Capítulo 23

3.5K 405 30
                                    

¡Hey, hola! ¿Cómo están?

Bueno después de mil años, aquí les traigo el cap, una enorme disculpa (como siempre) me dejan demasiada tarea y exámenes, mi cabeza hace ¡boom!

Tengo dos noticias una buena y una un poco triste.

La triste: es que Dalila casi llega a su fin *llora* sinceramente no quiero terminarla por eso en parte tardo un poquito más en actualizar. He querido alargar más la historia, pero si lo hago, se que posiblemente le metería relleno y no quiero arruinar la historia ni mucho menos hacerla repetitiva y cansada.

La buena: una hermosa personita me ha dicho que debería hacer un maratón así que, ¿por qué no terminar la historia con un maratón?, quedan como 3 o 4 capítulos (creo) más el epílogo, por lo tanto haré el maratón de esos capítulos sin contar el epílogo.
Además qué hay una sorpresa que seguro les gustará.

Sin más demora disfruten el cap.

¡Muchas Gracias por su apoyo!

—JN








Me encontraba en una habitación muy sofocante para mi gusto, no me gustaban los lugares muy cerrados y este me provocaba mucha incomodidad. Las paredes eran grises, pero no un gris rata sino uno claro, la mesa que estaba enfrente de mi era gris metálico junto con la silla en la que me encontraba.

Mi corazón palpitaba demasiado rápido, mis palmas comenzaban a sudar por lo que tenía que secarlas con la mezclilla de mi pantalón.

La enorme puerta que estaba a mi costado (de color gris) fue abierta, entró la misma persona que llegó a mi casa preguntando por mí. Se acomodó su corbata mientras tomaba asiento frente a mi.

—Hola Emily —sonrío aquel hombre de ojos mieles con barba semi-crecida —.No tengas miedo.

—No tengo miedo señor Bason —respondí un poco agresiva, él en cambio asintió con la cabeza mirando hacia su libreta.

—Bien Emily, ¿tienes una idea del por qué estás aquí? —Bason me miró sonriendo mostrándome su confianza.

—Porque me están culpando del asesinato de Sebastian —respondí, el frunció el entrecejo negando con la cabeza, yo tragué saliva de los nervios.

—No estamos culpándote a ti del homicidio, estamos recaudando información.

De pronto, Dalia apareció detrás de él, con su diario entre su manos, su rostro permanecía neutro, sus cabellos estaban a los laterales de su rostro, solo recuerdo que una vez la vi con su cara descubierta.

—¿Desde cuando conoces a Sebastian? —el detective Bason se sentó formalmente tomando su lápiz preparándose para anotar algunas cosas.

—¿Quién le dijo que lo conocía? —el suspiró un poco cansado, yo por mi parte me dediqué a mirar por detrás de su hombro.

«Nos están observando» habló Dalila

Yo asentí, observé que en las esquinas habían cámaras de seguridad con un pequeño punto en color rojo demostrando que están encendidas.

—¿Más personas nos están observando? —el detective se mordió su labio inferior quedando en silencio —.¿Nos está mirando la mamá de Sebastian?

Después de unos segundos que el señor Bason lo meditara, murmuró un pequeño «si».

«Dile que las apague»

Dalila [Mentes Retorcidas I ] |Editando| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora