Como si fuese la primera vez (Zayn y tu)

Capítulo 10

Capítulo 10:

De mala gana me di una rápida ducha y me vestí, escogí de mi guardarropas un par de pantalones negros ajustados con las rodillas rasgadas, una remera anaranjada con la frase “you are too good to be true, can´t take my eyes off you” y un clásico par de Vans negras. luego cepillé y peiné mi pelo, tomé mi bolso de gamuza negra y una vez lista bajé las escaleras. nos montamos al auto y papá condujo por unos 10 minutos. se detuvo frente a un apartamento de unos 25 pisos y bajamos, mientras él fue a buscar un estacionamiento para dejar el coche. esperamos a que él llegara y mamá tocó el timbre. una voz femenina entusiasmada nos dijo que pasáramos y la puerta se abrió. subimos hasta el piso número 12 y como solo había un departamento por piso, era imposible equivocarse. cuando las puertas del elevador se abrieron, había una mujer sonriente esperándonos, y como no, era Trisha, la madre de Zayn.

-Hola !! – exclamó animadamente.

-Hola – respondí yo – cómo has estado? – le pregunté para no ser descortés.

-Muy bien y tú? Cuánto has crecido! la última vez que te vi medías apenas un metro y medio y mira lo alta y hermosa que estás ahora! – dijo con sorpresa.

-Gracias! – dije para seguirle su conversación.

-Pasen pasen- dijo a mis padres y a mí – continuemos la conversación dentro, con toda la familia – ok, eso me indicaba que probablemente él esté allí.

-Si claro, respondieron mis padres – y nos adentramos al departamento.

Este tenía dos pisos, e inmediatamente aparecieron bajando las escaleras dos niñas, una saltando las escaleras y la otra jugando con él, que lindo que se ve así cuando ríe. STOP!! Yo acabo de decir eso, no puede ser!!! la mudanza me está atrofiando el cerebro.

-Hola – dijo la pequeña – mi nombre es Saffa, cómo te llams tú? Nunca te he visto, al menos eso creo. – su comentario me causó gracia.

-Hola, mi nombre es _______, un agrado conocerte – dije agachándome así estar de su estatura.

-Hola –dijo la otra chica, la de unos 12 años – mi nombre es Waliyha, es un gusto _______ - dijo gentilmente.

Y luego vino él, con esos ojos color avellana y ese rostro que hipnotiza. Pude notar que llevaba su melena oscura rapada un poco a sus costados, tenía tatuado todo su brazo derecho y apenas unos dos tatuajes en su extremidad superior izquierda. Debo admitir que tenía un muy buen cuerpo; llevada una camiseta blanca básica, jeans ajustados al cuerpo y un par de Supras blancas. Nunca me había fijado así en un chico luego de mi ruptura con Josh.

-Hola – me saludó con un beso en la mejilla, no me la esperaba – cómo has estado _______? – oh no, esto sí que no me lo esperaba, se acuerda de mi nombre.

-Zayn, todo bien y tú?

-Muy bien – saludó a mis padres y nos dirigimos hacia el comedor.

En la mesa del comedor, había solo 7 platos, ellos eran 4 y nosotros 3, alguien faltaba, y la única persona que no había saludado era su padre. Preferí no preguntar para no incomodar a nadie. Un llamado a mi nombre me sacó de mis pensamientos.

-Perdón – dije.

-Solo preguntaba si querías subir conmigo. – dudé un poco.

-Okei – acepté la propuesta.

Subimos en silencio las escaleras y entramos a lo que parecía ser su habitación.

-Siéntate, ponte cómoda. que hay de tu vida? Cuéntame – insistió.

-bueno, nada fuera de lo común – el río – hace dos meses terminé la preparatoria, tenía la idea de empezar la universidad allí en Italia, pero hace dos semanas me enteré que mí familia debía mudarse y bueno,  ahora estoy aquí.

-Amor? – por qué hiso esa pregunta.

-Evitemos el tema – le contesté observando la biblioteca que tenía en su habitación – oye, te gusta Harry Potter! Amo esa saga!

-Algo en común – bromeó – pero por qué no quieres hablar del amor?

-Nada, es solo que no me gusta hablar de eso, menos con alguien que no veo ni hablo desde hace 7 años. – y me quedé mirando a un punto fijo, mi vista se iba nublando.

-Oye, esa no fue mi intención, quería tener conexión contigo, pero no pude. Lo siento – soltó en un susurro. Una lágrima resbaló por mi mejilla sin mi permiso – hey, no llores. Y sin pensarlo dos veces me abrasé a él y lloré en su regazó, no sé qué me estaba pasando.