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__________ recorre el pasillo que lleva al estudio preguntándose si la habitación donde sus padres pasaban la mayoría del tiempo, donde trabajaban, la dejará tan indiferente como todo lo demás. Pero, al abrir la puerta y observar las estanterías llenas de libros que van desde el suelo hasta el techo, y los dos escritorios inmensos con sus pares de sobremesa de piel, se da cuenta, una vez más, de que no siente nada.
Cruza la habitación hasta las estanterías y coge el Bulfinch. Luego, busca un par de
segundos hasta dar con Tristes trópicos. Sabe que si Josh se llega a enterar de que ha regalado la copia de su padre, una primera edición en perfecto estado, la matará. Pero no cree que vaya a ser dentro de poco y, de todos modos, sabe que significará mucho para Niall. Desea con todas sus fuerzas regalarle algo especial.
__________ camina por el estudio un rato, mirando algunos libros con desgana. Hay una fina capa de polvo que lo cubre todo como si fuera arena. Piensa en lo curioso que resulta que ahora la casa parezca una excavación arqueológica. Se sienta en el
escritorio y mira entre los papeles que hay sobre la sobremesa, con una especie de
curiosidad por ver qué estaban haciendo sus padres el último día de sus vidas.
No hay nada especial, solamente algunas notas escritas en la letra casi ilegible de su
padre, unas cuantas facturas y una nota a la asistenta en la enérgica caligrafía de su
madre:
Melanie,
Muchas gracias por quedarte hasta tarde y ayudarme con la fiesta. No habría podido
con todo sin tu ayuda. No te molestes en pasar la aspiradora hoy, pero cuando vayas a la tienda, ¿puedes asegurarte de comprar el zumo de naranja con calcio para __________! ¡Calcio, muy, muy importante para __________!
__________ coge la nota, piensa que quizá le gustaría tenerla en su escritorio, en casa de Josh. No tiene ningún recuerdo. No puede coger una foto, Josh se daría cuenta de algo así. No parece haber ningún otro escrito a mano que pueda ser más interesante, cualquier cosa así estaría en el ordenador de todos modos. Es un pequeño detalle, bastante falto de sentido, la verdad, pero le gustaría poder conservar ese trozo de papel con la letra de su madre.
Coge los libros y el papel y se va del estudio, parándose de camino al comedor para
meterse la copia de Tristes trópicos en la bolsa.
—Oye, ¿qué estás leyendo? —le pregunta __________ a Niall que está sentado junto a la ventana pasando las páginas de un libro.
—Hablabas en serio cuando decías que tus padres tenían miles y miles de libros —dice señalando las estanterías del salón.
—Oscar Wilde. —__________ se sienta junto a él y mira el libro que tiene en la mano—. Es bastante divertido. Seguro que aquel profesor tuyo debió darte un montón de cosas de estas para leer.
—¿Y tú qué llevas ahí, aparte del Bulfinch? —le pregunta Niall mirando el trozo de
papel que lleva __________ en la mano.
—Oh, no es más que una nota que escribió mi madre... Nada importante. —__________ se encoge de hombros—. Siento haberte hecho venir hasta aquí, era pedirte demasiado y no sé si te importaba mucho saltarte las clases y... bueno, tampoco he sacado nada en claro. Gracias por hacerlo de todos modos.
—No tienes que darme las gracias. —Niall le coge el papel de la mano—. Calcio, muy, muy importante para __________ —lee.
__________ no se da cuenta de que está llorando hasta que Niall le limpia las lágrimas con la mano. Sabe que tenía razón sobre su hermano, que se necesita una fuerza increíble para afrontar este dolor tan terrible, y no sabe cómo puede soportarlo porque duele mucho, mucho más que la cuchilla. Y no sabe por qué, después de haber estado en el lugar donde sus padres perdieron la vida, después de volver a ver el lugar donde inició su ilícita relación con el destornillador, algo tan simple, tan trivial, pueda finalmente afectarla tanto.
Tal vez sea porque, al oír a Niall leer la nota, se ha dado cuenta, al igual que le ocurrió al ver a Josh con Nicole, que ella ya nunca será la hija de nadie. Nadie volverá a preocuparse por ella del modo que lo hacían sus padres, nadie la cuidará igual que
ellos. La única vez en la que __________ va a poder experimentar un lazo así será cuando ella misma sea madre. E incluso en ese momento necesitará a su propia madre y ella no estará allí. Ella no estará allí porque ha muerto. Muerto. Con décadas de antelación.
Y a __________ la sorprende, la sorprende muchísimo, que la cuchilla haya conseguido anestesiarla durante tanto tiempo, porque el sentimiento que la invade ahora es tan abrumador, tan apabullante, que necesitaría más que un par de cortes para transformar su angustia.
Se lleva la mano al estómago por miedo a partirse en dos del dolor. Niall no le dice
nada, simplemente le separa el pelo de la cara y de vez en cuando le limpia las
lágrimas.
—No... No... No... —Se le cortan las palabras—. ¡No soy la hija de nadie! —dice __________ como si fuera algo que acabara de descubrir—. Y ya sé... ya sé que debería sentirme mal por mi hermano, que... que...—Para un segundo. Jadea y aspira aire con tanta fuerza que tiene miedo de estar hiperventilando.
—¿Puedes respirar? —le pregunta Niall.
—Sí, o sea no. Dame un segundo. —__________ se seca la nariz con la mano—. Eso no ha sido muy educado, perdona. —Le sale una risa un poco histérica—. No puedo respirar cuando lloro tanto... Y no recuerdo... la última vez que lloré así.
—Debería... Debería sentirme mal por Josh porque él tampoco tiene padres. Y ya sé...
ya sé que debería también sentirme mal por mis padres porque ellos no sabían, al
despertarse, que ese iba a ser el último día de su vida... —Le aprieta las manos con
tanta fuerza que no entiende cómo es que no grita de dolor—. Pero solamente puedo
pensar en que yo ya no soy la hija de nadie...
Durante unos segundos para de hablar e intenta secarse los ojos. Pero es inútil, como intentar contener un maremoto. Sus manos se entrelazan con las de Niall y le coge de las muñecas y se vuelve para mirarle a la cara mientras los dos siguen sentados junto a la ventana.
Se para con un nuevo ataque de llanto y se queda sin aire.
—¿Quieres una bolsa de papel o algo? —Niall parece asustado.
—No, no... Es solo que... yo nunca volveré a ser la hija de nadie. —__________ continúa después de unos minutos—. Y tenía razón cuando empecé... cuando empecé a cortarme, porque tú debes pensar que esto no es tan horrible, que las chicas lloran, que la gente llora, pero te equivocas, te equivocas porque cualquier cosa... cualquier cosa... sería mejor que esto. Lo... lo siento. —intenta respirar—. Siento haberte puesto en esta situación. —__________ vuelve a secarse las lágrimas. Aún tienen las manos cogidas y __________ puede sentir el dorso de la mano de Niall en su frente—. Cuando te pedí que me trajeras aquí no estaba pensando en esto... No esperaba esto... O tal vez sí...Yo... Ni siquiera lo sé.
—__________, no me has puesto en ninguna situación.
—Necesito un Kleenex —dice sorbiéndose la nariz.
Niall libera sus manos de las de __________, coge el puño de la sudadera y le limpia la nariz con él.
—Qué romántico —le dice con vergüenza.
—Bueno, pues no te creas. No haría esto por nadie más en el mundo.
—Yo... Bueno... Eso es lo más... Yo... —__________ empieza a hipar—. Perdona. Es que me entra un hipo tremendo cuando lloro. —Le coge la sudadera y vuelve a secarse la nariz con ella—. Soy un desastre. —Se le escapa una risa temblorosa—. Pero ¿sabes qué? Yo tampoco me limpiaría la nariz en la sudadera de otra persona. —Vuelve a hipar.
—¿Quieres un vaso de agua para el hipo?
—No. —__________ niega con la cabeza—. No, gracias. Pero ¿sabes qué me apetece? ¿Me puedes traer mi chocolate caliente? Lo dejé junto a la puerta.
—Bueno. —Niall se encoge de hombros. Al cabo de unos segundos regresa—. Toma. —Le mira dubitativo cuando ella le da el primer sorbo—. ¿Está bueno, eso?
—Bueno. —__________ hace una mueca—. Depende de lo que entiendas por bueno. A estas alturas parece más bien agua encharcada.
—¿La has probado alguna vez o qué? —le pregunta Niall mientras se vuelve a sentar a su lado.
—Supongo. —__________ deja el vaso en el suelo. Se reclina sobre los cojines con un suspiro—. Gracias —dice de repente.
—¿Por qué?
—Gracias por haberme traído aquí. Y gracias por no decirle nada a mi hermano.
Gracias por ser tan...
—Estás llorando otra vez. —Niall se cambia de postura para poder tenerla entre sus
brazos.
—Ya lo sé, pásame tu sudadera.
—Bueno, espera. —Le limpia las lágrimas—. ¿Te va a volver a dar el hipo?
—No. —__________ niega con la cabeza.
—¿Quieres que nos quedemos aquí, no sé, a dormir un poco o algo así? ¿O quieres
volver a casa de tu hermano? —dice Niall después de unos minutos.
Pero __________ no quiere hacer ninguna de las dos cosas. Y está totalmente sorprendida al sentir qué es lo que realmente quiere. La última media hora no es que haya sido muy propicia para la pasión. Y sin embargo, allí sentada con él junto a la ventana, rodeada por sus fuertes brazos, sabe que si puede sobrevivir al llanto hay muchas otras cosas a las que puede sobrevivir. Y que si hay algunas cosas que ella ya ha perdido para siempre, hay otras que aún no ha empezado a experimentar. Y también sabe que lo que desea no viene dado porque la pasión sea el antídoto contra el dolor, sino porque es la más natural, más perfecta y más completa expresión de lo que siente por él.