Capítulo 24

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—¡Que haz hecho! —mi padre seguía gritando por toda la casa, mi madre sollozaba en silencio con sus manos cubriendo su rostro, yo me mantenía en un rincón de la sala (entre el mueble de la televisión y el sillón) con mi cabeza entre mis rodillas llorando.

Perdí el tiempo, lo más probable es que llevábamos 15 minutos así, mi padre gritándome, mi madre llorando y yo relatando lo qué pasó allá adentro con el detective.

—Lo siento —murmuré con la voz entrecortada

—Estoy muy decepcionado de ti —mi padre murmuró con amargura, levanté mi rostro de entre mis piernas mirándolo, mi vista era borrosa a causa de las lagrimas parpadeé para que estas cayeran sobre mis pómulos.

—Papá —el negó con la cabeza indignado, y aún no le he contado lo de la psicóloga

—Yo creía que eras diferente, te mandé con una psicóloga pero ella solo nos dijo que ya no quería tomar sesión contigo sin darnos un argumento sólido.

—¿Que ha pasado contigo?, tu no eras así Emily —mi madre por fin habló después de minutos en silencio. El ambiente era demasiado tenso, cada vez que mis padres hablaban siento una enorme opresión en mi pecho.

—Ya se los dije una vez, pero no quisieron creerme —susurré con la cabeza gacha, sorbí mi nariz y después levanté la cabeza para ver su reacción.

—¡Deja de mentir por una maldita vez en tu vida! —gritó mi padre molesto, nunca lo había visto tan enfadado (posiblemente alguna vez en su oficina, pero nunca era conmigo).

—No estoy mintiendo —alcé un poco la voz —.Ella si existe papá, todos los días la veo, ella es mala muy mala

Mi padre se giró indignado no creyendo en mis palabras, negaba con la cabeza mientras caminaba de un lado a otro. Mi madre tomó un pañuelo de su bolsillo limpiándose las lágrimas y la nariz.

—¿Quién es la supuesta niña? —mi madre preguntó, Alan se giró hacia ella incrédulo al escuchar su pregunta.

—Dalila, ella es de mi estatura más o menos, tiene el cabello negro muy largo, su vestido azul marino, ella vivió en la época victoriana y esta es su casa —dije, recordando lo que había leído en su diario, no omitieron palabra alguna mis padres, así que eso tome como una señal de que continuara —. Ella me ve dormir todas las noches, encontré un diario...uhm su diario, este tiene una especie de maldición porque cada vez que lo lees pasa exactamente lo mismo en la vida real.

»Dalila escribió como mató a su vecina y al día siguiente apareció la vecina muerta. Han estado pasando cosas inexplicables la veo casi a diario, leí cuando mató a su institutriz y después Camil murió. Yo...yo tengo que terminar de leerlo para terminar esta "maldición" —hice comillas con los dedos en la última palabra, al fin estaba desahogándome de todo, ya no podía más, necesitaba contarlo pero no podía por miedo —.Tengo tanto miedo, no quiero que salgan heridos.

—¿De qué saldremos heridos según tu? —mi padre escupió con enojo.

—De Dalila

—Eres una pequeña mentirosa —habló mi madre.

Yo me levanté de golpe, no podía crecer que mis propios padres no me creyeran, creí que lo harían (aunque en mi interior sabia que no lo harían) tal vez ahora me tacharían de inestablemente mal de mis facultades mentales.

—Deben creerme —corrí hacia mi padre abrazándolo por la cintura —.Solo...por favor créanme

—¿Y que deberíamos creer? Que esa tal niña está acechándote y que nos va a matar —yo solo me quedé en silencio, como lo dijo mi padre sonaba bastante estúpido y difícil de creer, él me tomó de los brazos separándome de su anatomía, me miró a los ojos —.Suenas igual que una mocosa que acaba de ver una película de terror

—Vete a tu cuarto Emily, estarás castigada por dos semanas —mi madre gruñó ahora enojada ¿como las personas pueden cambiar de sentimientos en un segundo?

Intercambié miradas entre mi padre y mi madre, pidiéndoles que me creyeran pero lamentablemente no funcionó. Ahora estaba molesta y triste, quería llorar y a la vez gritar de coraje.

Salí corriendo hacia las escaleras llorando, cuando encontré a Susan de pie a mitad de estas mirándome con sus ojos tristes.

—Yo te creo hermanita —me regaló una media sonrisa que más bien pareció una mueca. Yo le sonreí de vuelta pero no estoy muy segura que pareció una sonrisa.

Entré a mi cuarto, se sentía más frío que nada, y ahora no tenía idea si era por el clima o porque Dalila estaba aquí. Iba a cerrar la puerta cuando escuche la voz de Susan.

—Yo también vi a Dalila


Di un portazo enfadada, me deslicé contra la puerta sentándome en el piso. Dalila se sentó a mi lado, yo negué con la cabeza ya no la quería aquí ya me harté de ella, Dalila suspiró.

—Supongo que ya no quieres verme más —Dalila habló riendo, ¿por qué todo le parece gracioso?

—Déjame tranquila —susurré frustrada.

—Si eso quieres —Dalila me extendió su diario.

—Ya no quiero leer tus perversidades

—Está es la única manera y bien lo sabes —Dalila sonrío agitándome su diario entre mis narices

—¿Por qué quieres ayudarme?

—Emily si lees esto, te desharás de mi, yo también ya me cansé y mi diario es la única manera.

Me detuve a pensar dos segundos

—Está bien —lo tomé entre mis manos rendida, acariciando la pasta —.¿Cuánto falta para terminarlo?

—Solo unas cuantas páginas más, el final de mi historia.


Hey, hey hey,
¡Hola!
Este es un capítulo súper corto, pero lo recompensaré con el pequeño maratón que estoy haciendo. Así que lo subiré el lunes o el martes, espero les guste :3

¡Pregunta!

¿De dónde son?
(Siempre quise saber, pero me daba vergüenza preguntarles)

Yo soy de México ✌🏼️

Nos leemos pronto :)

Dalila [Mentes Retorcidas I ] |Editando| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora