{10} La luz negra

186 31 15
                                    



—Kassia —oigo una voz que se distingue a la lejanía—, ¡Kassia despierta!

Me tardo varios segundos en intentar no desmayarme de nuevo, ya que mi cuerpo parece que apenas responde a mis demandas, siento mi estómago revuelto, y mi cabeza punzante. Cuando por fin logro abrir apenas mis ojos, no hay mucha diferencia, ya que el oscuro lugar en el que me encuentro, apenas me permite reconocer las paredes de roca y barrotes de metal que dejan a la vista un largo pasillo y al final, una diminuta luz.

Una figura se interpone en mi vista, y es hasta que poco a poco que me voy acostumbrando a ella que noto con dificultad los rasgos de la persona frente a mí,  y por fin lo reconozco.

—¿Cyprian?

La sombra asiente. —Me alegra ver que estás bien.

Sin perder tiempo me abalanzo contra él y lo abrazo, ignorando cualquier dolor en mí, feliz de verlo de nuevo y saber que se encuentra bien.

Lo siento reír en mi oreja. —¿Cómo te sientes?

Me separo de él y apoyo en el suelo. —Un poco desorientada, pero estaré bien. —Me giro a ver a mi alrededor tratando de identificar otra cosa que me indique dónde estamos—. ¿Qué es este lugar? Parece un calabozo.

—Es exactamente eso —afirma Cyprian con pesadez—, Józef y yo escuchamos que lo hicieron justo debajo de una universidad abandonada hace años, para mantener aquí a los rebeldes.

—¿Rebeldes? —cuestiono—, ¿Tu y Józef? ¿Calabozo? ¿Qué estaba pasando, Cyprian? No comprendo nada —le sincero—, seguí las instrucciones de Rosa al pie de la letra y Zeyra y yo fuimos atacadas y...

Abro tanto mis ojos, como mi boca, apenas cayendo en la cuenta de la situación por completo. —¡Zeyra! —grito—, ¡Cyrpian, Zeyra iba conmigo! ¡No está!

—Tranquila Kassy, ella está bien, se encuentra en el piso de arriba.

—¿Qué? —mi cabeza vuelve a dar vueltas, y no estoy segura de si es por tantas preguntas o por la falta de oxígeno que hay aquí abajo.

—Te lo explicaré todo, ¿si? —Pone una mano en mi hombro, indicándome que me relaje—. Solo necesito que estés calmada, ¿bien?

Asiento, y respiro hondo varias veces esperando su explicación.

—Muy bien —suspira—, bueno, lo primero que necesita saber es que Józef y yo llevamos aquí ya un tiempo, al parecer las cápsulas en las que llegamos se abrieron antes que la tuya, aunque el primero en llegar aquí fue Józef junto con Myron, llegaron a este campamento, hace como una semana más o menos —trato de tragarme mi sorpresa y mis preguntas, y le permito continuar—, yo llegué una dos días después que él junto con Alex, y tu llegaste anoche con Zeyra.

»De seguro te mueres por saber por qué —adivina mis pensamientos—, y bien, hablé con Józef al respecto, aparentemente nuestras llaves nos dieron órdenes diferentes de cómo convencer a las familias de dejarnos lugar en su cápsula dependiendo de la personalidad de cada familia. Józef por ejemplo, me explicó que su brazalete le indicó que debía dormir a los Pierce, tomar la medicina y llevarse a Myron sin que nadie supiera. Mientras que en mi navaja decía que tenía que usar la fuerza y obligarlos por medio de amenazas a que me dejaran irme con Alex... —lo escucho titubear—, no fue muy agradable. Creo que lo hicieron así ya que probablemente no todas las familias iban a acceder tan fácilmente, y no había tiempo suficiente que perder.

Book KeepersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora