35

12.7K 768 200
                                    

Oliver ya me espera con su coche en la puerta de casa. Ayer, antes de que se fuera, quedamos en ir juntos a clase, se ofreció a llevarme ya que mi coche sigue destrozado y, aunque vuelva a estar bien, dudo que después del accidente me apetezca volver a cogerlo, al menos por un tiempo.

Pienso en mi compañero de clase, en cómo es, en sus palabras dulces y tiernas, en cómo me reconforta cada vez que está cerca y en lo que me confunde su cercanía. ¿Me gusta? No lo creo, yo nunca me he fijado en otro chico de esa manera. Tengo ojos en la cara y con ellos puedo ver perfectamente lo guapo que es y lo bien que se porta conmigo, como pocas personas lo han hecho antes, de hecho, cada vez que pienso en alguien que me haya dado todo lo que estaba en su mano, la imagen de Fede viene a mí.

Intento disuadirme, Fede ahora no está en mi vida, así lo ha decidido él. ¿Debo continuar con la mía o debo esperarle a él? No lo sé, espero una señal suya que de momento no ha llegado, llevamos más de un día sin saber el uno del otro.

Salgo por la puerta de casa y encuentro a Oliver con las manos metidas en los bolsillos y apoyado en su coche. Cuando me ve, abre la puerta de copiloto para que pase, cuando vuelve a cerrarla, rodea el coche y se sienta a mi lado. Al verlo, no puedo evitar pensar en el mensaje que me ha llegado hace unos minutos, el tercero, solo decía:

Si tú me dejas, seré el que te haga soñar cada día.

Tiene que ser él, ¿quién si no se iba a tomar el tiempo de escribirme cada mañana un mensaje... a mí? Hay tantas cosas en el aire...

- Tienes mejor cara que ayer, ¿ves como eso de bailar levanta el ánimo?- Pregunta con una amplia sonrisa.

- Creo que bailar solo fue un añadido - Le correspondo la sonrisa- Fuiste tú quien consiguió animarme, no sé cómo lo haces pero gracias, de verdad.

- Si con lo que hago aparece esa sonrisa en tu cara, estoy más que complacido - Dice achinando los ojos, con timidez. Eso es lo que más me gusta de él, que puede soltar cosas como esas y hacer como si no hubiera dicho nada.

Arranca y nos metemos entre el poco tráfico de la ciudad, conduce con tranquilidad. Es extraño recorrer este camino en coche después de haberlo hecho tantas veces en la moto de Fede. Me obligo a no pensar en él ya que el nudo en mi garganta vuelve a instalarse.

No quiero llorar de nuevo, no ahora y no porque ya lo he hecho demasiado. Pensar en Fede siempre había sido motivo de alegría y ahora simplemente es amargura, no quiero que lo nuestro se apague y se convierta en algo lleno de tristeza y dolor, hemos sido increíbles juntos y debo quedarme con eso. Quizá lo seamos de nuevo, quizá no... eso es algo que me sigue destrozando, la duda.

Oliver estira una mano y pone música. Enseguida suena una canción que, al principio me cuesta reconocer, ya que no suelo escuchar ese tipo de canciones, pero luego me doy cuenta de que me gusta, es mi mejor error .

- Lo siento - Se disculpa Oliver - Es un disco que me grabó Alex, no creo que sea tu tipo de música.

- No lo es, pero déjala - Lo tranquilizo - Esta en especial me gusta. Le letra es bonita.

Asiente y sube un poco el volumen. Escuchando la canción dejo de dejar volar a mi mente y que vuelva una y otra vez a mi perfecto novio, o ya ex novio... no lo sé. Miro por la ventanilla y así, llegamos a la universidad.

***

Narra Fede

Es insoportable, no tenerla entre mis brazos es duro, tal y como me lo había imaginado. Tengo que hablar con Eva cuando antes y hacerle saber que Míriam y yo ya no estamos juntos para solucionar esto. Ya que la grabación no surgió efecto, sé que esto lo hará. Luego volveré a por ella, ese es el plan y no puede salir nada mal, ¿verdad? Volverá conmigo, es lo que más deseo en el mundo, le pediré que se case conmigo y estaremos siempre juntos.

Te sigo queriendo. ( Segunda parte Te quiero sin querer, profesor.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora