Capítulo 48 · Un mordisco y un sentimiento encontrado

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Sonrió de lado y salió corriendo hacia los aparcamientos, no sin antes hacerme un gesto para que le esperase allí. Me senté en uno de los bancos para esperarle, mientras pensaba en todo lo que había pasado para llegar a la situación donde me encontraba. ¿Había empezado a perder la cabeza por un chico ficticio al que todo el mundo teme? ¿Acabar con él me convertiría en la popular, la chica rara afortunada o en una persona desdichada? Jamás había entrado en mis planes tener una vida común sin sobresaltos, pero ¿hasta qué punto arriesgaría todo por una persona que no me aporta seguridad, ni confianza? Solo tenía claro una cosa, y es que había empezado a estar enamorada de Jason, y a él sin embargo, no parecía importarle. Seguía jugando conmigo y con las personas que le rodeaban para conseguir lo que quiere, la libertad.

A lo lejos, vi como Jason se acercaba con una mueca seria en el rostro. Palidezco, sé que algo malo va o ya ha pasado.

- Vámonos de aquí. - Ordenó Jason cogiéndome del brazo con brusquedad.

- ¿Dónde vamos? ¿Acaso esto forma parte de tu plan?

- Por supuesto que no Ashley. – escupió con rabia, mientras intentaba controlar el cambio involuntario de las facciones de su cara. – Bruno está aquí, y va armado.

Me paralicé por un instante quedándome quieta.

- Camina Ashley, no tenemos tiempo.

Seguí sin reaccionar. Mis pies no se movían a pesar de que mi cabeza les ordenase avanzar. Jason enarcó una ceja y acto seguido me cogió en brazos para seguir caminando por los dos. La velocidad a la que íbamos empezó a incrementarse y en poco tiempo llegamos a una casa, la casa de Jason.

- Sube arriba, al fondo del pasillo a la izquierda, hay un jarrón con flores. Sácalas y encontraras una llave. Luego, quiero que abras la habitación de la derecha, donde te encontraras un despacho. Mueve la librería, y abre la puerta de detrás, enciérrate allí. Cierra todos los candados posibles, enciende el monitor y espérame armada.

- ¿Armada? – repetí asustada.

- Escúchame Ashley, encontraras dos armas. – dijo Jason cogiéndome del brazo y llevándome hacia las escaleras - La que esta enfundada, es de balas normales, quiero que la uses si quien abre esa puerta es Bruno, de lo contrario, si soy yo pero... transformado – dijo apartando su mirada de mi por un instante – utiliza la otra, sin pensártelo, sin reparos.

- ¿Qué te pasara Jason?

- Nada, tranquila. – dijo él forzando una sonrisa.

Le abracé pensando en ser la última vez en que lo vería con vida.

- No me dejes sola por favor. – le susurré con un hilo de voz.

Levantó mi rostro y me dio un delicado beso en los labios.

- Vete Ashley, se hace tarde.

Asentí y me fui corriendo escaleras arriba, sin girarme. Sabiendo que si giraba la cabeza levemente, por poco que fuera, me arrepentiría de dejarle allí.

Hice todo cuanto me dijo Jason. Aquella sala era enorme y estaba equipada con todo lo necesario. Tenía un pequeño lavabo, una nevera e incluso una cama de matrimonio. Una pequeña casa sencilla, dentro de una habitación, con un monitor en medio de ésta. No habían ventanas, pero la iluminación era muy clara. Encendí el gran monitor el cual proyectaba lo que las pequeñas cámaras insertadas por la casa captaban, y me senté nerviosa mirando a Jason esperarle, de pie, frente a la puerta, sin ninguna protección ni defensa.

El perfecto experimento de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora