{15} Tiro al blanco

190 30 27
                                    




El rostro de Niko se contrae en furia, su postura asimila ser imponente al estar derecho y conserva una esencia de ser el que manda aquí. Por un momento, me llego a preguntar si se ha dado cuenta de que estoy aquí, ya que su mirada no deja la del viejo Johnny por un buen rato. Hasta que por fin se gira a clavarme sus acusadores ojos de una manera tan potente que me llega a sorprender que no me mate de tan aguda que resulta ser su mirada. No puedo sostenerle el contacto por demasiado tiempo, y finalmente retiro mis ojos de los suyos cuál niña que acaba de ser regañada por su padre al descubrirla haciendo algo que claramente no tenía permitido hacer.

—Me alegra verte Niko —rompe el silencio el viejo Johnny, tranquilo y sin parecer alterado por la interrupción en su tienda de acampar—, pero si no te molesta, estoy a mitad de sellar un contrato —Veo a la perfección cómo los puños de Niko se cierran hasta tornarse blancos—. Si deseas, puedes formar una fila como una persona civilizada y esperar tu turno para que te haga sufrir.

Ya que sus sonrisas y comentarios macabros tan solo consiguen crearme inquietud, me centro en mirar a Niko de nuevo, quien apenas se digna a verme de nuevo, y en su lugar ataca al viejo Johnny con sus ojos.

—No vine a hacer ningún trato —jacta casi escupiendo cada palabra.

—Es una pena —comenta Johnny fingiendo sentirse ofendido—, siempre guardo la esperanza de que algún día cambiarás de opinión.

Sin respuesta, apenas reacciono al sentir la fuerte mano de Niko alrededor de mi brazo, la cual sin perder tiempo comienza a jalarme en dirección a la salida. Por lo duro que se siente su agarre, deduzco que no se encuentra nada feliz sobre aquél último comentario. Tal parece que Niko en realidad no fue con el viejo Johnny como yo había pensado, lo que hace que vuelva a cuestionarme el origen de sus marcas.

Justo cuando estamos por desaparecer de la tienda, la monótona y grave voz del viejo Johnny vuelve a hacer presencia y provoca que nos detengamos abruptamente.

—No podrás retenerla por siempre Niko —asegura la bestia disfrazada de ser humano—, al final será ella la que deberá tomar su decisión —a pesar de estar de espaldas, puedo ya imaginar su temible gesto de satisfacción—, y cuando lo haga, estaré aquí ansioso... esperando.

Aquél comentario me deja pensando. ¿Habrá Niko escuchado el trato que estaba por hacer con el viejo Johnny? ¿O simplemente entró por casualidad al verme? De cualquier manera, ¿cómo sabía donde estaba? Y si iba a entrar como un maníaco después de estarme siguiendo mientras lanzaba navajas al aire, ¿por qué no me detuvo antes? Aunque, ¿acaso yo quería que me detuvieran? ¿De verdad iba a dejar que tal trato tomara posesión sobre mi cuerpo?

Los últimos segundos antes de salir de aquella pesadilla en donde habita la bestia pasan demasiado rápido. Y pueden llamarme loca, no obstante, justo al salir de ése nauseabundo lugar, logro escuchar perfectamente sus últimas palabras.

—Buena suerte, Kassia.

Salimos de ahí. A pesar de avanzar por unos minutos, Niko se niega a soltarme, y su agarre tan solo se hace cada vez más fuerte al igual que las arrugas de su frente mientras se muestra totalmente enfadado, aspecto que lo hace lucir mil años más grande. Reprimo las ganas de preguntarle a dónde vamos, tan solo lo dejo guiarme, ya que, por alguna extraña razón, me siento culpable de haber estado ahí.

No por Niko, pero por mí misma. Debo estar, o muy loca, o muy desesperada para llegar a aquél grado de querer conseguir las llaves. Aunque, ¿no hay acaso una fina línea entre la locura y la desesperación? Lo que me preocupa más es saber en qué lado de aquél límite me encuentro.

Book KeepersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora