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La maleta reposaba sobre la cómoda cama mientras la poca ropa que sacabas la iba llenando poco a poco con un par de prendas y zapatos. Era ahora o nunca. Sam se encontraba en el umbral de la puerta esperándote con las llaves del auto en las manos.
—___ Ya es hora—Se cruzó de brazos. Una mueca apareció en tus labios. ¿Es correcta la decisión?
—Sam—Giraste para poder mirarlo mientras metías las manos en los bolsillos traseros de tu pantalón.
—Ya lo habías decidido, no es momento de que te arrepientas.— Se acercó unos cuantos pasos quedando a menos de un metro de ti.
—Es Brock, se pondrá loco y él es capaz de matar y yo no quiero meterte en esto Sam.—Sam soltó una risa.
—No le tengo miedo a él. —Acaricio tu mejilla—Esto lo hago por ti, y si él es capaz de matar, yo también lo soy—Colocaste tu mano sobre la de él manteniéndola aun sobre tu mejilla.
—Vámonos—Cerraste la maleta y con ayuda de Sam salieron sin problema del departamento.
Las farolas de la calle alumbraban las oscuras calles de Washington, dándole un aspecto relajante ante la situación. La obscuridad era todo para ti, poder salir y recostarte sobre el pasto a admirar las estrellas con el cálido soplar del viento. O eso era lo que solías hacer antes de meterte en la vida de Brock. El auto se detuvo dentro de un reducido garage.
—Bienvenida a casa—Bajaron del auto para poder entrar por una puerta blanca que daba a un pasillo con acceso a todo el departamento.—¿Tienes hambre?— Pregunto adentrándose en la cocina.
—Un poco—Te impulsaste con las manos para poder sentarte sobre la barra.
—No lo puedo creer—Exclamo.Lo miraste asustada. Sam miraba tu mano detenidamente. El anillo aún seguía sobre tu dedo anular.—Prometiste dejarlo todo allá—Agacho la cabeza.
—Sam—Tragaste saliva. Los golpes se habían desaparecido hace meses, Brock ya no había atentado contra ti y mucho menos amenazarte, pero eso era punto y aparte. Con un "Hasta luego" se remediaba, pero había algo que ya no se podía desechar con un "Adiós". Dos meses de embarazo cambiaban la situación.
—No me digas que le tienes miedo— Se recargo en el muro con las manos cruzadas en el pecho.
—No le tengo miedo—Empezaste a jugar con los dedos. Brock no era el monstruo que había sido hace tiempo. El cambio y mucho.
—¿Entonces qué es?—Cerro los ojos con frustración.— No acepto mierdas de escusas. ¿Acaso te has enamorado del bastardo?—Dio un paso para poder estar más cerca de ti. —No me importa que ese idiota este fueras, puedo ir a buscarlo en este preciso momento y partirle la cara si te está amenazando.—Mordió el interior de su mejilla. Paso una mano por su cabello corto limpiando el sudor que había empezado a brotar por el nerviosismo y frustración que le estaba provocando toda esta situación.
—Estoy embarazada de Brock—Esas simples 4 palabras provocaron que la burbuja de seguridad que Sam había intentado construir con esfuerzos se rompieron al escucharte. Estaba perdido.
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Continua tu lectura. —>
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