{20} En el corazón de la base

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Miro mis zapatos, una mancha casi invisible de lo que parece ser sangre seca me regresa la mirada. Estaba tan apresurado por salir en la mañana que al rasurarme me corté la barbilla y no advertí la pequeña gota que cayó en mis zapatos. Últimamente me ha costado mucho notar este tipo de detalles que antes era muy bueno en percatar.

Creo que se debe a que desde hace dos días llegó la noticia de que tanto Kassia como Józef y Cyprian se habían separado de sus llaves. La historia se detuvo y por primera vez desde hace generaciones, es imposible reiniciarla.

Unos golpes en mi puerta me hacen levantar la vista y poder ver a la persona que entra a mi habitación. Luce cansada, incluso con el maquillaje puedo notar su expresión de no haber dormido. Y aún así, es imposible creer que sigue viéndose hermosa, tanto, que debo apartar la mirada de inmediato antes de quedar hipnotizado.

—La junta está por empezar, Astori —me informa Hayanne Moro. Es impresionante pensar que de pequeños éramos inseparables, y ahora estar con ella en una habitación solos por más de diez minutos es casi un reto. Creo que en parte es por mi culpa, fui yo el que levantó este muro entre nosotros, y por más que ella me odie, al menos sé que le estoy ahorrando una gran pena que no debe de cargar. Me encargaré de llevarla yo solo, si con eso consigo que ella siga creyendo en una mentira que le evita un gran dolor.

—Iré enseguida —le hago saber volviendo a ver mi calzado. A pesar de ninguno decir nada, aún no sé por qué no se va, sino que se acerca y toma asiento a mi lado.

—Ellos lo lograrán —dice calmada.

A una parte de mí le gustaría creerle. —No me importa si lo logran o no —replico—, solo me gustaría saber que están bien.

—Estoy segura que lo están, no son unos niños ¿sabes? Toda su vida han entrenado para esto.

Aprieto los puños, al pensar en la clase de vida que los obligué a elegir. —No por completo —sigo objetando—, nunca vieron tan a fondo el qué hacer cuando algo salía mal en una historia.

El proceso de sellar el destino de una historia es elaborado. Se nos entregan los escritos meses antes de que salgan a la venta los libros, en una cabina especial se coloca el libro con la historia escrita de cualquier autor, todavía sin formarse, como un bebé recién nacido. El o los agentes Book Keepers entran, y cumplen lo que sus llaves indican con ya un entrenamiento previo de lo que deben cumplir, y poco a poco cada palabra, acción y frase se va quedando sellada en la historia. Al concluir por fin, no hay forma de cambiarlo, y es como una película que puedes reproducir una y otra vez sin que se altere.

De no hacer esto, se leería cierto final la primera vez que un libro se leyera, no obstante, a la segunda vez todo podría ser diferente, como con la teoría del caos. Podría una pareja enamorarse una vez por haber cruzado miradas al entrar a un bar, y en la siguiente ocasión la chica se distrae, o parpadea lentamente, o alguien la detiene, y todo el futuro se altera. El hacer esto da seguridad de que una historia no se cambie y siga un curso definido y así evitar que tome vida propia.

—Estoy segura de que sabrán cómo manejarlo —continúa tratando de hacerme sentir mejor.

Han sucedido ocasiones en donde un error se ha cometido y la historia toma otro curso, aunque no son comunes las veces en las que esto sucede, ya que por algo un Book Keeper entra a una historia preparado. Sin embargo, en estos caso tan solo se tienen que regresar con sus llaves para que las historias puedan ser reiniciadas.

Book KeepersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora