Como si fuese la primera vez (Zayn y tu)

capítulo 3

Capítulo 3:

Luego de conducir unos 10 minutos hasta la casa de Danielle, me estacioné en la puerta de su casa y toqué bocina; al instante ella salió de su casa tan arreglada como siempre lo está. Cierra la puerta con llave y se monta en el auto a un lado mío. Me saluda con un beso en la mejilla y como lo esperaba, decidimos ir a Milán. Eso no significaba solo un almuerzo, sino, COMPRAS!!

Durante el viaje, comenzamos a platicar animadamente sobre temas de chicas: ropa, zapatos, maquillaje hasta que llegamos al tema el cual no me gustaba mucho, el amor. Hacía poco había salido de una linda relación que tuve con Josh Devine, un chico de mi misma preparatoria, con el cual tuve una hermosa relación que duró un poco más de un año, que lamentablemente se terminó por infidelidades suyas, las cuales me afectaron bastante.

-Creo que ya lo has superado, no es así? – preguntó Danielle con una pequeña sonrisa en su rostro.

-En verdad crees que ya lo he superado?

-Eso parece, y si no es así, bueno, eres muy buena actriz!! – Y unas carcajadas inundaron el auto.

-De hecho, no lo he superado del todo, todavía me apena pensar que aposté todo por él y que me pague de ese modo, pero se ve que así son los hombres.

-No todos son así, créeme, algunos te dan todo, pero luego deciden ir por diferentes caminos.

Un silencio incómodo inundó el vehículo.

-Bueno, cambiando de tema, que te gustaría almorzar? – pregunté para cambiar un poco el ambiente.

-Que tal pizza? Estamos es Italia, creo que es la mejor opción. – ambas reímos.

-Perfecto. Vayamos a una pizzería a la cual he venido con Liam en varias oportunidades; si no te molesta.

-No, no hay ningún tipo de problemas. Pero te refieres a la pizzería que esta frente al Duomo? – asiento levemente – he venido varias veces – continúa Dan – amo la pizza de allí !!

Y una vez que entramos a la ciudad, estacionamos el auto en un estacionamiento público gratuito y nos dirigimos hacia la plaza principal donde se encuentra el restaurant.

Una vez allí, elegimos una mesa contra la ventana, así podríamos apreciar la bella vista de la plaza principal de la ciudad.

En un momento, giro mi cabeza para ver hacia Dan que estaba hablándome, y topo mi vista con un par de ojos que se me hacían conocidos, y ni hablar de esas facciones en su rostro. No podría ser quien yo pensaba.