaltó al sentir la mano de aquel extraño sobre su rodilla. Se quedó observándolo fijamente, anonadada. Era un hombre de unos cuarenta y pico de años, con el cabello castaño, casi del mismo tono que el suyo, pero con unas cuantas canas en él. Su mirada era suave y tranquila. No la había tocado con segundas intenciones, simplemente como un gesto para llamarle la atención.

—¿Me estás oyendo, Hermione?—preguntó el hombre.

Ella asintió distraídamente, mirando a su alrededor. Había mucho ruido. Hombres y mujeres iban de un lado al otro acarreando cosas, llevándolas a camionetas o casas rodantes. A unos metros de allí se podía ver una inmensa carpa roja que estaba siendo desmantelada.

—Hermione—la llamó de nuevo, colocando su mano bajo su mentón para voltearle el rostro y hacer que lo observara—Sé que estás en una edad donde se supone que eres una adolescente rebelde pero como tu padre, sólo intento guiarte por el mejor camino... Quizás no sea el más indicado, porque después de todo, nos vivimos trasladando de un lado al otro del país y esa no es la clase de vida que quiere un padre para su hija pero es la única que conozco y que puedo ofrecerte.

—¿Qué está sucediendo?—musitó.

Sabía que debía seguir su rol pero no entendía cómo demonios hacerlo. El hombre, quién al parecer era su padre, la contempló con el ceño fruncido de preocupación.

—¿Todavía te duele la cabeza del golpe?

—¿Qué golpe?

El ceño se profundizó aún más.

—Espérame aquí, no te muevas. Haré que venga John a revisarte.

Su padre se levantó y comenzó a alejarse en busca del tal John. Hermione se puso de pie rápidamente, mirando nuevamente a su alrededor. ¿Qué demonios había sucedido ahora? ¿A caso habían entrado a otra realidad? ¿Por qué? ¡Había tenido razón al creer que algo había salido muy mal! ¿Y dónde se encontraba Malfoy? Confundida, intentó pensar en lo último que recordaba: ambos estando en la mansión intentando recrear el círculo de runas que había hecho la profesora para descubrir cuál era el error. En aquella realidad habían sido muggles y, como no sentía su varita consigo en ese instante, creía que allí también.

Se miró a sí misma y suspiró aliviada al comprobar que no estaba usando ningún vestido largo o ropa de sirvienta. Un pantalón cómodo, un suéter y zapatillas. Una vestimenta totalmente muggle y absolutamente normal.

—¡GRANGER!

Malfoy.

Su corazón latió desaforadamente mientras corría intentando encontrarlo. Se chocó contra varias personas pero rápidamente se disculpó sin detenerse a contemplar la mirada de sorpresa que le daban.

—¡GRANGER!

Un hombre inmenso, que debía de medir casi dos metros y tener los músculos más grandes que ella alguna vez vio, intentaba sostenerlo y mantenerlo tendido sobre un rudimentario catre bajo una tienda improvisada con palos y una lona de un naranja desteñido.

—¡¿Malfoy?!

—¡Hermione, espera!—su padre apareció detrás de ella y la sostuvo por la cintura—Despacio. Acaba de despertar. El golpe que recibió fue muy fuerte y tiene fracturada dos costillas.

Realidad alternativaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora