Capitulo 5: ¿Celoso yo? ¿De él?...

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― ¿Saldremos hoy? ―me preguntó Shirou saliendo de la escuela

―claro ¿A dónde quieres ir?

―Goenji―se escuchó a lo lejos

― ¿Quién es? ―pregunté con miedo a voltear

―es tu admirador, Toramaru―respondió algo molesto Fubuki

―no puede ser―alcancé a decir antes de que estuviera atrás de mí

―Hola―saludó― ¿Iremos a entrenar?

―no lo creo―respondí dándome la vuelta―ya he quedado de salir con Shirou

―ya veo―contestó el niño

―no se preocupen―interrumpió Shirou―acabo de recordar que tengo que terminar un trabajo y no podré salir―sonrió―que se diviertan

Su argumento no me convencía pero cuando tomaba una decisión no había manera de cambiarla, al día siguiente a la hora de entrada.

―Fubuki, espera―grité corriendo para alcanzarlo

―hola, Goenji ¿Cómo estás? Buenos días

―bien, ¿Cómo estás tú? ¿Terminaste tu trabajo?

― ¿Cuál trabajo? ―preguntó―ah sí, el trabajo, lo terminé, ¿Qué tal tu tarde con Toramaru?

―aburrida―respondí poniendo mis manos en mi cabeza―hubiera preferido pasar la tarde contigo

―si a mí también, lástima que no se puede todo

― ¿Qué tal hoy? ―le propuse― ¿Puedes?

― ¿Puedes tú? ―respondió seco

― ¿Qué tienes? ―le tomé de la mano―estas raro, dime que tienes

El simplemente se dio la vuelta y siguió su camino, no entendía porque actuaba tan raro, a la hora de salida me apresuré para encontrarlo de camino a casa.

― ¿Estás enojado conmigo? ―pregunté caminando tras él

― ¿Qué haces aquí? ―dijo sin darse la vuelta para verme― ¿No tienes práctica?

―la tengo―respondí―pero no puedo ir

― ¿Por qué?

―porque quiero pasar la tarde contigo―respondí ante su mirada perpleja―sé qué te pasa

― ¿A si? ―preguntó incrédulo― ¿Qué me pasa?

―estás celoso―dije acercándome a él

― ¿Celoso yo? ¿De él? Debes estar jugando―se rio

―si no es así dime ¿Por qué estás enojado conmigo?

―no estoy enojado, quiero estar solo

―no querías estarlo ayer―lo abracé―él es un niño, ¿Cómo piensas que va a gustarme?

―sí, lo siento, como pude pensar que te gustaría un niño―dijo apartándose de mí

―espera―le grité―no fue eso lo que quise decir, perdóname

―está bien, Goenji, ahora si me disculpas me voy a mi casa

Su actitud hacia mí me había dejado pensativo, no me gustaba que estuviera enojado conmigo, me sentía triste, me sentía deprimido.

―Fubuki ¿Has visto a Goenji? ―preguntó Endo algo preocupado―no lo he visto por aquí

―seguramente está con Toramaru ¿Ya lo has buscado?

―no, hace rato vino y me pregunto por él, al parecer nadie lo ha visto, ni en la escuela

― ¿Ha faltado a clases? ―preguntó el pequeño

―sí, nadie sabe dónde está

―no lo sé, siento no poder ayudar―se disculpó Shirou

―no te preocupes pero avísame si lo vez

No tenía mucho ánimo, no quería salir, no quería hablar con nadie, no dejaba de sentirme mal por no saber qué hacer para solucionar la situación.

―sabes que no es bueno faltar a clase ¿Verdad, Goenji?

― ¿Qué haces aquí? se supone que tienes clase―le dije sin mirarlo

―sí, se supone que tú también ¿Por qué no has ido a la escuela? Estamos preocupados por ti―se sentó a un lado mío― ¿Lo saben en tu casa?

―si lo supieran no estaría aquí, mi padre suele ser obsesivo

―Ya veo―dijo el peli plata―y ¿Por qué haces esto?

―no lo sé―bajé la cabeza―no he tenido animo de ir, de hacer algo, de nada

― ¿Es por mi culpa? ―preguntó algo triste

―no―respondí rápido―es por culpa mía, maldita adolescencia, me matan estos cambios de ánimo

El pequeño solo sonrió.

―ya extrañaba ver tu sonrisa―confesé― ¿Cómo has estado?

―bien―me abrazó―pero tu amante te ha estado buscando por todos lados, lo tienes mal

― ¿Ya no estás enojado? ―pregunté con el temor de arruinar el momento

―no ya no―me besó la mejilla―perdona por la escena de celos

― ¿Entonces si eran celos?

―sí, eran celos, lo acepto―sonrió el pequeño

―Toramaru me contó algo―me voltee para mirarlo a los ojos― tú le gustas

― ¿Qué? ―preguntó exaltado

―le gustas y por eso no quiere acercarse mucho a ti―le dije mientras lo abraza otra vez―por eso le gusta salir solo conmigo cuando entrenamos

―Estás jugando ¿Verdad?

―no, a mí también me sorprendió pero cuando le conté lo nuestro se alegró de que fuera yo quien saliera contigo

―Goenji, al fin te encontramos―interrumpieron unas voces conocidas

―Endo, Toramaru ¿Qué hacen aquí? ―pregunté dándome la vuelta para verlos

―buscándolos ¿Que más?―respondió el niño

Shirou se acercó a él y le dio una palmada en la espalda.

―bien entonces vamos―le sonrió―tenemos que entrenar

―no me digas que le dijiste―exclamó Toramaru―te dije que era un secreto

―lo siento, esa parte no la escuché―dije divertido―pero cuidado que él es mío

―ya lo sé―dijo haciendo ademan con la mano―pero nada prohíbe que sea su amigo ¿No, Shirou?

―claro―sonrió―anda vamos ¿No vienes, Goenji?

―no jueguen conmigo―grité―los estoy viendo así que no se acerquen demasiado.

El sueño de un campeónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora