54

14.6K 872 192
                                    

No sé lo que a partir de ahora nos espera, pero sin duda, sé que, tal y como ha dicho Fede, va a cambiar nuestras vidas. Estoy emocionada, todo ha sido tan rápido que incluso me cuesta creérmelo. No solo las cosas con Fede vuelven a ser como antes, ahora, también esperamos un hijo y nos vamos a casar... increíble, totalmente increíble.

En apenas dos minutos comienzo a ver algunas típicas casitas de pueblo, solitarias y agrupadas unas con otras, nos adentramos un poco más, pero todo es igual, calles, a cual más estrechas, hasta que llegamos a lo que parece una plaza, aunque no es mucho más amplia que las demás partes del pueblo.

- Bien, ahora quiero que hagas algo - Fede se quita el casco, dejándolo sobre el asiento y quitándose algunos mechones de pelo rebeldes con un movimiento de cabeza - Vas a ponerte el vestido y esto- Me ofrece un pañuelo rosa que conozco perfectamente, es el mismo que aquella vez en el puente, que el día de nuestro primer beso.

- ¿Ponerme el vestido, amor?- Lo miro sin entender nada - Estamos en plena calle, ya sé que no hay nadie, pero no voy a quedarme aquí como Dios me trajo al mundo.

- Lo sé - Sonríe - El primero que no quiere que ni tú ni mi hijo o hija enfermen, soy yo, así que ponte el pañuelo alrededor de los ojos, alguien vendrá y te llevará a un sitio donde puedas cambiarte de ropa - Me da un rápido beso en los labios - ¿Confías en mí?

- Siempre, Fede - Asiento, cubriéndome enseguida los ojos y quedándome totalmente a oscuras. Me siento ridícula en medio de aquella plaza y en esa posición, pero si Fede quiere que sea así... no hay más que hablar.

- Hasta ahora, mi niña- Susurra en mi oído, aunque ya no puedo verle- Nos vemos enseguida.

Oigo como se aleja, pero me quedo en el mismo sitio, con las manos entrelazadas y el vestido entre ellas, es todo lo que puedo hacer ahora mismo, pero, no tengo que esperar ni un minuto, cuando una mano rodea mi muñeca y me arrastra, no sé quien es, pero me dejo llevar. Pasamos a algún sitio, lo sé porque el frío parece haberse calmado de golpe.

- ¿Fede?- Pregunto, a sabiendas de que no es él, el contacto no me ha provocado la corriente que suele hacerlo pero, ¿entonces quién?

- No puedo decirte nada - Habla una voz masculina que me es vagamente familiar, pero que, ahora mismo me es imposible reconocer- Solo ponte esto, me iré y volveré en cinco minutos, ¿crees que te dará tiempo?

- Eh... si, gracias- Estoy más confundida que nunca, a mis espaldas se escucha una puerta cerrándose que me sobresalta, esto de no saber donde estás no es nada agradable. Comienzo enseguida a quitarme los pantalones vaqueros y el jersey, quedándome en ropa interior, cuando me quito el pañuelo para poder desvestirme mejor, encuentro un pequeño servicio en el que, si estuviera alguien más conmigo, estoy segura de que no cabríamos.

Paso el vestido por mi cabeza y dejo que se deslice por mi cuerpo, quiero mirarme a algún tipo de espejo, pero solo encuentro uno que lo que es reflejar, no refleja demasiado, me peino con los dedos lo mejor que puedo, menos mal que he salido bastante decente del hotel, sea lo que sea que haya hecho Fede esta vez, supera cualquier locura.

- Míriam, ¿estás lista?- La misma voz de hace tan solo unos minutos se oye tras la puerta - Tápate de nuevo los ojos si no quieres que Fede me mate.

Río cuando escucho también su risa y vuelvo a colocarme el pañuelo, fijándome bien dónde está el picaporte de la puerta para abrir. Una vez fuera, ese chico coge de nuevo mi codo para llevarme despacio, volvemos a salir a la calle, el frío de diciembre es mucho peor que otros años, menos mal que apenas tardamos unos minutos en detenernos.

- Bien, Míriam- Susurra cerca de mi oído - Hemos llegado, ahora te voy a quitar el pañuelo y te voy a decir lo que tienes que hacer - Se coloca a mi espalda y comienza a deshacer el nudo con dificultad, espero impaciente y ansiosa a que termine, por fin el pañuelo deja de hacer presión y la luz vuelve a mis ojos.

Te sigo queriendo. ( Segunda parte Te quiero sin querer, profesor.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora