{35} La batalla final

82 19 19
                                    


Los ruidos son ensordecedores, la luz llega a mi cara todavía con demasiada intensidad, y mi estómago se siente como si estuviera siendo atacado por remolinos que me impactan de los costados. La mano que me sostenía atrapada al concreto ya no se encuentra, aunque aquello no es lo que me sorprende, sino notar que lo que hay debajo de mí no es concreto, es piedra llena de tierra.
Todo alrededor huele, luce y suena diferente, me pongo de pie con más lentitud de la que me gustaría, no obstante una vez que mis ojos se acostumbran a la lumbre reparo que llevaba meses sin recibir siquiera un rayo de sol.

Sol.

Me giro con rapidez a analizar mis alrededores, y trago saliva cuando noto estructuras de piedra demasiado familiares, que casi parecieran que pertenecieron a un sueño muy lejano, o al recuerdo de alguna vida pasada. No obstante no puedo contarme esas historias más, y apretando mis puños decido aceptar la realidad que me rodea... el que nos encontramos de regreso en la base.

Poco a poco puedo separar los distintos sonidos que me rodean, los gritos, los impactos de armas, los disparos, los rugidos...
Una mano se cierra sobre mi muñeca y me arrastra antes de que pueda procesar cualquier otro pensamiento, y me giro a ver con aturdimiento la cabeza de mi hermano rubio gritando cosas que no puedo escuchar con claridad por el estruendo que se oye de repente de una bomba explotando y haciendo que nos tiremos al suelo de inmediato.

Józef no pierde el tiempo y en cuanto se asegura que estoy bien vuelve a jalarme para correr en dirección de la construcción abandona que es La Basilicata. Lo sigo con todas las fuerzas que me quedan, mientras miro a mi alrededor con horror a los temibles Cruentis abriéndose paso a intentar a devorar a todos aquellos que crucen su paso.
Pienso al mismo tiempo dónde están los demás, ya que de reojo trato de identificar a alguien sin mucho éxito.

Cuando podemos refugiarnos dentro de la edificación, por fin puedo escuchar con más detenimiento. —¿Estás bien? —es lo primero que desea saber el rubio.

Asiento tratando de ignorar lo seca que se encuentra mi garganta. —¿Qué pasó?

La mirada de Józef se ensombrece. —Cyprian nos trajo a todos de regreso a la base.

—¿A todos? —indago consternada, él prometió que no traería a Niko ni a nadie de Paraje del Destino a nuestra realidad, aunque también yo le prometí entregarle La Caja y no cumplí con mi palabra.

—No lo sé —contesta Józef leyendo mis pensamientos—, solo he visto a unos cuantos agentes, a Fazio y Hayanne organizando a todos a pelear en lo que salí a buscarte...

Un rugido cercano nos hace agacharnos tratando de pasar desapercibidos, siento temblores en mi cuerpo al pensar en la clase de poder que tiene Cyprian para haber traído a todos de regreso, incluyendo a los temibles Cruentis. Debe de haber estar practicando años con su llave para lograrlo, aunque también hace que me cuestione sobre ahora qué otra cosa invocará a nuestro mundo.

—¿Qué hacemos ahora? —lo miro con cierta incertidumbre y miedo, nunca pensé que verdaderamente tuviéramos que llegar a este punto, y ahora el destino de todos peligra por nuestra culpa.

—Creo que debemos usar nuestras llaves —medita mi hermano—, es la única manera de regresar a esas cosas a su origen, y recuperar La Caja, claro.

Llevo mi manos a mi pecho con la intención de usar a Rosa, aunque todo mi brazo se congela al darme cuenta que no la tengo alrededor del cuello como siempre. Comienzo a sentir el pánico escalar por mis pulmones. —Mi llave —pronuncio sin aliento—, la tenía en le cuello...

La debí haber tirado, pienso regañándome y mirando al suelo con esperanza.
—¿Qué? —noto a Józef también con terror en la mirada—, no puedo hacerlo solo Kassia, tenemos que encontrar tu llave...

Book KeepersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora