49

13.4K 924 276
                                    

Siento como si el mundo se me acabara de caer encima, ¿cómo he podido ser tan despistada y olvidarme de la píldora? Y es más, olvidarlo mucho más en nuestro reencuentro en la cabaña, fue todo tan bonito y, sobretodo precipitado, que ni siquiera pensé con claridad... ahora entiendo eso de que todos nuestros actos tienen consecuencias.

No puedo creerlo, yo estoy como siempre pero en mi interior apenas está comenzando a crecer algo, alguien. Sonrío con ternura acariciándome el vientre, pero enseguida deshecho la idea sacudiendo la cabeza, no puedo ser madre, no con veinte años... aunque, por otro lado, Fede sería el mejor padre del mundo, estoy segura de ello pero, ¿y si tampoco se siente preparado para dar este paso?

- ¿Míriam, estás bien? - No me había dado cuenta, pero el médico sigue ahí, escudriñándome con la mirada ante mi confusión.

- Si... bueno no lo sé - Trago saliva respirando hondo - No me esperaba algo como esto, eso es todo.

- Eres joven, supongo que ha sido algún tipo de accidente, ¿no es cierto? - Pregunta sin cambiar para nada esa mirada que está dejando de gustarme.

- Ha sido un pequeño descuido pero...

- ¿Y qué vais a hacer? - Me interrumpe- Un niño es una gran responsabilidad, tanto tú como tu pareja deberíais saberlo, esas decisiones no se toman a la ligera.

¿Me está dando la charla? ¡Oh, vamos! Soy consciente de que que esto no es planeado, que ninguno de los dos nos esperábamos esto así, de sopetón, de la noche a la mañana...

- Lo sé, doctor- Espeto seria - Esto debemos hablarlo mi novio y yo, gracias por el interés.

- Si consideráis la opción del aborto...

- ¿Aborto? - Alzo la voz casi sin querer, cortando lo que quiera que fuera a decir - ¡No, ni hablar! Esto no estaba pensado, pero ni mi pareja ni yo somos unos asesinos, ¿qué está queriendo decirme?

- Está bien... lo siento - Suspira, algo sorprendido- Os dejaré un tiempo para pensar, pero dado que las pruebas han salido bien, puedes irte a casa cuando te veas preparada, vendré en media hora.

No me despido de él, que haya dicho algo como eso me pone los pelos de punta. Fede todavía no lo sabe, y no sé cómo demonios voy a decírselo, pero... lo haré, es el padre y debe tener la mitad de la decisión que tomemos, sea cual sea.

Unos minutos después de que el médico se haya ido, Fede vuelve a entrar por la puerta, con una sonrisa que creo que no ha perdido desde esta mañana... intento corresponderle, pero lo que tengo ahora mismo en la cabeza y, sobretodo en mi interior, mantiene ocupados todos y cada uno de mis pensamientos.

- ¿Qué te ha dicho, princesa? - Pregunta sentándose en mi cama - ¿Está todo bien?

- Si, amor, todo bien- Le digo sin poder pronunciar ni una palabra más. Quiero decírselo pero las palabras no salen por mi boca, no estoy preparada para dar una noticia como esta, no ahora, no todavía. ¿Cómo se supone que se hacen estas cosas?

- No es eso lo que dice tu cara- Me mira con el ceño fruncido - Puedes contarme lo que sea, ya lo sabes y... aunque no sea el indicado para decir algo como eso - Sonríe tímido, arrugando los ojos.

- Me ha dicho que podemos irnos a casa cuando queramos, ¿ves? Es bueno.

- Que volvamos a casa de nuevo y juntos, no es bueno, pequeña... es mucho mejor. - Se levanta, dirigiéndose a la taquilla para coger mi ropa y ofrecérmela. Comienzo a vestirme con el corazón sin querer tranquilizarse, desbocado dentro de mi pecho.

Te sigo queriendo. ( Segunda parte Te quiero sin querer, profesor.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora