Capítulo 14

5K 506 42
                                    



30 de Agosto, 5:30 pm.

El tiempo pasaba de manera muy lenta, o eso yo sentía, el sol comenzaba a salir, detrás de las colinas, alumbrando mi habitación y comenzando a picar mis ojos. Aún estaba acostada, en mi cama, con mis ojos cerrados sin saber qué hacer, cada día que pasaba más triste me siento, sola y toda aquella chispa de alegría se va esfumando de poco a poco.

El día de ayer, Sebastian y yo platicamos un rato en el parque. Contándonos de las cosas que amamos y odiamos. El me dijo que odia a las personas pretenciosas e interesadas económicamente, ama la pizza y el helado de chispas con vainilla. Otra cosa que me platicó, era que, cuando aún estaba su hermana Eleanor, viva, ambos jugaban a las muñecas aunque Sebastian se negara más de mil veces, ella terminaba por convencerlo.

Mis padres recientemente acababan de hablar conmigo, para decirme a la hora que ha sido asignada la cita al psicólogo, les rogué que no me llevaran, pero de nuevo fue un intento en vano.

Me levanté a cerrar las cortinas, ya que la luz del sol estaba calándome mucho en mis ojos. Lo malo era que mi habitación quedaba un poco a oscuras.

—La misma suerte que yo, ¿no crees? —Dalila murmuró cerca de mi, con sus brazos cruzados por detrás de su espalda. Yo me giré, mirándola mal, decidí ignorarla y comenzar a vestirme para ir al psicólogo.

—Cállate —murmuré entre dientes.

—Caray, alguien no está de muy buen humor —Dalila se burló, se acomodó su vestido, caminó hacia mi cama sentándose en la orilla de esta.

—Todo esto es por tu culpa —saqué una blusa color rosa del closet, aventándola hacia mi cama, esta cayó a un lado de Dalila formándosele unas cuantas arrugas.

—¿Mi culpa? —Dalila frunció el ceño al mirar la blusa—.Pero que malos gustos tienes para escoger tu ropa —con su mano, recogió la camisa inspeccionándola, después la arrojó al lado suyo.

—Tu misma lo acabas de decir, mi ropa —ahora saqué unos vaqueros de color azul marino, me giré hacia ella —.Lárgate, necesito vestirme

—Tengo una idea —canturreó el monstruo con alegría —. Haz leído mi diario, y no quieres ir al psicólogo, ¿cierto? —yo asentí en señal de que continuará —.Mi parte del trato —yo abrí los ojos en par, al darme cuenta del significado de las palabras de Dalila.

—No creas...

—Demasiado tarde —chasqueó los dedos de la mano derecha. Yo solo sentí mi cuerpo pesado, y la vista nublada, mis piernas flaquearon al no soportar mi peso, terminando mi cuerpo contra el piso.

***

—Entonces...tú debes de ser la señorita Emily Cooper, yo soy Khalessi Ward, tu psicóloga y terapeuta

—Mucho gusto —esa era mi voz, pero yo no fui la que omití palabra alguna

«¿Qué está pasando?», pregunté


—¿Ya despertaste Emily? Ahora sabrás lo que implica ser mi títere, tranquila, te acostumbrarás — Dalila susurró por lo bajo, pensando que la psicóloga no la escuchaba

—Disculpa, ¿dijiste algo? —Khalessi, sencillamente era joven, no tenía más de 35 años, su cabellera caí por su espalda, en forma de pico, este era de color caoba con algunas mechas color dorado, ella usaba lentes, y un lápiz labial color vino que beneficiaba su sonrisa.

«Maldito monstruo»

—Bien Emily, ¿quieres contarme el motivo por el que estás aquí? —ella preguntó, sacó su lapicera del espiral de una libreta, tomó su portapapeles, preparándose para escribir, tal vez, las palabras que dirá Dalila.

Dalila [Mentes Retorcidas I ] |Editando| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora