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Las paredes de la habitación se encargaban de encerrar los lloriqueos. Estos últimos días habían sido fatídicos. No solo para lo que quedaba de los X Men. Si no para ti y Charles. Erik había abierto heridas. Y no unas simples. Habían sido crueles. Erik se había encargado de dejarlos en la ruina. Emocionalmente.
Charles no había parado de lamentarse. Y eso había provocado un desgaste emocional horrendo. Ahora no solo sufrías por la falta de Erik. Sufrías al ver a Charles en ese estado.
—¿Quieres algo de comer?—Acariciaste sus húmedos cabellos. Charles solo negó. Deseabas poderle ver la cara. Pero todo el día la había tenido enterrada en aquella sucia almohada.—Charles, me preocupas—Acariciaste su espalda. De un momento a otro empezó a llorar. Una lágrima corrió por tu mejilla. Una rabia te invadió al verlo de esa manera. Días atrás habías deseado un milagro. Ese milagro en el que Erik regresara y estuviera contigo, pero sobre todo. Que estuviera con Charles.
Tal vez y Charles tenía ese rencor contra Erik por haberlo dejado inválido. Pero sabias que una parte de Charles, necesitaba ese apoyo de Erik. Lo necesitaba. Eran amigos al final del día. Los mejores.
—Hermano—Te recostaste a un lado. Tus brazos rodearon el cuerpo de Charles. Este aún seguía derramando lágrimas. Tus labios besaron su cabeza.—Vamos a salir de esta hermanito.—Te dejaste llevar por el momento. Los dos lloraban por el mismo sujeto que se había encargado de darles una luz a su alma y sin pensarlo, los había metido más a aquel oyó negro de mierdas con el que cargaban desde niños.
—Fui un estúpido en creer que el cambiaria. Prometió hacerlo por ti. —Charle gimió. Su voz rompió tu corazón más de lo que ya estaba. Te dolía ver a Charles de esa manera. El era tu héroe. Siempre lo fue. Después de todos los problemas familiares, él siempre estuvo allí, al igual que Raven.
Raven. Otra igual. La confianza que se les dio, parecía como si no fuera nada significativo para ese par. Lo tomaron y lo desecharon como si de basura se tratara.
—Ya no volveré a ser la misma—Volviste a depositar un beso en su cabeza. Charles giro en tu dirección. Por fin podías ver aquellos ojos azules que tanto te gustaban. Charles acaricio tu mejilla. Una pequeña risa escapo de tu boca.
—No tienes por qué cambiar. La vida nos pone este tipo de cosas. Solo hay que aprender a vivir sin que cosas como esta, nos afecten—Una lagrima corrió por tu mejilla, la cual Charles se encargó de limpiar.
—Por eso te amo hermanito—Se fundieron en un abrazo. Una sonrisa surco tus labios. Hace mucho que Charles no había tenido este tipo de detalles contigo. No desde cuando eran pequeños. Cuando se convertía en aquel héroe.
—Siempre seré tu héroe, y muy bien sabes que yo daría la vida por ti ____—Susurro en tu oído.—Eres la única persona importante en mi vida—Se separaron. Charles te observaba.
—Gracias—Dejo un beso en tu frente.— Creo que empezare a coquetear con Hank. No es justo que ese hombre desperdicie tanta belleza—Charles soltó una carcajada.
—Nunca cambias—Los dos se miraron a los ojos por un par de segundos. Una pequeña mueca se formó en los labios de Charles. Sabías que algo le faltaba, y sin dudas, tenía derecho de ser feliz.
—Ve por Moira—Charles negó. La tristeza se notaba en aquellos ojos azules.—Fue injusto lo que hiciste allá. Ella te ama—Insististe.—Ni si quiera dejaste que ella decidiera.—Charles te regalo una pequeña sonrisa.—Se feliz.—Besaste sus manos antes de reincorporarte y salir de su habitación.
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