Epílogo

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Pa' la señorita Tsukiyorisawada :v

Epílogo:

La luna, oculta entre espesas nubes grisáceas, iluminaba junto a las estrellas todo el campo. El viento soplaba con delicadeza, meciendo las ramas de los árboles, donde las hojas danzaban al compás de la fría brisa de otoño. Todo en el bosque se había teñido de tonos rojizos, amarillos y marrones.

Se oyó un suave tintineo de cascabeles al volver a soplar el viento, esta vez con menos fuerza que antes. Asomé mi cabeza desde la tienda y observé a mis alrededores. Silencio absoluto. No reinaba ni un alma dentro del bosque. Entonces, ¿qué era ese incesante tintineo que se oía cada vez que el viento soplaba? Antes de que pudiera volver a entrar y continuar durmiendo, ese sonido se oyó nuevamente. Al principio me hacía sentir en calma, pero luego de un rato se volvió molesto.

Tomé un kunai que estaba entre las colchas y salí, con aire de matona. Mientras jugueteaba con el filoso objeto, pasándolo de mano en mano; las hojas en la copa de un árbol se sacudieron bruscamente. En su mayoría cayeron, dejando al descubierto las gruesas ramas que se extendían hacia el cielo.

–Estúpidas ardillas. –murmuré enfadada. Como detestaba a esos escurridizos animalitos.

Bufé, ya bastante harta de no poder pegar ojo durante las noches por culpa de esos molestos sonidos. No comprendía porqué la gente encontraba tan pacíficos los sonidos de la naturaleza ¡para mí eran molestos!

***

Desperté por la mañana a causa del molesto canto de los pájaros. ¿No podían dejarme dormir en paz al menos una vez en la vida? En fin, era hora de despertar y volver a mudar el campamento. Si no me movía rápido, corría riesgo de ser descubierta por algún viajero o peor, por un shinobi de la Hoja.

Puse un pie fuera de la tienda para salir, pero éste resbaló y golpeé mi trasero con el suelo. Miré hacia la suela de mis sandalias, donde un sobre se encontraba pegado a él con algo de barro.

Aiko:

Nunca has respondido mi carta. ¿Qué pasó, acaso ya te olvidaste de mí, tu viejo amigo?

Hace varios días que vengo dando vueltas por Konoha, pero, sorprendentemente, nunca te volvía a ver por allí. Fue durante mi ronda por las tiendas, cuando oí al señor Ichiraku hablar con Iruka y mencionar que había perdido a sus clientes más frecuente: Naruto... y tú. Dijeron que te habías ido, pero desconocían la razón.

¿Qué ha pasado, Aiko? ¿No piensas decírmelo?

Me gustaría mucho poder volver el tiempo atrás, regresar a nuestros años en la academia ninja. Quizás le diría a mi yo pequeño que fuera y hablara con la solitaria niña llena de moretones en sus brazos y cuyo cabello era tan obscuro como la noche y sus ojos tan claros como el cielo diurno. A lo mejor estando junto a ti mi vida habría sido distinta.

Bien, ya. Me dejo de cursilerías de una buena vez y me voy despidiendo. Ha sido una lástima el enterarme de que ya no regresarías a Konoha, pues era el único lugar donde podía mantener contacto contigo. Me temo que esta será la última vez que recibirás una de mis cartas, pues luego deberé irme muy lejos. Tengo mis propios asuntos para los cuales prepararme.

Terminando, te doy las gracias por haber cuidado tanto de Sasuke durante mi ausencia.

Cuídate y considera regresar a Konoha,

Itachi Uchiha.

Dejé caer la carta sobre la tierra y me levanté. Mientras sacudía el polvo de mis pantalones, miraba hacia todas las direcciones que me eran posibles en busca de alguna señal de él.

–¡Itachi! –Grité, mirando hacia las copas de los árboles–. ¡Itachi! –arrojé una piedra hacia los arbustos, más nada había allí–. ¡Itachi, regresa! ¡Por favor, regresa! ¡Te recuerdo, Itachi!

Me desplomé sobre el suelo, sollozando.

Así que él había sido el sujeto de las cartas todo el tiempo. La Shuriken, la cicatriz, la academia ninja... todo tenía sentido y a la vez no. Ya no valía la pena recordar, pues Itachi jamás regresaría y encontrarlo me sería imposible. Era consciente de que él pertenecía a la Organización Akatsuki, una organización compuesta por peligrosos criminales rangos S; los más buscados en el mundo Shinobi y que habían intentado capturar a Naruto incontables veces.

Aiko de la Hoja || Naruto || Libro #1 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora