Capítulo 16

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7:45 pm.

Entre risas y bromas, al fin llegamos a mi casa. Por fuera lucía obscura y tétrica, como si llevara años en no ser habitada. El viento soplaba algo fuerte, las hojas iban y venían de un lado a otro.

Sebastian estacionó la moto en la acera justamente a fuera de mi puerta.

—¿No dejarás la moto en el garaje? —pregunté apenas en un susurro. El corazón me latía a mil por hora. Tenía miedo, pero no sabía él por qué

—No hace falta, mis padres no regresarán dentro de unos días —Sebastian apagó el motor. Yo bajé, sintiendo el asfalto bajo mis pies.

—¿Cómo que no están? ¿Te dejaron solo? —él asintió sin mirarme, al ver que estaba quitándose el casco, yo imité su acción —.¿Por qué?

—Ya sabes, cosas de negocios —le entregué el casco, Sebastian los terminó acomodando en el manubrio de su moto —.Desde que mi hermana murió, ni madre ingresó en los negocios de mi padre, lo que implicaba que ella viajara con él, a mí no me gusta ir, ya que es súper aburrido ver a señores con trajes de un lado a otro, por lo que me dijo que ya tenía 17 años, la edad suficiente para cuidarme por mí mismo, por lo tanto desde hace seis meses, me quedo solo cuando ellos viajan.

—Yo...eso no sabía —comenzamos a caminar hacia la entrada de mi casa. Me congelé al pisar el primer escalón —.No quiero entrar

—Emily, ¿que sucede? —posé mis ojos en los suyos, negué con la cabeza.

—No quiero entrar

—¿Por qué? —él frunció su entrecejo, yo volví a mirar hacia la puerta.

—Tengo miedo —susurré.

—Hey, mírame —eso hice. Él esbozó una media sonrisa —.Mientras yo esté aquí, estarás a salvo conmigo.

Yo sonreí como tonta, mi corazón latía aún más con fuerza, comenzaban a aparecer sentimientos hacia él. Yo solo asentí.

Ahora nos encontrábamos en mi habitación. Decidimos ver una película, después de todo lo que ha pasado, sueño no tenía, algunas veces tenía insomnio. Por lo que me quedaba largas horas despierta, mirando el techo esperando a que vuelva a aparecer mi sueño.

Algunas veces mi madre intentó darme pastillas para dormir, eso sí, funcionaron, pero al día siguiente, aparecían los típicos efectos secundarios por lo que tuve que dejarlas un tiempo.

—Nena, ¿qué película veremos? —Sebastian tomó mi laptop entrando a Claro video, mientras yo arreglaba unos cuantos cojines en el piso, y las palomitas —.¿Cuál es tu contraseña?.

—Mi nombre la primera letra en mayúscula y 1517 —Sebastian lanzó su mirada hacia la mía.

—¿En serio? —preguntó incrédulo ante mi contraseña.

—¿Qué?, no es mi culpa tener memoria de pez, además no tenía tanta imaginación cuando cree la cuenta.

—Bueno, en fin —bufó, mirando de nuevo hacia la laptop. Sebastian al lanzar de nuevo una mirada hacia mí, observó que los cojines estaban listos por lo que se dirigió a sentarse —.¿Quieres ver Titanic?

—¿Bromeas? —yo me acerqué a él, mirando las opciones que había —.No me gustan las películas románticas.

—Me sorprendes, primera chica que conozco que no le gustan las películas románticas —Él movió el mouse, buscando alguna película buena.

—Mejor veamos, Guerra Mundial Z —Sebastian se giró hacia mí, sorprendido.

—Amo los zombies, nena, cada día me enamoro más de ti —yo solo me sonrojé —.Te sonrojaste, te ves adorable así.

Dalila [Mentes Retorcidas I ] |Editando| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora