capitulo 16

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______ no sabe muy bien qué hacer. Puede esperar a que se vayan, pero es imposible saber cuánto rato van a estar. Mientras _______ piensa en estas cosas, la chica que está más cerca de ella apaga el cigarro en la pila y se enciende otro.

—¿Quieres uno? —le ofrece, mostrándole el paquete.

_______ niega con la cabeza. Resulta irónico, podría perfectamente dedicarse a fumar, ¿por qué no? Pero los cigarrillos, aunque son perjudiciales, también producen placer y además... Nicotina, eso tarda años en hacerte daño...

Cruza la puerta, que se cierra tras ella. _______ mira arriba y abajo del pasillo, que está completamente vacío.

Empieza a caminar. No sabe hacia dónde. Ni siquiera sabe adonde conduce este pasillo. Solo sabe que necesita moverse o explotará.

Cada vez se mueve más rápido. Le duelen las piernas y se da cuenta de que está corriendo a toda velocidad pasillo abajo. ¡Al diablo con las normas! Le duelen las costillas por el jadeo y por los golpes de la mochila contra su espalda.

Eso es bueno, todo este tipo de cosas son buenas. No tanto como la cuchilla, pero suficientemente molesto como para mantenerla distraída.

Por desgracia, los pasillos no son eternos y la resistencia de _______ tiene un límite. Está furiosa, y cuando llega al final se encuentra a sí misma delante de un muro de ladrillos. Si no fuera un estereotipo, empezaría a darle ****azos a la pared. Si no fuera un estereotipo y no fuera tan difícil ocultar heridas en las muñecas.

En lugar de eso se derrumba frente a la pared, siente que se le van a salir los pulmones por la boca. Está en silencio, intentando concentrarse en el dolor de sus costillas, en la posibilidad de que la carrera por el pasillo no haya abierto alguna de las heridas de la pierna.

Con cuidado, se frota la pantorrilla con el pie para sentir si tiene alguna herida abierta.

¡Bingo! _______ baja la mirada. Una pequeña mancha de sangre empieza a extenderse por la tela de sus vaqueros. No es mucho, no es algo que el resto de gente pueda notar pero...

De repente nota una mano en el hombro. Una voz inquisitiva. _______ se gira y se topa con la cara de su profesor de física, el señor Jones.

Parece preocupado.

_______ no quiere hablar con él. Lo que quiere es poder concentrarse en el dolor que le produce la herida de la pierna. Incluso intenta avivarlo tocándose la herida con la punta de la zapatilla. Pero por desgracia, no puede. En algún lugar de sus entrañas sabe que, si no hace un esfuerzo ahora, habrán consecuencias: una charla con un profesor, un sermón. Puede que hasta citen a su hermano. Lo más seguro es que citen a su hermano. Solo de pensarlo, _______ vuelve a la realidad.

— _______, ¿estás bien? —Su tono de voz es empático, amable y solícito. ¿Es sincero?

No sabría qué decir. Últimamente ha habido tanta gente que le ha hecho la misma pregunta en el mismo tono, que ya no sabe qué pensar.

Ha llegado un punto en el que no soporta este tono.

—¿Estás bien? —El profesor repite la pregunta y _______ hace un esfuerzo por no reírse de lo absurda que suena. ¿Por qué la gente solo te pregunta si estás bien cuando es evidente que no lo estás?

—¿Puedo hacer algo por ti? —continúa.

A _______ le preocupa que lo próximo sea ofrecerse a acompañarla a la enfermería, o incluso peor, llamar a Josh. Mejor será que empiece a hablar, y rápido.

—No, gracias —logra responder finalmente—. Estoy bien, de verdad. Solo estaba un poco... —No termina la frase, esperando que Jones ya se dé por satisfecho de oírla hablar y no le pida respuestas más convincentes.

—¿Quieres acompañarme a preparar el laboratorio de física? —le pregunta el señor Jones. Se dirige a ella como si se tratara de una niña de cinco años y él le estuviera ofreciendo un helado. Es evidente que la intención de él es buena, pero la situación le sobrepasa. El señor Jones es un chico joven, probablemente sea más joven que Josh. _______ ha oído decir que este es su primer trabajo como profesor. Está segura de que nunca ha tenido que tratar con una alumna con su misma problemática.

A _______ le da igual que el señor Jones no sepa cómo ayudarle. Le basta con que él no sepa todos los detalles de su situación. Probablemente solo la considera una chica frágil.

Quizás hayan dado un toque de atención sobre ella en la sala de profesores:

Denle tiempo, no le presionen, necesitará espacio...

—De acuerdo. —_______ consigue contestar en pocos segundos—. Te ayudo a montarlo. —Al fin y al cabo, su siguiente clase es física, y no tiene nada que hacer. No tiene adónde ir.

_______ se incorpora. Puede notar una gota de sangre que le baja por la pierna y tiene que concentrarse en seguir al profesor hacia el laboratorio.

The girl with the broken Smile (Niall Horan & tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora