Eran las diez y quince de la noche cuando me subí a mi vehículo y me dirigí rumbo a casa de mis padres para la cena familiar. No había un alma en la calle, realmente todo estaba desolado. Iba manejando tranquilamente por una calle obscura y angosta, cuando a lo lejos diviso a un sujeto tirado al costado de la ruta... Acelero y una vez que mi vehículo pasa por su lado, observo que ese chico era Louis. ¿Que? ¿Que hacia tirado allí a esas horas de la noche?. Frene en seco y rápidamente baje de mi vehículo corriendo hacia donde él.
- ¡Louis! - Dije arrodillándome a su lado y tomando su rostro con mis manos. - ¡¿Que haces aquí?! ¡¿Que te sucede!? -Él no contestaba. Solo me miraba fijamente a los ojos - ¡Contéstame, por favor!
Pero era inútil, realmente era inútil. Cada cosa que le decía, era inútil. Insistía, insistía, pero él no reaccionaba, solo me miraba, y eso me desesperaba. Sin pensarlo dos veces lo tomé en brazos y lo llevé hasta mi auto. Lo recosté en la parte trasera y me dirigí al volante. Seguía sin hablar. Tome mi teléfono celular.
- ¿Harry? - Preguntó Gemma desde el otro lado de la linea.
- Gemma, escucha. Se me complico, olvide unos trabajos que debo hacer para mañana, no podré ir. Dile a mamé que me disculpo, y que el domingo cenaremos juntos sin falta, ¿puedes?
- Claro, pero... ¿Seguro que no paso nada? - Sonó preocupada
- No, no empieces Gemma, no paso nada, solo diles eso. Adiós. - Dije nervioso y colgué.
¿Por que lo estaba? ¿Por que me encontraba nervioso?. Acomode el espejo retrovisor ya no estaba acostado, se había sentado.
- Louis, ¿qué sucede? ¿cómo te encuentras? - Dije mirándolo por el espejo.
Pero nada... nada otra vez. Solo miraba al suelo. Solo eso. No sabía que era lo que le pasaba por su cabeza, que le había sucedido, por que estaba tan callado, tan perdido. Ni siquiera sabía que era lo que estaba haciendo. ¿Hacia donde lo llevaba? ¿Donde vivía? Ni siquiera sabía su apellido. ¿Como localizaría a su familia?. Ya no mas. En esos momentos mi cabeza no podía pensar. Estaba nervioso, tenso, realmente. Hacia mucho que no me sentía así. Estacione fuera de mi departamento y nuevamente, ya que no reaccionaba, lo tome en brazos mientras él me miraba con sus pupilas penetrantes totalmente dilatadas. Subí las escaleras, no tenía ganas de esperar al maldito ascensor. Entre en mi apartamento y lo senté en mi cama.
- Louis, por el amor de dios. ¿Puedes aunque sea decirme una put* palabra? ¿Es mucho pedir? - Dije tristemente y desesperado colocándome de rodillas a él.
- Necesito dormir. - Dijo fríamente mirando al suelo, una vez mas.
Hasta que al fin. Sin decir una palabra abrí el cubrecamas, la frazada y la sabana y ayude a que se recostara. Saque sus zapatillas y las coloque a un lado. Al voltearme, lo mire y estaba profundamente dormido. Mis labios producieron una pequeña sonrisa. Sentía alivio. Estaba a salvo, dormido y parecía estar tranquilo, ahogado en un mar de sueños.
Me dirigí hasta la cocina y me prepare un té de hiervas mientras me acomode a mirar un poco de fútbol en la sala sin dejar de pensar en él un segundo. Pasaron unos largos minutos y decidí acercarme a la habitación para ver como se encontraba. Era tranquilizante verlo dormir, realmente lo era. Pero era tarde,
debía dormir yo también. Cerré la puerta y di media vuelta. Me recosté sobre el sillón de la sala y me cubrí con dos frazadas. La noche estaba fría. Volteaba, de un lado, al otro, pero no lograba dormirme. Las preguntas invadían mi cerebro y quitaban mi sueño. ¿Qué le habrá pasado? ¿Por qué estaba en ese estado? ¿Qué era lo que hacia abandonado al costado de una ruta? ¿Solo? No aguantaba mas. Definitivamente odiaba las preguntas retoricas, odiaba no obtener una respuesta. Pero solo debía esperar... Solo debía esperar a que amaneciera... Si, esperar, esperar, así poder hablar con él y concretar todas las respuestas.
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Para toda la vida. (Larry Stylinson)
Novela JuvenilUn amar, un sonreír, un vivir, un soñar, un juntos... hasta el final. Un amor, para toda la vida.