-Capítulo 20- "El tiempo ha llegado"

951 85 4
                                    



Natasha's PoV

Eran las nueve de la mañana.

No me podía sentir peor.

Había vomitado una vez, estaba muy cansada y de muy mal humor.

— ¿Quieres jugo?— preguntó Steve.

Él, al igual que yo no había podido dormir la noche anterior, pero estaba más enérgico, ya que no tenía ocho meses de embarazo.

— Sí, por favor— acepté cambiando de posición en la silla.

Al final opté por levantarme y ponerme a su lado.

— Aquí tienes, Cariño— dijo pasándome un vaso con ese líquido contenido.

Se me quedó viendo raro.

Ese día estaba usando una blusa de tirantes finos y unos pantalones cortos. Aunque hacía frío afuera -faltaban algunas semanas para Noviembre- yo estaba muriendo del calor.

— ¿Qué pasa, Steve?— le pregunté mirando hacia el lugar en donde su vista se perdía: Mis senos.

— Parece que otra vez tuviste un accidente— buscó una toalla de cocina y pasándomela.

Desde hace tres días, según había dicho el doctor mi nivel de prolactina se había incrementado tanto que hacía que mis senos crecieran así y ya comenzara a tener pérdidas de aquel líquido que comenzaría a usar para alimentar a mi bebé.

Respiré profundo.

— Iré a cambiarme de ropa. Otra vez— dije con pesadez.

Cuando volví de cambiarme de blusa allí estaba Martha.

— Ay, pequeña. Pero si te ves súper agotada— abrió sus brazos para abrazarme.

— Es que lo estoy— dije obvia, abrazándola sin ganas.

— Bueno, ¿Qué les parece la nueva casa?— dijo mirando a su alrededor.

Claro, se me olvidaba decir que esa mismas tarde en la que me dio la sorpresa de la casa, nos empezamos a transportar a ella.

Era mucho más fácil, porque estaba amueblada pero había que arreglar algunas cosas, incluyendo la habitación del bebé.

Aprovecharíamos las tres o cuatro semanas que teníamos antes de que llegara el bebé para arreglar su habitación y dar los últimos toques.

— Creo que hicimos una buena elección, mamá— le contestó Steve sonriendo.

— A mí también me gusta.

— Me alegro mucho— dijo Martha.

— Steve, el bebé patea— informé haciendo una pequeña mueca de dolor. Cada vez lo hacía más fuerte.

Él sonrió y fue a acariciar mi vientre.

— ¡Qué lindo!— exclamó la madre de Steve, posando una mano sobre el mismo, sintiendo como pateaba.

— Lo está haciendo muy fuerte, Nat. Ya quiere salir de allí.

— Que espere su tiempo— reproché.

— ¿Qué tal sí vamos a dar una caminata? Quizá te tranquilice y lo tranquilice a él— opinó Martha apartándome un poco.

— Me parece bien— dije caminando a la habitación por un abrigo. Quizás no tenía frío, pero no quería enfermarme.

¿Just Friends?  -Romanogers-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora