Capítulo 6

750 109 3
                                    

|| Capítulo 6 ||

Comenzaba a obscurecer. Lamentablemente, era hora de regresar.

Naruto y yo correteábamos entre los juegos de la plaza. Algunas de las personas me miraban raro al pasar frente a nosotros, pero yo no les di importancia. Porque finalmente estaba con él, con mi "hermanito".

Me detuve en medio del juego para anunciar a Naruto que ya debía irme. Él asomó su cabeza desde detrás del tobogán. A sus ojos había vuelto aquella mirada de tristeza. Y, a pesar de que me rompía el alma verlo así, tuve que insistir en que ambos debíamos volver a nuestras casas, pues era tarde.

–¿Ya te vas? –Preguntó con notable tristeza en su voz, mientras yo acaricia sus rubios cabellos–. ¿No puedes quedarte un poco más?

Negué.

No había forma de que mi tío me lo permitiera. Para ese entonces debían estar llamándome a gritos para la cena, pronto notarían que tardaba mucho en responderles y subirían para buscarme. Si no me encontraban en mi habitación, seguramente me darían una buena paliza. Debía volver lo más rápido posible. Llegar a horas tan altas de la noche era considerado por mi tío un delito.

–Lo siento, pero debo irme. –respondí, aunque realmente no era algo que yo quisiera.

Porque quería quedarme a su lado.

Después de depositar un suave beso en su frente, tomé mi abrigo y comencé a caminar hacia la salida de la pequeña plaza.

Justo enfrente de nosotros estaba el río, donde se reflejaban los últimos rojizos rayos del sol, antes de que pudiera desaparecer por completo, dándole paso a las frías noches otoñales en Konoha.

Oí los pasos de Naruto correr detrás de mí. Miré sobre mi hombre y sí, estaba allí.

–¿No te quieres ir, verdad? –volvió a preguntar y me sorprendió lo inteligente que podía llegar a ser ese niño. Al no responderle ni dirigirle la mirada, Naruto caminó hasta ponerse enfrente de mí–. ¿A dónde vas?

–A mi... –callé de inmediato.

¿Qué iba a decirle? ¿Casa? No, ese lugar era todo menos mi casa. Apenas consideraba a las personas que vivían allí mi familia.

–¿A tu casa con tus padres? –Naruto ladeó su cabeza.

–No... no tengo una casa a donde ir, ni padres que me esperen –respondí sintiendo un amargo sabor en la garganta–. Tienes razón, Naruto. No quiero irme.

Naruto me miró con tristeza. Dio unos pasos adelante. Tomó mi mano. Abrí mis ojos con sorpresa, mientras nuestros azules se conectaban. Esa extraña sensación de felicidad que me daba cada vez que veía a mi madre y Kushina estaba regresando a mí. Hacía tiempo que no me sentía tan a gusto con la compañía de una persona. Ni siquiera con mis compañeros de equipo.

Comenzó a caminar, mientras me llevaba con él.

–¿A dónde vamos, Naruto? –pregunté.

–Vamos a casa... –respondió sonriéndome.

Aiko de la Hoja || Naruto || Libro #1 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora