Capitulo 17: Es una promesa...

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―Shirou ¿Qué paso? ―pregunté preocupado―Endo ¿Qué haces aquí? ―dije entrando en la habitación

―yo los dejo solos―se despidió el futbolista―cuídate Shirou, quiero verte pronto, a ti también Goenji

― ¿Qué hace aquí? ―pregunté en cuanto salió 

―no sabía a quién llamar así que le llame a él

― ¿Por qué no me llamaste a mí? ―cuestioné sentándome a un lado de la cama

―no sabía cómo decirte esto, yo...―me dio el diagnostico del doctor en una hoja de papel


Solo tardó un momento el cual fue una eternidad para Shirou


― ¿Por qué no me dijiste? ―dije mientras apartaba la hoja de mi rostro mostrando ya unas lagrimas 

― ¿Por qué lloras? ―me tomó la mano

―tú sabes bien porque ¿No?

―perdóname yo no quería preocuparte

― ¿No querías preocuparme? Dejaste esto hasta al último para no preocuparme y ahora te estás muriendo ¿No te parece estúpido lo que dices?

―si bueno ahora que lo vez de esa manera―intentó bromear el pequeño

― ¿Por qué nadie sabía? ¿Por qué no nos dijiste?

―nunca había presentado un problema para mí

― ¿Cuándo empezó a serlo?

―en las eliminatorias del mundial, me lastime y ya en el mundial fue peor por eso ya pude jugar

― ¿Por qué no dejaste el fútbol en ese momento?

―me sentía capaz para jugar

―tú sí que eres tonto―me acerqué y lo abracé

―lo siento―dijo correspondiendo el abrazo

― ¿Por qué te disculpas? ―pregunte mirándolo a los ojos

―por causarte tantas molestias

―tú nunca serás una molestia para mí, yo voy a estar contigo siempre y tú lo sabes


Me acerqué aun mas y rose mis labios contra los del pequeño Shirou quien correspondió rápidamente, un tierno beso lleno de calor que significaba mucho más que lo se podía ver entre ambos.


―Vamos estar bien―le dije al oído


Y así trascurrieron 2 meses, Shirou siguió en la escuela y aunque yo quise dejar el fútbol el pequeño no me lo permitió y me obligo a asistir a los entrenamientos.


―déjame quedarme contigo hoy por favor

―no, tienes que ir a entrenar, es cuestión de tiempo para que debutes con el primer equipo

―siempre juego con las reservas, un día que falte al entrenamiento no afectara

―que vayas te digo―levantó la voz

―De acuerdo, iré pero cualquier cosa me llamas al celular ¿Estás de acuerdo?

―no te preocupes, lo haré―se despidió con un beso


Había pasado tiempo, tiempo en el que él fue la única motivación para seguir esforzándome en lo que me gustaba hacer


―aquí está la lista de los jugadores que participaran en el partido contra el Manchester, te alegrara leerla―me dijo el entrenador 


Tomé la hoja en mis manos, mi nombre figuraba entre los elegidos, la sonrisa fue bastante notoria, aquel partido seria posiblemente mi debut en la Premier League.


―vaya que lindo te vez estudiando―dije mientras me encontraba recargado en la puerta de la habitación

―yo me veo lindo de muchas maneras―sonrió― ¿Qué haces parado así?

―admirándote nada mas―me acerqué―mira, quiero que veas algo

― ¿Qué es? ―dijo recibiendo una bolsa de mi parte

―ábrelo para saber

―de acuerdo―aceptó mientras abría la bolsa―es una playera

―Voltéala―indique con la mano

―"Goenji", genial pero tiene el numero 28, ¿Por qué no el 10? Eras el 10 ¿No?

―es difícil que me den el 10 pero el domingo demostrare que puedo ganármelo

― ¿Debutas el domingo? ¿Frente al Manchester?

―muchos titulares están lesionados, me han elegido para el partido pero comenzare en la banca y con suerte entrare a jugar


El peli plata corrió a abrazarme, después de aquel mal rato parecía que las cosas comenzaban a mejorar de manera tal que ninguno podía expresarlo con palabras, cuando cayó la noche, ya en la cama, le abracé.

―oye ¿Iras a verme el domingo?

―claro que sí, no me lo perdería, aunque no se...quizá lo vea mejor por la tele

―vez que malo eres conmigo―me quejé

―claro que no―dijo volviéndose hacia mí―por supuesto que voy a ir a verte, quiero estar presente en el estadio cuando metas tu primer gol

― ¿Mi primer gol? ¿Por qué tan seguro de que pasara? Es mas no sé si en verdad juegue

―yo estoy seguro de que lo harás y cuando metas un gol vas a dedicármelo

― ¿A ti? ―pregunté― ¿Por qué a ti?

―porque yo me lo merezco―sonrió― soy yo el que siempre te dice que vayas a los entrenamientos, que hagas la tarea, ¿No crees que me lo merezco?


Me acerqué más al chico y con un pequeño beso en los labios asegure en susurro, "es una promesa" aquellas palabras fueron lo último que se escucho en aquella habitación.  

El sueño de un campeónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora