42

15.4K 834 236
                                    

Este capítulo contiene escenas de (+18). Dada la petición de varias lectoras, aquí tenéis el capítulo subidito de tono.

Narra Fede

Verla alejarse con otro es la peor imagen que podría pensar que vería jamás en mi vida. Y la he incitado yo, porque ella quería quedarse, porque ella me sigue queriendo... porque yo sigo amándola más que nunca.

Míriam me sostiene y cada vez la alejo más de mí, ¿qué clase de masoca soy? Estoy sufriendo más que nunca, haciendo que ella sufra, y, ¿para qué? De nada esta sirviendo todo lo que ya he hecho por lo nuestro, para que pudiéramos seguir juntos, porque parece que cada acto que hago, solo nos aleja un poco más.

Me estremezco cuando pienso en su contacto con mi pecho, en su mano de nuevo en mí. Cierro los ojos e inspiro, como si así pudiera seguir sintiéndolo.

- ¿Qué se supone que ha sido eso? - Al abrir de nuevo los ojos recuerdo con amargura que Eva sigue ahí, con los brazos en jarras- ¿No teníamos un trato? Tú rompías con ella y yo no hacía nada con las fotos.

- Mira Eva, haz lo que quieras, me rindo - Le susurro, sin ningún ánimo - Destroza mi casa, destroza mi moto... me da igual, has conseguido lo que querías, y es que todo se haya terminado. No tienes ningún tipo de límite... contigo nada vale, ¿no lo entiendes? Tú lo único que quieres es algo que nunca tendrás, y eso no va a cambiar nunca, hagas lo que hagas.

- ¿Haga lo que haga, Fede? - Alza una ceja, mirándome directamente a los ojos - ¿Estás seguro de lo que acabas de decir? Sabes muy bien de lo que soy capaz.- Dicho esto, rebusca en su mochila de donde saca algo que sí que no me esperaba, mi móvil. Me lo muestra con orgullo, dejándolo fuera de mi alcance.

- ¿También me has quitado el móvil, Eva?- Suspiro, tengo ganas de volver a la cama, tengo ganas de irme de aquí lo más lejos posible. - ¿Eres consciente de cómo actúas, lo eres? ¿Te das cuenta de que has perdido completamente la cabeza, que lo que haces no es normal? El amor que dices que sientes por mí es enfermizo.

- ¡Me da igual! - Grita, estrellando mi teléfono contra el asfalto y pisoteándolo después varias veces, hasta dejarlo destrozado. Está totalmente histérica - ¡Eres para mí, solo para mí, de una manera o de otra voy a conseguir que seas mío!

Me quedo en el mismo sitio, porque para mí mover mi cuerpo es lo más costoso ahora mismo, miro lo que fue mi móvil abatido, sin ningunas ganas de seguir. Los cristales, el coche de Míriam, la puerta en dos ocasiones, las fotos, mi móvil... hasta mi pequeña ha corrido peligro. ¿Cuánto más tiene que aguantar alguien antes de derrumbarse por completo?

Lo intento, intento continuar y confiar en que todo se arreglará tarde o temprano, aunque sea más tarde que temprano. Pero conforme pasan los días, las cosas solo empeoran, nunca hay un pequeño atisbo que me diga que todo va a acabar saliendo bien, que hay un final feliz cercano.

Aprieto los puños y la mandíbula y cojo el casco de la moto, poniéndome las primeras zapatillas que me encuentro. Salgo de nuevo, cerrando de un portazo y pisando trozos minúsculos de mi teléfono. Monto en la moto y arranco, acelerando cada vez más, aumentando la velocidad a cada segundo que pasa. Todo a mi alrededor se queda atrás enseguida, pero no disminuyo... necesito esto y lo necesito ahora.

El aire golpea mi cara con fuerza y dada la velocidad y el frío, algunas lágrimas salen por la comisura de mis ojos. Salgo de la ciudad pero continúo adelante, sin ningún rumbo y sin pensar en nada. Me da igual si me estrello, o si me caigo por cualquier acantilado o precipicio que aparezca en mi camino, porque no me queda nada. Porque mi vida se ha convertido en un maldito infierno en apenas dos meses y no quiero algo así, porque no lo merezco, porque ni Míriam ni yo nos merecemos lo que está pasando, porque éramos nosotros y no necesitábamos a nadie más.

Te sigo queriendo. ( Segunda parte Te quiero sin querer, profesor.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora