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Omnisciente;

Mike levantó la cabeza del pecho desnudo de Dean, y lo miró a los ojos.

Al ver esos lindos ojos castaños, se dió cuenta de algo más –Aparte de que estaba totalmente loco por Dean Saeli– esque estos tenían ahora un brillo diferente... uno especial.

—¿Qué me miras tanto?— preguntó Dean juntando más el cuerpo de Mike al suyo.

Mike negó con la cabeza regalándole una sonrisa de lado.

—Es solo que... me gustan mucho tus ojos— confesó.

Dean  frunció los labios algo divertido.

—¿Te gustan?— Mike asintió— pero si no tienen nada de diferente— rió.

Mike lo besó cortamente y sin despegar del todo sus labios, le susurró;

—Me encanta ese brillo especial que tienen ahora. Son como dos piedras preciosas.

Dean rió por la comparación que Mike utilizó. Muy de él.

Le acarició la espalda y la cintura al menor.

—Entonces te diré algo; tú eres la razón por la cual estos dos diamantes brillan ahora.

Mike no pudo evitar sentir un cosquilleo en el pecho y estómago al escuchar aquello.  Sonrió, por que era justo lo que quería escuchar.

Dean se puso de pié cuidadosamente sin bajar a su chico de su regazo. En cuanto ya estuvo parado, el castaño atrapó la cadera de Dean con sus piernas probocando un placentero roze entre sus miembros. Dean caminó lentamente hasta la cocina disfrutando de cada paso que daba.

Al estar en el cuarto, sentó a Mike en una de las banca colocándose él entre sus piernas  y besando tiernamente sus ahora inchados y rojos labios.

—¿Sientes lo que probocas, Mike?— preguntó Dean entre el beso, agarrando la mano del castaño  y colocándola en sus caderas, sus intimidades estaban rozando. Mike mordió el labio inferior de Dean mientras corría lentamente su mano hasta el bulto del mayor probocando un pequeño gemido de este— M-mierda... Mhm..

Dean apartó la mano de Mike dando dos pasos atrás.

Como disfrutaba aquella bella vista...

Mike abrió las piernas, dando una mirada llena de lujuria a Dean. Todo en él era demasiado perfecto. Incluso su...

¿Cómo se sentirá hacerle una mamada? pensó, pero como claro, no hubo respuesta alguna decidió descubrirlo por él mismo.

Alargó uno de sus brazos para acercar a Dean a él, tomó nuevamente el pene del chico con una de sus manos, repartió besos desde el cuello de su P' haciendo un húmedo camino hasta su pelvis, mordiendo suavemente el lugar provocando que Dean neneara un poco sus caderas.

Sin siquiera avisar antes, Mike metió la punta del miembro en su boca, enviando choques de electricidad por todo el cuerpo del pelinegro.

Dean no esperaba eso. Ahogó un gran gemido. Mike lo estaba matando.

Colocó ambas manos en la cabeza de Mike, insentibandolo a que siguiera con lo suyo.

El castaño, ya con más seguridad, lamía lentamente el pene de Dean mientras lo masajeaba con una de sus manos.

Dean gimió.

Mike besó debajo del hombligo de Dean, para después volver a su entre-pierna y meter el miembro casi por completo en su boca. No cabía todo, ¿Cómo eso era posible?

Sin saber muy bien como se hacía aquello, solo trató de ir lamiendo sin que sus dientes toquen. Lo estaba... disfrutando.

Dean por su parte, no podía pensar muy bien. Sólo tenía en mente lo bien que lo estaba haciendo Mike y en que en cualquier momento se corría.

Cuando Mike comenzó a acelerar sus movimientos con la boca, Dean habló

—J-Joder, Mike... m-me voy... a corre- ¡Ah!

Mike siguió, para segundos después sentir algo salado, espeso y caliente en su boca.

No sabía si tragarlo o no, pero ¿Qué tan malo puede ser?

Tragó aquél líquido. Miró a Dean y estelo miraba sorprendido por aquello.

—Sabes bien— murmuró Mike.

Dean sonrió, volvió a sentar a Mike en aquél asienti de antes volviendo a colocarse entre las piernas de su chico. Lo abrazó por la cintura estando completamente juntos.

—Aún tengo fuerzas para uno más— le susurró en el oído.

Mike sonrió, enredó sus piernas en las caderas de Dean y lo miró lasivo.

—Yo también.

En cuanto llegaron a la habitación Dean sacó otro preservativo de su mesita de noche, rompió la envoltura con los dientes y se lo colocó. Sin titubiar se subió encima del castaño. Éste se dió vuelta y levantó el trasero recibiendo dos dedos de Dean, quién lo estimulaba de la manera más caliente que pudiera imaginar. Cuando ya se sentía lo suficientemente preparando, el mayor entró en él.

Mike cerró los ojos mientras mordía su labio inferior. Ahora no sentía dolor, solo placer.

El mayor movía sus caderas tocando el punto g del menor con cada estocada que daba. Le besaba la espalda hasta su nuca, dejando notables marcas ahí.

—Me-Me vengo, voy ¡AH!

Mike sentía no iba a aguantar más, sentía llegar a su límite.

Dean salió de él, ganando un quejido por parte del menor. Le hizo dar vuelta, se sentó en la orilla de la cama subiendo también a Mike en su regazo, volviendo a penetrarlo.

Subía y bajaba en el pene de Dean, mientras este otro masturbaba rápidamente al menor.

Ambos soltaron un gran gemido al unísono al sentir que se corrían. Dean dentro de Mike, y este último en la mano del mayor.

Estaban agotados.

Dean se hechó hacia atrás atrayendo a Mike con él y acostandolo encima de su pecho.

—¿Y?— preguntó Dean, en un susurro— ¿Te ha gustado?

Mike levantó la cabeza para mirarlo a los ojos.

—Sí— respondió de la misma forma— Creo que no te alejarás de mi, ¿verdad?

—Verdad— sonrió Dean.

Un poco mas allá que un mensaje.  (BL/GAY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora