Desde mi auto observando el mundo. Mi alrededor. Gente de un lado a otro. Solo quiero llegar a casa, comer rápidamente e irme a la cama. Luego del helado, en la tarde, me dirigí a la oficina y todo fue puro papeleos y charlas de negocios. Estaba devastado. Necesitaba descansar. Guarde mi vehículo en el garaje y subí en el ascensor. ¿Como puede ser que Louis nunca halla probado carne asada? Era algo muy raro. Llevarlo a comer, eso tenía en mente. Solo debía organizarme con mi trabajo y ponerme al día. Si, eso debía hacer. Así podría invitarlo a cenar en esta semana. Era un chico bonito, claro que si, lo era. Sacudí mi cabeza. ¿Que estaba pensando? Maldición, otra vez lo mismo no quería repetir. Ingrese a mi departamento, me dirigí a la cocina y me prepare fideos con crema y carne al horno. Termine de comer y decidí irme a dormir.
El despertador no paraba de sonar. Eran las siete treinta. Parecía solo que había tenido tiempo a pestañear, pero se ve que no fue así. Estaba a miércoles, mitad de semana y ya estaba exhausto. Me levante de mala gana y para mi desayuno prepare leche con cereales, miel y medialunas, clásico desayuno de todos los días. Tome mi teléfono celular y revise mi agenda. Nada para hacer hasta las diez de la mañana. ¿Que hacia levantado?. De pronto mi teléfono celular comenzó a sonar con la llamada entrante de mi madre...
- Ma - Dije sonriente dando un cucharon a mi taza y llevándolo a mi boca
- Hijito, ¿como te encuentras? - Mi madre tan amorosa como siempre.
- Muy bien, ¿y tu?, ¿papá?
- Oh por suerte bien, bien los dos. Discúlpame que te llame a estas horas pero necesitaría un favor de tu parte.
- Me alegro por ello. Claro que si madre, dime, lo que sea. - Dije con una medialuna en mi boca.
- Mira... Necesitaría que te presentes en mi lugar para la reunión de Gemma. ¿Es mucho pedir? - Dijo felizmente.
- Claro que no. Dime cuando y a que hora.
- Hoy, a las ocho de mañana. No llevara mucho tiempo, es para hablar sobre el viaje de fin de curso. ¿Realmente puedes hijo, o estoy poniéndote en aprietos?
- Si madre, puedo. Hoy comienzo con mi trabajo a las diez, estaré allí puntualmente.
- Gracias hijito, realmente. ¿Pasas a buscar a Gemma por casa?
- Si, claro.
- De acuerdo... ¿Quieres venir a cenar hoy en la noche? Prepararé carne asada, con papas al horno, como a ti te gusta. ¿Que dices?
- ¡Claro que si madre! Iré a cenar a eso de las ocho. ¿Esta bien? Tengo demasiado trabajo para hoy.
- Claro, seras bienvenido. Ve a hacer tus cosas. Te quiero
- Y yo a ti ma.
Colgué. Era lindo escuchar a mi madre feliz.
¿Que me quedaba por hacer? Absolutamente nada. Coloque "The Beatles" en mi reproductor de ipod y comencé a revisar mi maletín de trabajo. Prepare los folletos que debía entregarle a Elliot y se hicieron las siete y cuarenta. Tome mis llaves, me retire de mi departamento, saque mi vehículo y recogí a Gemma en casa de mi madre.
- ¡Haber si te dignas a venir mas temprano la próxima vez! - Grito al entrar y cerrar la puerta con un golpe fuerte.
- Tranquila, ¿alguien amaneció mal?
- ¿Alguien amaneció retrasado? - Dijo cruzada de brazos con la vista al frente.
Reí y aceleré la velocidad.
- No, claro que no. Por cierto, me levante temprano. Solo quería hacerte esperar para verte enojada - Me escogí de hombros.
- ¡Eres un chiquilin Harry! ¿Cuantos años tienes? ¿Diecinueve o seis? - Dijo molesta
- Lo siento chica madura. - Reí. - ¿Que materias te tocan hoy?
- Música, química y matemáticas. - Dijo mas tranquila
- Aburrido, ¿verdad?
- Lo es.
- Debes levantar física, y lo sabes. ¿Que tal si vienes el viernes a casa y practicamos? - Dije sin quitar mi vista de enfrente
- ¿Puedes? De acuerdo. ¿A que hora?
- Ven a cenar, cocinare.
- De acuerdo. Hamburguesas - Dijo colocando un cd en el equipo.
- Con una condición...
- ¿Cual? - Dijo frunciendo el ceño
- Tu te encargas del helado - Reí
- Claro. - Sonrió.
Llegamos al colegio y estacione en la puerta. Cientos de chicos con libros en sus manos, de un lado al otro, rodeaban el lugar. No sabía porque, pero mis ojos buscaban a Louis. Tal vez solo para saber como estaba, o si vendría al colegio. Gemma chasqueo sus dedos delante de mi.
- Harry, ¿que miras?
- Nada. ¿Vamos?
- Claro.
Bajamos del auto y nos dirigimos al colegio. Gemma se dirigió al salón de Música y yo me dirigí hacia la sala principal. Una mujer de unos cincuenta años, estaba sentada en un escritorio completando algunos papeles.
- Disculpe, buen día. ¿Sabe hacia donde debo dirigirme para la reunión sobre el viaje de fin de curso?
- Buen día. Segundo piso, tercera puerta a su derecha.
Sonreí dándole las gracias y me dirigí hacia donde me había indicado.
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Para toda la vida. (Larry Stylinson)
Novela JuvenilUn amar, un sonreír, un vivir, un soñar, un juntos... hasta el final. Un amor, para toda la vida.