Natasha's PoVEran las nueve de la mañana.
No me podía sentir peor.
Había vomitado una vez, estaba muy cansada y de muy mal humor.
— ¿Quieres jugo?— preguntó Steve.
Él, al igual que yo no había podido dormir la noche anterior, pero estaba más enérgico, ya que no tenía ocho meses de embarazo.
— Sí, por favor— acepté cambiando de posición en la silla.
Al final opté por levantarme y ponerme a su lado.
— Aquí tienes, Cariño— dijo pasándome un vaso con ese líquido contenido.
Se me quedó viendo raro.
Ese día estaba usando una blusa de tirantes finos y unos pantalones cortos. Aunque hacía frío afuera -faltaban algunas semanas para Noviembre- yo estaba muriendo del calor.
— ¿Qué pasa, Steve?— le pregunté mirando hacia el lugar en donde su vista se perdía: Mis senos.
— Parece que otra vez tuviste un accidente— buscó una toalla de cocina y pasándomela.
Desde hace tres días, según había dicho el doctor mi nivel de prolactina se había incrementado tanto que hacía que mis senos crecieran así y ya comenzara a tener pérdidas de aquel líquido que comenzaría a usar para alimentar a mi bebé.
Respiré profundo.
— Iré a cambiarme de ropa. Otra vez— dije con pesadez.
Cuando volví de cambiarme de blusa allí estaba Martha.
— Ay, pequeña. Pero si te ves súper agotada— abrió sus brazos para abrazarme.
— Es que lo estoy— dije obvia, abrazándola sin ganas.
— Bueno, ¿Qué les parece la nueva casa?— dijo mirando a su alrededor.
Claro, se me olvidaba decir que esa mismas tarde en la que me dio la sorpresa de la casa, nos empezamos a transportar a ella.
Era mucho más fácil, porque estaba amueblada pero había que arreglar algunas cosas, incluyendo la habitación del bebé.
Aprovecharíamos las tres o cuatro semanas que teníamos antes de que llegara el bebé para arreglar su habitación y dar los últimos toques.
— Creo que hicimos una buena elección, mamá— le contestó Steve sonriendo.
— A mí también me gusta.
— Me alegro mucho— dijo Martha.
— Steve, el bebé patea— informé haciendo una pequeña mueca de dolor. Cada vez lo hacía más fuerte.
Él sonrió y fue a acariciar mi vientre.
— ¡Qué lindo!— exclamó la madre de Steve, posando una mano sobre el mismo, sintiendo como pateaba.
— Lo está haciendo muy fuerte, Nat. Ya quiere salir de allí.
— Que espere su tiempo— reproché.
— ¿Qué tal sí vamos a dar una caminata? Quizá te tranquilice y lo tranquilice a él— opinó Martha apartándome un poco.
— Me parece bien— dije caminando a la habitación por un abrigo. Quizás no tenía frío, pero no quería enfermarme.
ESTÁS LEYENDO
¿Just Friends? -Romanogers-
Fiksi PenggemarSteve y Natasha eran mejores amigos desde la universidad. Sabían todo lo del otro y se tenían un afecto casi de hermanos , pero ¿qué pasaría si un suceso en particular logra dañar su relación y llegar a confundirlos a tal punto de no saber si en rea...