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—Ayer vino un vesino—Acaricio tu pierna desnuda y sudada.
—¿Y a que?—Besaste su pecho.
—Dijo que ya esta harto de escuchar mi nombre.— Dijo lentamente.
—Pues que se compre tapones para los oídos, por que por un largo tiempo tendrá que seguir escuchando tu nombre.— Sonreiste picaramente. Una pequeña mueca se formo en los labios de wade.
—Realmente te tomaste literal, lo de..."Los vecinos conocerán tu nombre".—Soltaste una carcajada.
—Ven, hay que seguir deleitandolos con tu nombre.— Subiste a su regazo. Sus ojos se posaron en tus pechos desnudos.
—Sigamos.
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Continúa tu lectura. —>
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