La infancia tiene sus propias maneras de ver, pensar y sentir. Nada hay más insensato que pretender sustituirlas por las nuestras.
Jean Jacques Rousseau.
Draco sintió que una mano suave acariciaba su rostro con lentitud, una mano cálida y que desprendía un bonito olorcito a jabón perfumado. Aspiró profundamente, abriendo los ojos con cuidado para ver a su madre inclinada sobre él, sonriéndole de manera afectuosa.
—Es hora de levantarse, dormilón—le dijo apartando su mano—Hoy es tu primer día en el jardín... ¿Estás emocionado?
Una emoción extraña lo embargó por unos segundos después de oír estas palabras. Sin embargo, inmediatamente después, llegó la confusión. ¿Jardín? ¿De qué hablaba? ¿Y desde cuando su madre le hablaba de ese modo? Se sentó en la cama, viendo como Narcissa recorría una habitación que le resultaba completamente extraña. Juntaba juguetes esparcidos por el suelo y la ropa que encontraba la doblaba con maestría. Abrió la puerta de un armario y, tras guardar esas prendas, sacó otras.
—¿Te gustaría llevar esto?—le mostró una remera azul que tenía un extraño logo en el centro que parecía formar una S—Puedes usar hoy tu camiseta de la suerte...
Draco no lograba responder. Sólo atinaba a contemplar el rostro tan familiar de esa mujer que era su madre pero que a la vez no se parecía a ella. Su actitud era tan diferente. Miró a su alrededor, notando que la habitación en la que estaba era muy infantil. La pared era verde, lo cual no le importaba, pero tenía muchos aviones de juguete colgando del techo oscuro, en el cuál había estrellas blancas dibujadas. Había cajas de juguetes, libros de cuentos, lápices de colores y hojas con dibujos pegados con pinches en un cuadrado en la pared. Anonadado, bajó sus ojos hacia su propia cama, notando que no sólo era individual sino que también tenía una colcha con figuras de planetas y estrellas. Cuando su mirada se topó con sus manos, gritó.
—¡AAAHHHHH!
Narcissa dejó caer la ropa que tenía en sus manos y, tras dos zancadas estuvo a su lado.
—¿Qué sucede, Draco?—posó su mano en su frente para tomarle la fiebre—¿Qué tienes, amor? ¿Te duele algo?
Draco no podía hacer más que tomar aire rápidamente con los pulmones, sintiéndose tan ridículamente pequeño e indefenso. Que su madre estuviera comportándose tan cariñosa como nunca antes en su vida, no ayudaba.
Se apartó de esa mujer, bajó de la cama y, sin pensar realmente a donde iba, salió corriendo de su habitación. No se tomó el tiempo para contemplar el pasillo, ni para darse cuenta que justo del cuarto del baño salía un hombre que, para su corta estatura, era increíblemente alto. Chocó inevitablemente contra él pero no logró moverlo. El hombre posó sus manos sobre sus hombros para detenerlo.
—¿Draco?—cuestionó—¿Qué sucede?
Cuando el rubio alzó sus ojos hacia él, éstos se abrieron como platos. ¡Lucius Malfoy estaba delante de él! Pero tampoco era el Lucius que él conocía. No, este era un hombre menos rígido, claramente preocupado y con el cabello corto.
Su pobre mente no pudo soportarlo y cayó inconsciente al suelo antes de que su padre pudiera atraparlo.
...
Draco abrió los ojos horas más tarde, después de pasar casi treinta minutos consciente, preguntándose si valía la pena o no hacerlo. La habitación estaba a casi a oscuras y eso le impidió ver que su madre estaba sentada en una silla mecedora ubicada en la esquina del cuarto, al lado de una ventana. Sólo un velador a su lado estaba encendido, dando una luz tenue. Creyéndose solo, se sentó en la cama y se miró a sí mismo. Manos pequeñitas, piernas cortas, una pancita algo abultada pero no demasiado y unos bracitos delgaditos. Uno de sus codos tenía un feo raspón que no dolía pero que picaba. Todo su cuerpo estaba cubierto de un pijama de dos piezas, también azul y con esa letra S de nuevo. No se preocupó demasiado en preguntarse qué rayos significaba porque algo muy grave sucedía en aquella realidad ¡Era un jodido niño! Algo interiormente le decía que tenía cinco años y, a pesar de que no sabía de dónde venía ese conocimiento, lo aceptó sin cuestionarse demasiado.
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Realidad alternativa
FanficUn accidente en la clase de Runas Antigua obliga a Hermione Granger y a Draco Malfoy a viajar de realidad en realidad, tomando los papeles de diferentes personas: monarcas, sirvientes, a veces magos, otras muggles. Ambos deberán aprender a vivir con...